Elisa Monteiro, Yulianna Acuña, Luiselena Gutiérrez, Anya Kondamani, Isobel Kremer, Ashley Sarkisian
“New York City has led the nation in answering the call to support arriving asylum seekers, and we are doing that again today”1
Eric Adams, alcalde de Nueva York
En el verano de 2023 el Asylum Application Help Center abrió sus puertas a los inmigrantes en el edificio de la American Red Cross (520 West 49 Street). El alcalde Eric Adams declaró que la misión del centro era “actuar con presteza para asegurar el bienestar de miles de inmigrantes // [to] act swiftly to ensure the well-being of […] thousands of migrants”. El objetivo principal del centro era ayudar a los clientes a llenar el formulario de solicitud de asilo ‘I-589’. A través de este programa, los inmigrantes tienen la oportunidad de programar citas individuales sin costo alguno y recibir ayuda para llenar y enviar sus solicitudes a las agencias gubernamentales de migración, como el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y la Oficina del Asesor Jurídico Principal (OPLA ICE).
Por su complejidad y naturaleza jurídica, el trabajo en este centro de asistencia es realizado mayormente por abogados o estudiantes de derecho, quienes donan sus horas de trabajo de manera gratuita al centro. También tienen a disposición intérpretes de varios idiomas –principalmente español, wolof y francés– para que los solicitantes que no hablan inglés puedan articular su historia adecuadamente, con la seguridad de que alguien con suficiente conocimiento de su idioma les ayudará a escribir exactamente la narrativa que quieren presentar. El centro es una clínica pro se; es decir, proporciona servicios legales gratuitos a personas que se representarán a sí mismas en el tribunal. Los asistentes verifican que el formulario contenga toda la información relevante y que cumpla con los requisitos necesarios para ser aceptado legalmente. Los asistentes incluyen en el formulario, como parte de la narración, una frase que señala que la narración presentada es un resumen, lo que permite que los solicitantes puedan añadir más detalles en el momento de presentarse ante un juez.
Debido a la creciente crisis migratoria2, la oficina del provost de NYU –junto con el departamento de español y portugués– organizó un grupo de estudiantes bilingües para apoyar el trabajo en el centro, asignándolos como asistentes. El centro desarrolló un currículo de entrenamiento para aquellos voluntarios sin conocimiento jurídico para agilizar el trabajo. Es un trabajo muy burocrático, ya que el éxito de una petición de asilo depende en gran medida de la forma en que se llena la solicitud.
Fue en este contexto que nos incorporamos al voluntariado organizado por la universidad. Todos los estudiantes recibimos capacitación en materia legal de la profesora Lourdes Dávila y, exclusivamente para los voluntarios del departamento de español y portugués, un entrenamiento específico para el manejo de víctimas de trauma con la oficina del Wellness Center de NYU. Dado que la solicitud de asilo se basa principalmente en el miedo a la persecución o violencia –ya sea porque ocurrió antes o porque la persona tiene motivos para creer que ocurrirá si regresa a su país de origen– es un trabajo que implica un contacto cercano con personas que sufrieron traumas graves. De hecho, es fundamental obtener la mayor cantidad de detalles posibles sobre estas experiencias para que la petición de asilo sea exitosa.
Un mes antes de empezar la pasantía, el centro de ayuda nos proporcionó recursos para familiarizarnos con el proceso y los documentos legales. Nos enviaron un video que repasaba cada paso de la solicitud y contenía información sobre todos los aspectos del proceso de asilo, incluyendo las líneas del tiempo, los acuerdos de alcance limitado y los criterios de elegibilidad para asilo. Junto con el video recibimos dos copias del formulario de asilo: una copia de ejemplo y otra en blanco. También nos enviaron una copia del formulario en español, un recurso clave para elaborar el glosario en español que necesitaríamos para explicarle el formulario a los clientes que no hablaban inglés. Es cierto que los escenarios posibles son múltiples y que un solo ejemplo podría ser insuficiente. Aunque en el futuro sería conveniente tener una práctica más completa, la capacitación que recibimos antes de comenzar fue bastante sólida, y el grupo del departamento de español y portugués no solo se sintió preparado, sino también muy emocionado de empezar a trabajar con el Asylum Application Help Center.
Desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde o, mejor dicho, hasta las seis o siete de la noche, trabajamos en el cuarto piso de la American Red Cross ayudando a una, dos o tres familias de inmigrantes en nuestros cubículos. En cada cubículo había una silla de computadora y dos sillas adicionales para que se sentaran los padres; usualmente los hijos se acomodaban en el piso. Las decenas de cubículos disponibles en el centro siempre estaban llenos.Es alentador ver cómo tantas personas utilizan este recurso y, como voluntarios, esta escena un tanto desconcertante nos recordaba constantemente que estábamos contribuyendo a lograr una diferencia real. Como promedio, un caso toma unas seis horas de principio a fin. Todo está bien organizado en la medida de lo posible para un centro de asistencia, aunque hay una tensión evidente que corre a lo largo de todo el espacio. Fueron días largos y muy burocráticos, pero de enorme satisfacción y casi siempre teníamos la sensación al final del día de haber cumplido con nuestra misión. Se trataba de una satisfacción precaria; el regocijo de poder completar este paso no eliminaba nuestro conocimiento de que se trataba de solo un momento en su arduo y largo viaje. Sabíamos que este momento no culminaría necesariamente en el asilo deseado. Entre nosotros había voluntarios cuyas familias también habían inmigrado; aún así, no podíamos imaginarnos en su lugar, sobre todo después de escucharles hablar sobre la violencia que habían soportado o la duración y dificultad de sus viajes para llegar a los Estados Unidos.
Durante nuestros meses allí, pudimos observar que este espacio de asistencia también funciona como una red de apoyo emocional para las ansiedades, dudas e inseguridades de los cientos de inmigrantes que pasan por sus puertas cada día. Muchos de los clientes son inmigrantes recién llegados de Centroamérica. Estas familias tienen en común el español y varias de ellas venían del mismo albergue en la ciudad. Para estas familias, este espacio representa seguridad y resguardo. El centro, que empezó solo para ayudar a los solicitantes de asilo, evolucionó además para asistir a los inmigrantes con sus solicitudes de permiso de trabajo y de “Temporary Protected Status (TPS)”. Nuestros cubículos son lugares donde son comprendidos y escuchados por un asistente o un traductor que interpreta su historia. La solicitud puede ser muy difícil de entender incluso si el inglés es tu primer idioma, pero si no entiendes el inglés, es casi imposible completarla correctamente. El idioma crea una barrera lingüística casi infranqueable para muchos de los inmigrantes que no hablan inglés. En el centro, la capacidad lingüística no es un obstáculo para recibir ayuda y consejos cruciales para su situación legal, bienestar económico y ubicación física.
En términos prácticos, para lograr el funcionamiento de este centro existe una jerarquía y estructura escalonada rígida. Los asistentes forman la base de la jerarquía, pero dentro de esta categoría también existen diferencias: los voluntarios que han participado en el centro antes, los que trabajan múltiples días a la semana, los recién llegados, los que tienen un dominio del vocabulario legal necesario, los que ya conocen a los traductores y los que no necesitan un traductor. Mencionamos estas distinciones porque afectan directamente al éxito del trabajo y a la finalización de la solicitud en el menor tiempo posible. Un asistente que recién se incorpora al voluntariado puede tardar más en completar la solicitud que otro con experiencia previa. El hecho de depender o no de un traductor también puede facilitar o dificultar el trabajo: los traductores ya conocen el proceso y pueden ayudar a un asistente nuevo. Sin embargo, si el asistente domina el idioma, trabajar con más de una persona en el desarrollo de la solicitud puede extender el tiempo necesario para completarla. Arriba de los asistentes están los supervisores, quienes son abogados de inmigración que trabajan de manera permanente en el centro.
La solicitud de asilo requiere tres revisiones antes de su envío; dos de ellas –la primera y la última– son realizadas por los supervisores. La primera revisión se hace en el cuarto piso del AAHC, donde se redacta e imprime la mayor parte de la petición. Ahí, el supervisor corrige errores gramaticales y si la solicitud puede hacerse en línea, asiste al inmigrante a navegar la página web del “United States Citizenship and Immigration Services”. Además, el supervisor instruye al asistente en la preparación adecuada de los documentos que deben acompañar la solicitud, como la corrección de direcciones o cómo asegurarse de que la corte reconozca que la solicitud fue presentada en un centro de ayuda, entre otros.
Después de las correcciones iniciales, el asistente y sus clientes bajan al tercer piso para empezar el proceso de envío. Dado que este procedimiento es complejo, el centro brinda asistencia con el estampado, copia y envío de las solicitudes. Este espacio se llama la “sala de correo”, pues en la mayoría de los casos el envío de la solicitud de asilo se hace por correo físico a la corte migratoria de Nueva York y a la fiscalía del gobierno (ICE). En la sala de correo, la petición es revisada una segunda vez por un asistente paralegal que trabaja a tiempo completo en el centro. Esta persona se encarga de verificar que todas las páginas necesarias estén incluídas y que los documentos estén firmados correctamente.
El último paso es la revisión final y el envío. La espera para esta revisión puede tardar de cinco minutos a dos horas, lo que parece ser uno de los mayores desafíos logísticos del centro. La última revisión toma, en promedio, unos cuarenta minutos, durante los cuales el abogado revisa nuevamente la solicitud, responde las preguntas de los clientes, se encarga de hacer las copias necesarias del documento y organiza el envío. Si el asistente necesita corregir algún error en la solicitud, el envío se retrasa ya que debe regresar a su cubículo en el cuarto piso, reimprimir el documento y volver a bajar. Aunque cada sección tiene su propio supervisor en los demás pisos, en la sala de correo solo hay un máximo de seis supervisores, con un promedio de tres trabajando al mismo tiempo. Esto provoca largos tiempos de espera, los cuales retrasan el expediente. Nos preguntábamos frecuentemente por qué no había más supervisores en la sala de correo y por qué no se podían habilitar más salas para agilizar esta etapa del proceso. Éramos conscientes de que las horas de espera al finalizar la solicitud era tiempo en el que podríamos haber ayudado a otras familias. Esto no es culpa de nadie, es simplemente el resultado natural de un proceso increíblemente difícil y de una organización que atiende a cientos de clientes pero no cuenta con suficientes empleados. Debido a que las organizaciones de servicio público como el AAHC no reciben suficientes fondos para operar como una empresa tradicional, asumimos que su principal prioridad es encontrar asistentes de solicitud, abogados y traductores. Como resultado, no hay muchos puestos que se centren en la optimización y la logística interna.
Aunque, como asistentes no brindamos asistencia jurídica directa a los inmigrantes, es necesario tener conocimientos en este campo para comprender el contenido de la solicitud. Por ejemplo, la pregunta 6 de la parte C del formulario de solicitud de asilo I-589 pregunta: “Have you or any member of your family included in the application ever committed any crime and/or been arrested, charged, convicted, or sentenced for any crimes in the United States (including for an immigration law violation)? // ¿Usted o algún miembro de su familia incluido en la solicitud alguna vez ha cometido algún crimen o ha sido arrestado, recibido cargos, condenado o sentenciado por algún crimen en los Estados Unidos?” (traducción al español proporcionada por la Ciudad de Nueva York). Al no contar con una formación jurídica extensa, solo entendimos después de meses y gracias a los consejos de supervisores que si un inmigrante cruza la frontera y es admitido al país sin una visa o bajo libertad condicional, ya había cometido un crimen en los Estados Unidos, incluso si no había sido arrestado ni detenido en la frontera. Era crucial saber cómo especificar esta información en el formulario. ¿Qué elementos eran absolutamente necesarios? ¿Qué detalles sobre las infracciones cometidas en los Estados Unidos, consideradas como delitos, debían aparecer en el formulario? Las discrepancias en las respuestas no solo podían perjudicar al cliente, sino que también ralentizaban nuestro trabajo y generaban ansiedad entre los asistentes. El formulario I-589 tiene doce páginas y solo la parte C contiene seis preguntas, algunas con subsecciones. Aunque pueda parecer sencillo, las diferencias de criterio entre los supervisores se convirtieron en verdaderos obstáculos en el proceso.
Sin embargo, uno de nuestros aspectos favoritos del centro fue el sentido tácito de pertenencia a una comunidad con un objetivo común. Dadas las circunstancias de todo lo que estábamos haciendo allí, era evidente que estábamos en un entorno difícil y de mucho estrés. Todos los asistentes son atentos y amables entre sí. Es fácil dejarse llevar por las formalidades, pero de vez en cuando recordábamos el objetivo común que todos compartimos: ofrecer a los clientes la mejor oportunidad para escapar de la situación de peligro que enfrentan en su país de origen y solicitar asilo en los Estados Unidos. Cualquier pregunta, preocupación o confusión era respondida de buen grado por cualquiera que pudiera ayudar. Cualquier cambio que se necesitara realizar se hacía con respeto, siempre con el fin de beneficiar al cliente.
Hay dos tipos de casos posibles en esta solicitud de asilo: los casos afirmativos y los casos defensivos. El caso afirmativo ocurre cuando el aviso de comparecencia (NTA-Notice of Appearance) no se ha presentado con USCIS (inmigración) o no hay un aviso de comparecencia si el inmigrante entró por su cuenta, fuera de la vista de la patrulla de fronteras. Defensivo ocurre cuando el aviso de comparecencia se ha presentado con USCIS. El defensivo es más largo y contiene más partes al no tener una cita agendada todavía con la corte, pero es el más común.
¿Qué tipos de casos manejamos en el centro? El miedo a la persecución en el país de origen es la condición esencial para la solicitud de asilo. Este miedo debe estar vinculado a la incapacidad o falta de voluntad del gobierno para proteger al solicitante (o porque es el gobierno mismo el que origina la presecución) y debe cumplir con al menos uno de los seis requisitos establecidos: persecución por nacionalidad, raza, opinión política, religión, tortura o pertenencia a un grupo social particular. Sin embargo, no todos los inmigrantes que recibimos califican para el asilo según las pautas legales establecidas. Y, aunque sea una situación incómoda para nosotros, la directriz en el centro a menudo era ayudar a los solicitantes a completar el formulario, dejando la decisión final en manos de las autoridades de inmigración. Sin embargo, ¿hasta qué punto un formulario basado únicamente en la migración para una mejor condición económica sería aceptado por las autoridades? Uno de los abogados asistentes nos explicó algo muy importante sobre estos casos. Según él, el trabajo que hacíamos era increíblemente gratificante, ya que brindábamos ayuda a diversas personas, lo que generaba un sentimiento de satisfacción. Sin embargo, también nos señaló que, aunque muchas personas tenían historias extremadamente difíciles y vivían en una precariedad absoluta, lamentablemente no cumplían con los requisitos legales para obtener asilo en los Estados Unidos.
Aunque la mayoría de los casos con los que trabajamos provenían de Latinoamérica, los motivos por los cuales los solicitantes de asilo dejaron sus países varían según el país de origen. Por ejemplo, el país de donde más recibimos solicitudes de asilo es Venezuela, donde la gran mayoría de los solicitantes dejaron sus hogares por persecución política. Muchos de ellos se oponen al gobierno de Nicolás Maduro y temen regresar a Venezuela por las represalias de las autoridades, que los persiguen por participar en protestas o por estar relacionados con personas que abiertamente se oponen al régimen. También había casos de discriminación política y privación a recursos necesarios, como alimentos o atención médica, por no poseer el carnet de la patria, una identificación obligatoria que da acceso a estos servicios. Otro de los motivos frecuentes es la violencia y persecución por orientación sexual, donde varios miembros de la comunidad LGTBQ+ sufren de acoso o discriminación.
En Ecuador, el principal motivo de asilo es la extorsión y violencia de pandillas, donde estas organizaciones criminales, con respaldo gubernamental, extorsionaron y amenazaron a los solicitantes para que pagaran por la protección de sus negocios. Este mismo fenómeno también se observó en muchos de los casos provenientes de Perú. Además, algunos solicitantes ecuatorianos buscaban asilo debido a la persecución por su identidad indígena, ya que participaron en protestas para defender sus derechos.
En Nicaragua, muchos solicitantes dejaron su país debido a la represión política y la violencia extrema, especialmente aquellos que se oponen a la manipulación electoral del actual gobierno. También hay casos relacionados con violencia sexual en contra de las mujeres, quienes no pueden buscar refugio con las autoridades estatales, ya que los atacantes a menudo tienen vínculos con las instituciones gubernamentales y están protegidos por estas.
Además, existen solicitantes provenientes de África del Norte, especialmente de Senegal y Mauritania. En Mauritania, el motivo principal de asilo es la discriminación racial y la esclavitud por ascendencia, una práctica que persiste en ciertas comunidades, a pesar de estar oficialmente abolida. En Senegal, la mayoría de solicitantes huyen debido a la persecución política, al apoyar a los partidos rivales del gobierno actual.
Algunos casos particularmente difíciles se relacionaban con individuos que habían migrado porque sus trabajos les habían exigido participar en actividades violentas o ilícitas. En estos casos de persecución, nos preguntábamos hasta qué punto era posible corroborar las historias que los solicitantes narraban. ¿Cómo demostrar su inocencia si habían participado, en contra de su voluntad o creencias, en actividades delictivas? Ante estas situaciones, los abogados sugirieron que los solicitantes consideraran pedir asilo a través de la “Convención en contra de la Totura // Convention Against Torture”. Era difícil, en esas ocasiones, completar el formulario con los clientes, sabiendo que existía una alta posibilidad que su solicitud no fuera aceptada. Para nosotros, como asistentes novatos, estos dilemas morales siempre nos generaban una profunda incomodidad.
Todos los casos fueron emocionalmente difíciles para nuestro equipo; no existe una coraza que permita escuchar estas historias a diario sin verse afectado de algún modo. Sin embargo, sabíamos que mantener nuestra entereza era necesario para poder brindar la mejor ayuda a los solicitantes.
Un aspecto muy importante a considerar en un trabajo como este es que te enfrentas a diversas situaciones e historias que abordan temas difíciles. En muchas ocasiones, redactar la historia de otra persona puede resultar desafiante y reflexionar durante el proceso de redacción del reclamo puede volverse complicado e intenso. Tanto el Centro de Ayuda como la profesora Lourdes Dávila siempre se esforzaron por destacar la importancia de cuidar no solo la salud mental del cliente, sino también de los asistentes que participaban en el proceso.
En noviembre, la profesora Dávila organizó un taller de bienestar para ayudarnos a manejar el impacto emocional del trabajo en el centro y reconocer los signos físicos y mentales de haber sido afectados por las historias que escuchábamos. La sesión, dirigida por una de las mejores terapeutas de NYU, nos permitió comprender la importancia de tomarnos el tiempo necesario para reflexionar y procesar nuestras experiencias. Aprendimos que escribir sobre lo vivido podía ser una herramienta valiosa para nuestro bienestar, ayudándonos a cuidar de nosotros mismos mientras continuábamos brindando un excelente servicio a nuestros clientes. Al final, comprendimos que no existe un servicio genuino a los demás que no comience y termine con el cuidado de uno mismo.
Al cabo, ¡nos encantó este trabajo! Fue una experiencia muy necesaria y gratificante. No importa cuán frustrante o complejo haya sido nuestro día, siempre terminamos con la sensación de un trabajo cumplido. Está pasantía ha sido una de las experiencias más formativas de nuestras vidas. Y a pesar de las fricciones, el ambiente de trabajo fue genial. Los trabajadores tienen buen ánimo, los clientes, en general, son personas muy interesantes y las pláticas a la hora de la comida siempre son alegres en la sala de descanso. Es la clase de trabajo donde se puede medir el éxito fácilmente –cuánto tiempo tardas en completar una solicitud y cuantas correcciones te dan– y pudimos acompañar nuestro progreso y el éxito de nuestro trabajo con gran satisfacción. El apoyo de los asistentes legales, Marissa y Alejandro, dos de los organizadores del centro, fue crucial para nosotros. Nos sentimos apoyados por NYU, al empezar con el entrenamiento para el manejo de víctimas de trauma que nos proporcionó el lenguaje y la manera de manejar nuestras propias reacciones a las historias impactantes de otros de forma fluída. Y el apoyo de nuestra coordinadora de pasantías, la profesora Lourdes Dávila, fue imprescindible. Recomendamos a todos ser voluntarios y ayudar a causas como esta para aprender más sobre las realidades que existen más allá de cada uno de nosotros y ofrecer ayuda a los que más la necesitan. Las habilidades que aprendimos en esta pasantía fueron herramientas de un valor incalculable que podremos utilizar en cada una de nuestras profesiones futuras, no importa cuál sea el campo de estudio o trabajo donde decidamos estar.
Sabemos que el Asylum Application Help Center no es un lugar perfecto. Como casi todas las instituciones gubernamentales, hay varios problemas en su organización. Para estos centros, estos problemas ocurren por su reciente creación y se acentúan por la gran cantidad de personas que tienen que asistir diariamente. Por todo esto, creemos que sus miembros hacen un trabajo increíblemente bien hecho. Los inmigrantes son parte integral de nuestro país que se suman al crisol cultural que constituye los Estados Unidos de Norteamérica. Ha sido un privilegio para nosotros ayudar ahí y tener el honor de custodiar la historia de tantos actuando como traductores de sus vidas frente al sistema jurídico de los Estados Unidos.
Finalizamos este texto a dos días de la inauguración de un nuevo presidente que ha dejado muy clara su posición con respecto de los inmigrantes y su destino. Desde 1989, Nueva York es una ciudad santuario. La orden ejecutiva del entonces alcalde Ed Koch prohibió a la ciudad cooperar con los funcionarios legales de inmigración. Con el paso de los años, la orden se fortaleció a favor de los inmigrantes. ¿Qué nos depara el futuro cuando el mismo alcalde que contribuyó a la creación de este centro de ayuda donde nosotros trabajamos ahora promete trabajar mano a mano con el presidente? En respuesta al proyecto de deportación masiva del nuevo presidente, Adams declaró: “No quiero que las personas hablen unas contra otras. Quiero que las personas hablen entre sí. Y dejé en claro que no voy a estar en guerra con esta administración, voy a trabajar con esta administración // I don’t want people talking at each other. I want people to talk to each other. And I made it clear that I’m not going to be warring with this administration. I’m going to be working with this administration”. No parece haber ambigüedad alguna en estas palabras que convierten nuestro epígrafe inicial en este trabajo en una burla cruel. A diferencia de los vaivenes del alcalde de la ciudad, todos los que trabajamos en el otoño de 2023 en el centro de asistencia nos mantenemos firmes en nuestra posición con respecto del derecho de los inmigrantes a habitar nuestra ciudad y a tener la posibilidad de acceder a un mejor futuro.3
Notas
1. Oficina del alcalde, Ciudad de Nueva York. “El alcalde Adams lanza el Centro de Ayuda para Solicitudes de Asilo para ayudar a los recién llegados a solicitar autorización de trabajo”. The Official Website of the City of New York, 2023. Red.
2. Según City & State New York, los números de inmigrantes que han llegado a la frontera de los Estados Unidos y a la Ciudad de Nueva York ya superan 200,000.
3. Editado por Bianca Nolte Sylvester y Lourdes Dávila. En la fecha de edición de este documento no habíamos podido corroborar si el centro de ayuda todavía está en funcionamiento.