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ESFERAS

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cuerpos en la historia: habitar espacios

Comité editorial de Esferas 16
Más allá de ocupar un espacio, habitar es vivirlo de forma creativa, simbólica y libre [...] Hacer ciudad implica una forma de marcar simbólicamente los espacios, la forma de vernos, de escucharnos, de acercarnos los unos a los otros [...] es nuestra conciencia hecha espacio. Es una de las mejores formas de ver cómo nos entendemos y cómo somos, cómo entendemos la comunidad, la protección, la hospitalidad, la diversión, la ayuda. 

Juan Carlos Mansur Garda, “Habitar la ciudad”

¿Qué es, en esencia, habitar un espacio? Esferas 16 surgió como corolario de la propuesta del último número de la revista, movimiento/movimientos, a partir de la conciencia del desplazamiento de los cuerpos en el espacio y en el tiempo como fundamento del movimiento de la danza y los movimientos políticos. El movimiento de los cuerpos invoca el espacio y es capaz de trazar cartografías sociales que reflejan cómo las personas perciben y se relacionan con su entorno, cómo diseñan espacios en común. Esferas 16 se ocupa de esas percepciones y relaciones. Al pensar en el movimiento de los cuerpos en el espacio y en la historia, debemos preguntarnos cómo damos forma a esos espacios que habitamos –y cómo estos a su vez nos dan forma a nosotros. Esferas 16 apuesta a nuevas posibles formas de transitar, habitar, ocupar, transformar y definir los territorios desde el movimiento colectivo de los cuerpos en el espacio. Y piensa en todos los trabajos de esta revista como un modo de establecer cartografías sociales ya existentes y posibles en el futuro.

El portafolio del fotógrafo boricua Luis Carle, junto con la curaduría de Arnaldo Cruz-Malavé y Gregory da Silva, da cuenta de las relaciones de los cuerpos con el espacio y la historia. En la foto de la portada para este número, “Lance on Christopher Street” (2023), como nos señala Cruz-Malavé, aparece el cuerpo de la “draga que, aparentemente sentada pero sin asiento visible, parece estar suspendida y sostenida por la luz estelar del poste que la ilumina y la fuerza y seguridad de su singularidad compartida”. Sí, se suspende en absoluta calma en el espacio de la ciudad que marca un eje clave en la historia del movimiento de los derechos LGBTQ+: los disturbios de Stonewall de junio de 1969. Pero como añade Cruz-Malavé, el espacio se transforma en un espacio íntimo. La draga se suspende transitoriamente en el espacio y el tiempo, toma el espacio fotográficamente en un acto de permanencia; así, lo marca, lo repite, lo teatraliza.

El ensayo de Arnaldo M. Cruz-Malavé reflexiona sobre la obra de Luis Carle, enfocándose en cómo su fotografía captura el poder subversivo y transformador de la cultura drag y la performance queer en el East Village. Rememora los años ochentas –cuando Wigstock desdibuja las líneas entre la performance y la vida cotidiana y la ciudad se convierte en un escenario de inconformidad de género y rebeldía: “la ciudad había sido tomada por las dragas, y una subversión general de las prácticas de género y su performance se había poseído del espacio urbano, trastocando su devenir y sus normas”.

En lugar de identidades fijas, las fotos revelan interacciones dinámicas y espontáneas. Malavé maneja la obra fotográfica de Luis Carle para fijar sus múltiples interacciones con el espacio citadino, yuxtaponiendo sus señales y sus acelerados cambios con el movimiento de los cuerpos a lo largo de la historia. Las fotos de Luis Carle reinterpretan los códigos y los espacios urbanos, desafían el uso de las calles, el transporte y la arquitectura, mostrando la intimidad subversiva de la vida queer en tránsito. Confirmar la (re)aparición de estos espacios en su presente efímero, hacerlos perdurar en la historia, animar el futuro desde la conciencia del y coincidencia con el pasado: el arte fotográfico de Luis Carle y el ensayo de Arnaldo Cruz-Malavé que lo acompaña definen la potencialidad del desplazamiento de los cuerpos y la capacidad artística de permanencia que busca este número de Esferas.

El 9 de octubre de 2023, NYU anunció la contratación de Eve Tuck como James Wheldon Johnson Professor de estudios indígenas y como directora fundadora del nuevo Center for Collaborative Indigenous Research with Communities and Lands en NYU. A tono con esta contratación y la fundación del centro, el Departamento de Español y Portugués de NYU les dio la bienvenida a Paulina Pineda y Renzo Aroni Sulca –ambos expertos en el área de estudios indígenas en Latinoamérica–, quienes accedieron generosamente a contribuir con el dossier de este número de Esferas. En su ensayo “Pictures from a Non-Vanishing Guigu Bi’cu’nisa” Paulina Pineda nos acerca físicamente al río Guigu Bi’cu’nisa y establece cómo el conocimiento indígena y el arte promueven una nueva manera de habitar el territorio en su presente por medio de un reconocimiento de los saberes del pasado. Al hacernos mirar en sus descripciones la basura que cubre el entorno del río, Pineda nos pregunta: “What does it mean to engage in ecological issues starting from waste?” Su acercamiento, si bien incluye un estudio estético sobre cómo el arte puede servir de interrupción y denuncia, busca enfrentarnos a la realidad actual de la contaminación ambiental y nos anima a participar, estética y físicamente, en la historia y memoria del entorno y su posible continuación vital. La documentación artística visual de Guigu Bi’cu’nisa se convierte en una manera de aferrarse al lugar frente a los procesos de extractivismo colonial. Las fotografías muestran al espectador pruebas de un paisaje amenazado, pero también pueden interpretarse como evidencia de su resistencia. Invitan a considerar la violencia de la desaparición ecológica y la importancia de preservar lo que aún respira mediante la creación de colectividades dirigidas tanto a la creatividad como a la preservación ecológica.

Renzo Aroni Sulca, en “Quechua Rap: Reimagining Indigeneity and Resisting State Violence in Peru”, demuestra cómo el rap indígena en quechua tiene la capacidad de confirmar historias de opresión y represión y de desmantelar narrativas coloniales: lxs raperxs utilizan la lengua quechua y aymara, y su presencia y visibilidad como cuerpos indígenas, para crear y expandir espacios físicos y sónicos, de Perú a Nueva York, en una sociedad fundamentalmente patriarcal y racista. El espacio del rap quechua, al igual que el cuerpo de sus cantantes, fusiona el lenguaje y la tradición oral quechua, sus sonidos, ritos, políticas e historias con los movimientos urbanos, desafiantes y transgresivos de la cultura hip-hop que tuvo sus orígenes en el sur del Bronx en Nueva York en la década de 1970.

Lxs raperxs quechuas utilizan la música para afirmar sus identidades políticas, llamando la atención sobre la explotación de sus tierras y la marginalización de sus comunidades. Llevan la lengua y la memoria indígena a espacios de los que históricamente han sido excluidos. Transforman conciertos, calles y plataformas digitales en escenarios de activismo y expresión artística.

Como señala Aroni Sulca, “Quechua rap has also created a space for female and non-binary rappers, such as Renata Flores, to enter the male-dominated hip-hop spaces”. Este cambio diversifica quiénes son vistxs y escuchadxs dentro del género, y desafía tanto los sistemas coloniales como patriarcales que han silenciado a mujeres indígenas y personas no binarias.

La presencia de estxs artistas redefine lo que puede ser la resistencia: se convierte no solo en una demanda de visibilidad indígena, sino en una reimaginación radical del poder cultural y de género dentro de los espacios públicos. El portafolio del fotógrafo peruano Víctor Zea, que acompaña el artículo de Aroni Sulca, narra esa conjunción de cuerpos, espacios e historias que van desde los campos de siembra o la cascada Occochaca en Ayacucho, a la plaza Juliaca en Puno, a Cusco (en el mercado Baratillo, o en conciertos en el centro) hasta Orchard Beach en el Bronx. Historia, lengua y música marcan los cuerpos y los espacios por donde se desplazan estxs jóvenes raperxs, sus familias y su audiencia.

El desplazamiento de los cuerpos, su percepción y acción en el espacio que habitan, tiene en este número de Esferas múltiples ramificaciones e interpretaciones. Se continúa aquí un enfoque en la intersección del movimiento del baile con el espacio y la historia que consideramos en nuestro último número. Nicole Zeballos, en “Dancing for Healing: Remembering Trauma through the Play Adiós Ayacucho”, analiza el movimiento, los gestos y la danza en la interpretación teatral de Adiós Ayacucho realizada por el grupo Yuyachkani para explorar los temas de trauma histórico, desigualdad social y lucha por la justicia durante y después del conflicto interno del Perú (1980-1990). Kuuga Ueda, a partir del ensayo de Michelle Clayton para Esferas 15 (“Dance as a Contact Zone”), entrevista a varios bailarines japoneses de baile clásico que trabajan en el extranjero para analizar, en “The Cultural Influence on Japanese Ballet Dancers Abroad”, cómo estos bailarines navegan los valores culturales de diversos países y las decisiones artísticas que deben tomar al trabajar en múltiples zonas de contacto. Ueda, bailarín japonés profesional de danza clásica, confirma que “the dancing body [is] a medium for projecting identity and place” al tiempo que señala cómo el intercambio cultural se manifiesta en el movimiento mismo y potencia nuevas posibilidades de expresión. Y en “Comunidad y baile: ‘Concrete City’ y Krump en NYC” la historia de Krump que analiza Isaac Ludgate no es solo la historia del viaje de este movimiento de Los Ángeles a Nueva York a Europa o la constitución transitoria de espacios para su expresión en distintos lugares públicos, estudios de baile o centros comunitarios de la ciudad de Nueva York; se trata también de la propia historia de Ludgate, el proceso de su entrada y aceptación al grupo, su aprendizaje del baile y la serie de relaciones que se establecen entre cuerpos que utilizan movimientos y gestos para expresar, de forma directa y cruda, sus sentimientos.

¿Cómo podemos movernos desde nuestros espacios académicos hacia y a través de los espacios de la ciudad para sumarnos a diversas causas y cartografías sociales, producir intercambios de saberes y generar nuevos conocimientos? Desde 2009, el departamento de español y portugués de NYU ha utilizado su programa de pasantías para construir estos espacios de tránsito y participación para sus estudiantes. Cada uno de los ensayos seleccionados para este número muestra de forma clara la esencial intersección entre la producción de saberes en las aulas y la acción en los espacios de la ciudad. “Un trabajo bien hecho” combina las experiencias de estudiantes que, en otoño de 2023, trabajaron en el Asylum Application Help Center, fundado por la oficina del alcalde de la ciudad de Nueva York para ayudar a los nuevos inmigrantes a llenar su solicitud de asilo. Por un lado el ensayo muestra el complicado y penoso sistema jurídico sobre el que se basa el proceso de asilo y la precariedad misma del espacio del centro, basado en la contribución de voluntarios con distintos niveles de conocimiento lingüístico y legal. Por otro lado, como señalan las escritoras, “durante nuestros meses allí pudimos observar que este espacio de asistencia también funciona como una red de apoyo emocional para las ansiedades, dudas e inseguridades de los cientos de inmigrantes que pasan por sus puertas cada día”. En “The Persistence of Truth in the Face of National Denial”, Anabella Ginebra realiza un recorrido y estudio de Memoria Abierta, institución para la cual trabajó en Buenos Aires durante sus estudios en NYU BA. Ginebra confirma la misión de Memoria Abierta: “It is the ultimate hope that Memoria Abierta’s ‘archives transcend us and become part, not just of our private patrimony, but of the patrimony of memory’ and that the continued effort to honor those who have vanished will long endure any contentious political efforts that threaten to ignore the truth of the past”. En estos tiempos de enorme inestabilidad social y política, dominados por la censura, el control de los espacios institucionales y los espacios físicos por los que nos movemos, el negacionismo histórico y la persecución de individuos a nivel nacional e internacional, será justamente el trabajo en y el testimonio sobre los distintos organismos e instituciones que van en pos de la verdad y la justicia los que producirán espacios de encuentro, marcarán historias y fortalecerán movimientos. En este sentido, el ensayo de Yulianna Acuña sobre su trabajo en la misión de Costa Rica en las Naciones Unidas y el de Camila Tiburcio sobre su participación en el programa R.O.S.E.S, nos permiten trazar dos tipos distintos de cartografías sociales. El primero confirma la relación íntima que existe entre los conflictos regionales e internacionales y la absoluta necesidad del organismo de la Naciones Unidas; el segundo da fe de la red de apoyo disponible para jóvenes de género-no conforme que enfrentan desafíos sistémicos como la expulsión de la escuela, los obstáculos para obtener bienestar social o el encarcelamiento. En este último caso, Tiburcio confirma cómo R.O.S.E.S. anima a adolescentes no privilegiados a desarrollar una agencia propia que les permite habitar los espacios sociales de los que se han sentido excluidos.

La proliferación de espacios de memoria (archivos y museos) ha generado en el presente amplias teorizaciones que reflejan las tensiones que existen tras su diseño, construcción e institucionalización. ¿Qué significa construir o habilitar espacios dedicados al arte de la memoria? En “Cartographies of Memory: the Architecture of Memory Museums in Latin America, Carolina Gomes Nogueira dirige su análisis a la arquitectura de dos museos de memoria, el Museo Memoria y Tolerancia, localizado en Ciudad México y el Museo Casa de la Memoria, ubicado en Medellín, Colombia. Dos teorías fundamentan su estudio. Gomes Nogueira explica cómo Serge Barcellini, en “L’invention de l’État dans les musées des guerres contemporaines”, divide los museos de memoria entre aquellos que fueron escenarios mismos de catástrofes (centros de detención, tortura y exterminio, campos de concentración) y aquellos que fueron diseñados y construidos después de los eventos para guardar la memoria de la historia. Al ocuparse de ejemplos de estos últimos, la autora describe la inserción estratégica de los museos de Ciudad México y Medellín en el espacio urbano y toma los conceptos de homotopía y heterotopía según los define Philippe Mesnard –siguiendo el concepto de heterotopía de Michel Foucault– para analizar “los elementos que conforman la tipología y topografía de la memoria en el espacio urbano”.

el cuerpo en la historia~habitar espacios. El título de la revista evita el término “ocupar” por su especificidad política, pero no su sentido o fuerza al pensar en las distintas formas en que los cuerpos se desplazan por y hacia los espacios públicos y privados, se reúnen para tomarlos y realizar reclamos. Nos dice Marina Sitrin en “Horizontalism and the Occupy Movements”:

But democracy is the crux of Occupy politics, and democracy practiced in such a way so as to upend vertical political relationships and expand horizontal ones. From these new forms of horizontal relationships, located in neighborhoods, villages, workplaces, and schools, and giving rise to novel forms of direct action, the Occupy movements will continue to grow. The question for the future is not how to create a plan for what a better country will look like, but how to deepen and broaden the assemblies taking place and how to enhance participatory democracy in the process. (75)

La “horizontalidad”, señala Sitrin, es el elemento clave de las ocupaciones que buscan consolidar nuevos territorios de participación política. ¿Pero cómo hablar de esa “horizontalidad”? ¿Cuántas “horizontalidades” existen? Su despliegue en los distintos espacios, como demuestra Ameya Tripathi en “‘Barrialidad’, ocupación y okupas: Ciudad Princesa de Marina Garcés” y Mariana Docampo en “Batalla campal”, es extremadamente complejo. Tripathi, al comentar el texto de Marina Garcés sobre el desalojo de los okupas del Cine Princesa en Barcelona, subraya la dificultad de teorizar y establecer similitudes ante “las diferencias entre los distintos tipos de ocupaciones, y okupas, en distintos momentos históricos”. El texto de Mariana Docampo, por su parte, vuelve visible la tensión entre la convicción política y la realidad de defender el territorio propio. Al invitarla a presentar el libro Tomar las aulas, Docampo reflexiona: “Justo en medio de un intento de toma me invitan a presentar un libro así?” ¿Cómo se intersectan y se resuelven las “ideas y percepciones de lo justo”, nuestras acciones en otros territorios en relación con el concepto de ocupación y la defensa del territorio propio?

La ficción y la poesía convocan la nostalgia y el horror de nuestros desplazamientos por la ciudad, nuestras relaciones con los otros, la invasión de nuestros espacios privados. Macy Young dibuja la marca del amor en “Madrid”, en esa “ciudad del vino y del baile//del facismo y los huesos frágiles […] la ciudad de Lorca donde bajo la sombra de alas oxidadas el duende erupciona desde los pies de la bailaora”. Diego S. Medina marca el operativo a domicilio que terminó con la vida de uno de los líderes de los macheteros en “Un héroe nacional” y la forma por la cual la rabia vivida en Vietnam se vuelve bocado local en la ciudad de Nueva York en “Don Gusteau Blasini”. Siguiendo quizá la estética de Mariana Enríquez, Camila Moreno Obregon transforma el espacio privado del hogar en puro “unheimlich” en “Apretados/Apartados”. Ann-Marie Gonzalez reúne el vasto espacio y las “partículas invisibles” de “ fragmentos de energía” en una caída al fondo de un acantilado en Nicaragua. Para la narradora de “Encuadritos”, de Sara Marrero, la palabra es quizá el único espacio posible y minado de constantes tránsitos entre los “cuadros” de su experiencia migratoria. Jimena Llamas va elaborando un encierro subterráneo y lleno de aliento a metadona que termina con la descomposición del cuerpo y del cuerpo del lenguaje. Elena S. Ramos Díaz persigue el suspiro del viento y los susurros que quedan en la casa de la abuela después del huracán María en Puerto Rico. En “Ai!”, Ana Luiza da Silva Mota dirige la mirada hacia su interior para explorar un espacio psicológico moldeado por el dolor continuo de su salud mental. La imagen central de un túnel largo y oscuro evoca un estado mental de aislamiento y encierro. El túnel se convierte tanto en escenario como en metáfora, expresando cómo las experiencias emocionales pueden transformarse en los lugares que habitamos. Exterior/interior, tiempo/espacio, pasado/presente: en “Essence. to the ones we lost”, Destiny Iheakanwa cierra su poema afirmando el fluir del espacio y la historia en su propio cuerpo: “Although they’re gone, their essence still remains//Still singing, speaking, dancing and laughing//Love flowing through lifetimes, crossing through planes//With every heartbeat, they flow through my veins.”

La entrevista con la coreógrafa y bailarina Diana Szeinblum, realizada para la revista Esferas en el verano de 2024, continúa con preguntas que formaron parte de nuestro marco crítico de Esferas 15: movimiento/movimientos. La entrevista propone examinar la deconstrucción gestual en la obra Adentro! (2017-2018) para abordar la relación entre política y estética. Comienza ubicando la obra Adentro! en el universo coreográfico de Szeinblum para conocer su acercamiento al movimiento de los cuerpos y la organización de los cuerpos en el espacio escénico. Adentro! trabaja con gestos y movimientos específicos del folclore argentino, los deconstruye, desmenuza, aumenta, aísla. A través de ese proceso de reducción o deconstrucción, la coreógrafa busca hacer visible lo que comúnmente se oculta bajo la superficie de la cultura y sus gestos. Una pulsión fundamental dirigía las preguntas de la entrevistadora, la profesora Lourdes Dávila: en esa labor de deconstrucción gestual, fundamental en toda la obra de Szeinblum y donde puede verse la influencia de Pina Bausch, con quien trabajó por un tiempo, ¿es posible realizar un proceso de “desaprender gestual”, es decir, de modificar las inscripciones gestuales que la cultura realiza en los cuerpos? Existe, dentro de la agencia política de la danza que todos aceptamos, ¿la posibilidad de desaprender?

Como todos los años, Esferas se complace en presentar los resúmenes de las tesis subgraduadas del departamento de español y portugués. Este año todas las tesis se relacionan de una forma u otra con el tema de nuestra revista. Dos de las tesis trabajan con el concepto de language brokering (intermediación lingüística); la diversidad de la teorización y metodología de Yahir Bahena y Madison Yousefzadeh es reflejo de la complejidad del rol de aquellos que tienen que navegar una diversidad de dinámicas de poder y desarrollar, como nos dice Yahir Bahena, competencias cognitivas y sociales específicas. La tesis de Sam Moscoso se aproxima a la curaduría y archivo de espacios de memoria y examina las tensiones subyacentes al caso específico de El Salvador y el modo como la historia escribe el rol de la iglesia y las acciones del FMLN durante el conflicto. ¿Cuál es la relación entre estética y política en la creación, curaduría y funcionamiento de estos espacios? Por último, Gabriella Radice, al observar los distintos grupos que interactuaron para legalizar el aborto en Argentina, enfatiza la entrada del lenguaje médico y de salud pública en el espacio de activismo para legalizar el aborto.

El espacio está definido por quienes lo habitan; es un reflejo vivo de quienes lo transitan; es una entidad que respira, se transforma y recuerda. En este sentido, habitar el espacio es una práctica íntimamente ligada a la relación de los cuerpos con los territorios. Esta noción es la base de la decimosexta edición de Esferas; a través de una variedad de obras –fotografías, ensayos, relatos, poemas, traducciones– vemos cuán profunda es esta relación. Esta edición no es solo una oda a quienes habitan el espacio, sino también al espacio habitado, a las formas en que se mueve, se transforma y fluye con vida.

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Quechua Rap: Reimagining Indigeneity and Resisting State Violence in Peru

The Persistence of Truth in the Face of National Denial

Diego S. Medina

Pictures from a Non-Vanishing Guigu Bi’cu’nisa

Destiny Iheakanwa

Jimena Llamas

Marketplace / Mercado / Kayb’al

Un trabajo bien hecho

Adentro! Entrevista con Diana Szeinblum

Comunidad y baile: “Concrete City” y Krump en NYC

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