Versión 5.2
27 de Octubre de 2019
Derechos de Autor: 174/2018
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- EXT. CAMPO – DÍA 1
En el altiplano boliviano, con un cielo azul, sin ni una nube, vemos “el camino del alma” un sendero hecho por las sombras que marcan un camino serpenteado entre los cerros. En medio del paisaje distinguimos diminuto a VIRGINIO, vestido de traje negro (80 años, un anciano quechua de rostro duro, cuerpo encogido, cansado, rasgos toscos, pelo gris) que sigue el camino marcado y se dirige hacia el fin del horizonte.
2. EXT. ALTIPLANO – AMANECER 2
Varios planos del amanecer en el altiplano boliviano.
El cielo se muestra completamente despejado, sin ni una nube que se asome.
La sequedad del ambiente se siente con sólo ver los colores y la textura de la tierra.
Las plantas secas.
La tierra seca.
El amarillo del amanecer tiñe todo. El tiempo está quieto.
En medio de todo el paisaje desértico, vemos una pequeña casa típica del altiplano sur, construida de adobe, paja y piedra. Afuera tiene un pequeño corral de piedra, hay unas 20 llamas en el mismo. Más lejos un pequeño cubículo que hace de baño también de adobe. Tiene unos tachos grandes de metal a un lado, junto a un pequeño banquito improvisado con piedras y una tabla. Un pequeño muro de piedritas rodea la propiedad donde también vemos un pequeño huerto donde cultivan algunas hortalizas. En el medio un árbol sin hojas.
La casa tiene 2 espacios, la sala principal que hace de cocina y comedor también y una habitación que da inmediatamente a la cocina.
CORTE A:
3. INT. HABITACIÓN – DÍA 3
Dentro de una habitación pequeña de adobe, por donde entra poca luz por la diminuta ventana dispuesta a la altura de los ojos y centrada, VIRGINIO termina de vestirse, sentado encima de una de las dos pequeñas camas dispuestas frente a frente y separadas por un mínimo espacio.
Aún viste con ropa tradicional, encima de sus varias chompas gastadas de fibra de llama casi monocromáticas, se coloca el poncho, también monocromático, con tonos cafés. Al hacerlo produce muchos ruidos como quejas, su manera de vestir es cansina, lenta, y con mal humor, pero lo hace de manera ritual. Carraspea y sentimos la garganta que raspa.
Al terminar de vestirse, queda sentado por un momento, mira hacia la ventanita, se levanta y se cuelga su chuspa (pequeño morral de cuero o tejido).
4. INT. CASA – DÍA
En la habitación de al lado, que hace de cocina y comedor, SISA (81 años, de rostro dulce, cansado, lleno de arrugas, cabello blanco, ella tiene más colores en la vestimenta) alista el desayuno que consiste en una bebida caliente y buñuelo. VIRGINIO se acerca a donde está SISA y sin decir nada se sienta en la mesa y pone las manos sobre la misma, esperando el desayuno. SISA de manera muy mecánica termina servir en vajilla de metal, va de un lado a otro mientras VIRGINIO espera. Finalmente se sienta frente a él. Lo mira. VIRGINIO no devuelve la mirada.
Ambos tienen el rostro lleno de arrugas, castigado por sol y por los años. Son de miradas profundas en las que indefectiblemente se encuentra ternura y sabiduría. Como toda pareja de ancianos se parecen un poco, sobre todo en los gestos.
Vemos a cada uno comer, sin hablarse. Virginio come con la cabeza agachada sin hacer contacto visual.
CORTE A:
5. EXT. CASA – DÍA 5
VIRGINIO (con sombrero) se acerca al corral de piedra sujetado por una puertita de madera, abre la puerta y hace salir a las llamas. (son 20 llamas, todas distintas. distinguimos una especialmente pequeña, una cría, todas tienen un distintivo de lana color púrpura en sus orejas). Las llamas salen una a una, hay algunas que tardan más y VIRGINIO entra y las golpea con un pequeño chicote, arreándolas con cierta violencia. Cierra el corral y camina detrás de ellas.
Comienza a alejarse hacia el campo abierto. SISA desde dentro de la casa y a través de la pequeña ventana de la cocina lo ve alejarse.
CORTE A:
6. EXT. CAMPO – DÍA 6
En medio del vasto altiplano vemos a lo lejos a VIRGINIO caminando junto a sus 20 llamas.
El paso bajo el sol es cansino, calmo, lento. Vemos que lo que los rodea es desértico.
VIRGINIO saca de su morral coca, escoge, separa y la mastica.
CORTE A:
7. EXT. CASA – DÍA
Vemos la tierra seca, entra una chonta y la remueve.
SISA, en la pequeña parcela a lado de su casa, trabaja la tierra, arándola y haciendo mucha fuerza con la pala, los surcos son cada vez más definidos. El campo queda casi listo para la siembra. SISA se frena por un momento, se limpia la frente sudorosa con su mandil y continúa trabajando.
El sol pega fuerte.
CORTE A:
8 EXT. APACHETA – DÍA 8
VIRGINIO llega cansado a una pequeña apacheta (punta más alta de un cerro de donde se puede contemplar todo el paisaje y donde se suele realizar rituales). Vemos que la colina tiene un poco más de vegetación que los paisajes previos.
VIRGINIO cansado, se sienta, resopla y mira todo su alrededor. Las llamas pastean mientras comen hierba seca.
VIRGINIO, comienza a buscar de entre sus piernas piedritas. Va escogiendo y desechando las que no le gustan, hasta que encuentra la más linda. Sonríe levemente, la limpia un poco, la levanta hasta su mirada y luego la guarda en su chuspa.
Mira hacia el horizonte y ve “el camino del alma” un sendero hecho por sombras que marcan un camino serpenteado. Respira profundo, se queda mirando el paisaje.
CORTE A:
9 INT. CASA – NOCHE 9
La poca luz, un pequeño foco. Un pequeño fogón de plancha metálica. La olla de papas hirviendo. Un par de velas encendidas.
VIRGINIO se acerca a SISA que está junto a la hornilla, la mira y sin decirle nada le entrega la piedrita que buscó en la apacheta. SISA la admira y sonríe, la tiene entre sus dedos y luego guarda la piedrita en uno de sus bolsillos. Ambos están muy abrigados a pesar de estar adentro.
VIRGINIO toma asiento en la mesa y espera. Está sentado en el mismo lugar que en la mañana.
SISA saca de la olla un par de papas y habas y las sirve en un pequeño plato de metal que coloca al centro de la mesa. Se sienta frente a VIRGINIO.
Parten la comida y comienzan a comer con las manos.
[…]
14. INT. CASA – NOCHE 14
SISA tiene en frente las hornillitas con agua hirviendo. Va pelando y cortando la papa y la va metiendo en las ollitas de metal, VIRGINIO espera sentado.
SISA
(en quechua)
Ya se nos ha acabado el agua. He ido al pueblo hoy.
VIRGINIO
(levanta la mirada extrañado)
¿Y?
SISA Nada, he traído.
VIRGINIO
¿Y hasta cuándo alcanza?
SISA
Dos baldecitos, hay que cuidar.
VIRGINIO asiente y después se queda pensativo mirando hacia abajo a la nada. Después de un silencio como acordándose mira a SISA sonríe levemente y saca de su bolsillo una piedrita y se la entrega. SISA sonríe.
CORTE A:
[…]
29 EXT. CASA – DÍA 29
Escuchamos un sonido fuerte de moto. Rompe con la paz del lugar. Vemos a CLEVER, (un joven de ascendencia quechua de unos 23 años, flaco y pequeño con rostro duro y serio, bien peinado y vestido a la moda se lo nota retraído) sentado como pasajero en la moto. Delante de él otro joven lo lleva. Va cargando un par de bolsas de yute llenas de cosas y una mochila pequeña. Escucha música en unos audífonos grandes. Al ver la casa de Sisa y Virginio señala al moto taxista. Vemos a la casa de lejos. Se dirige hacia ella.
CORTE A:
30 EXT. CASA – DÍA 30
SISA sentada en el banquito trabaja con la lana, está hilando. Preparando para hacer tejidos.
Escucha el sonido de la moto. Levanta la mirada atenta y extrañada al mismo tiempo. A lo lejos vemos la moto y el polvo.
Llega CLEVER, se baja de la moto, le paga algo al taxista que se va y se acerca hacia SISA que deja la lana de lado, se pone de pie y emocionada va a abrazar a CLEVER.
SISA
(emocionada y en español)
¡Hola hijo! Qué sorpresa. Qué bien que has venido!
CLEVER
¡Hola Abuela! ¿Cómo estás?
CLEVER sonriente abraza a su abuela. Después del abrazo se quita los audífonos y sonríe. Le entrega a SISA los costales.
CLEVER
(en español entregando la bolsa de yute)
Mi papá me ha mandado. Hay de todo un poco.
SISA
(También en español)
Gracias hijito, ya nos hacía falta.
SISA recibe las bolsas de yute y las pone a un costado. Se reincorpora y mira a Clever. Lo mira extrañada, sonriente, intuitiva.
SISA
¿Cómo estás hijito?
CLEVER
Muy bien abuela.
SISA lo mira de pies a cabeza y le toma el rostro.
SISA
Te veo bien.
CLEVER mira hacia el tejido de SISA.
CLEVER
¿Estás comenzando algo?
SISA
En ustedes justo estaba pensando.
CLEVER sonríe, SISA lo toma de las manos, se sientan.
SISA
Ven, sentate hijo. ¿Te vas a quedar un par de días con nosotros?
CLEVER
A ver pues, quizá un poco más.
SISA
Ay hijo, por mi te quedas siempre.
CLEVER
¿Mi abuelo?
SISA
Tempranito sale pues.
CLEVER
¿Y cómo está?
SISA
Igualito nomás. Renegando como siempre. Bien pero.
Ambos ríen cómplices.
[…]
31 EXT. CASA – ATARDECER
VIRGINIO se asoma por el horizonte junto a las
CLEVER, que está sentado en la banca revisando el celular, se percata y se pone de pie. Se acerca a darle alcance.
CLEVER
Abuelo!
VIRGINIO evitando el saludo, sigue como si nada su rutina y mete a las llamas al viejo y precario corral. CLEVER lo mira. VIRGINIO hace todo parsimoniosamente. CLEVER espera. Finalmente VIRGINIO sale del corral. Quedan frente a frente.
Levanta la mirada y encuentra la mirada de CLEVER que igual sonríe. Se acercan
CLEVER
(estirando los brazos para abrazarlo)
Hola abuelo.
VIRGINIO recibe el abrazo incómodo y sin devolverlo, esperando que se acabe pronto. Luego se aleja un poco y le pasa la pita del corral y sin decirle nada, pasa por su lado, y le hace un pequeño gesto de cariño. CLEVER sonríe y se lo toma con humor.
CLEVER con dificultad hace el nudo para cerrar el corral.
CORTE A:
32. INT. HABITACIÓN – NOCHE 32
VIRGINIO va a la habitación y se saca el poncho, deja el morral y el sombrero. Nota que todo está dispuesto distinto para que duerma Clever. Las cosas desordenadas. La mochila de Clever sobre su cama. Mira hacia la sala renegando y sigue arreglando sus cosas. Muerde los dientes. Refunfuña. Suspira, se mete la bronca y sin reclamar sale hacia la cocina.
CORTE A:
33. INT. CASA – NOCHE 33
En la cocina, SISA revuelve la olla mientras que CLEVER espera sentado con el celular en las manos, sin darse cuenta, ocupa el asiento de VIRGINIO. En un costado vemos todas las cosas que ha traído CLEVER, hay verduras, fósforos, focos e incluso unos zapatos. VIRGINIO las mira y pone cara de desagrado. Después se acerca a SISA y le hace señas efusivas para que SISA mueva a CLEVER de su lugar, SISA se encoge de hombros. VIRGINIO respira profundo mordiendo los dientes, se da la vuelta y se sienta al medio renegando.
SISA sirve la cena.
SISA
(en español)
El Clever nos ha traído cosas ricas, sírvanse.
VIRGINIO la mira con desapruebo por hablar en español. Los tres están sentados. CLEVER tarda en dejar el celular.
CLEVER
¿No hay señal acá no?
SISA
En el pueblo nomás.
CLEVER comienza a servirse de primero. VIRGINIO aún no toca su plato.
VIRGINIO
(Mira con desapruebo y hablando directo a SISA en quechua)
¿A qué ha venido pues?
SISA
Preguntale pues a él.
VIRGINIO mira con rabia, se queda en silencio por un rato y le pregunta en quechua.
VIRGINIO
¿A qué has venido?
CLEVER se queda callado sin entender. Y mirándolo fijo. VIRGINIO reniega para sí y repite la pregunta esta vez en español.
VIRGINIO
¿A qué has venido?
CLEVER
A verlos abuelo…
VIRGINIO
¿Tu papá no va a venir?
Se hace un silencio, SISA Y VIRGINIO miran a CLEVER.
CLEVER
No, no va a venir.
VIRGINIO
Entonces te ha mandado a ti de mensajero. ¿Qué dice?
SISA
Virginio…
CLEVER
(dirigiéndose primero a Sisa y luego a Virginio)
Tranqui abuela. Mi papá no me manda en nada abuelo.
VIRGINIO
Entonces te ha castigado.
CLEVER
¿Y acaso sería castigo venir acá?
Se hace un pequeño silencio.
VIRGINIO
(insistiendo)
Siempre que has venido es por castigo.
SISA
Tata, ya basta.
CLEVER hace una pausa, mira a sus dos abuelos.
CLEVER
No es castigo abuelo… He venido para verlos.
Aunque a ti no te interese.
VIRGINIO
(Murmurando en quechua casi indistinguible)
El llokalla dice que a venido a vernos…
SISA
Basta!
Se hace un pequeño silencio y comienzan a comer.
VIRGINIO
Ya hemos sembrado todo igual.
SISA
Pero te puede acompañar pues Virginio.
CLEVER
Abuelo.. ¿Te puedo acompañar?
VIRGINIO
(en quechua)
Si te levantas al alba. Sí.
CLEVER
(a SISA)
¿Qué dice?
SISA
Tienes que madrugar.
CLEVER sonríe. Sigue comiendo. VIRGINIO no ha tocado su plato.
SISA
¿Ve? Tanto que te quejas, ahora vas a
tener compañía.
VIRGINIO sigue renegando. Continúan comiendo. La cámara los deja.
CORTE A:
34 INT. CASA – DÍA 34
SISA entra a la habitación y despierta a CLEVER que se ha quedado dormido.
SISA
Clever! Clever!
Ante la falta de respuesta se acerca y lo sacude del hombro mientras sigue repitiendo su nombre. CLEVER murmura y trata de seguir durmiendo ignorando a SISA. SISA insiste. CLEVER ya más malcriado gira con torpeza y se tapa con la almohada.
SISA
Carajo Clever! Tu abuelo ya está
afuera. Has dicho que ibas a ayudar. Ya apúrate!
CLEVER vuelca los ojos, reniega, pero despierta. Hace notar su molestia, pero se levanta.
CORTE A:
35 EXT. CASA – DÍA 35
VIRGINIO ya ha dejado la casa muy atrás, la vemos a sus espaldas. No ha esperado a Clever y camina alejándose a paso acelerado. Se lo nota molesto y murmurando para sí mismo, renegando.
Chicotea a las llamas que se atrasan.
A lo lejos vemos a CLEVER corriendo, terminando de alistarse. Lleva sus audífonos colgados en el hombro y se está ajustando el cinturón. No lleva gorra ni suficiente abrigo.
CLEVER alcanza a VIRGINIO, llega muy agitado. Hace muy evidente que siente mucho frío frotándose las manos y soplando con mucho ruido.
Se pone a la altura de VIRGINIO y sigue su ritmo.
CLEVER
Qué frío de mierda ¿no?
VIRGINIO no contesta y sigue caminando. CLEVER se sonríe con resignación para sí mismo negando con la cabeza. Entiende la señal y camina a su lado en silencio.
Se alejan de la casa y caminan hacia el campo abierto.
CORTE A:
36 EXT. CAMPO – DÍA 36
En medio de la nada y con un sol muy fuerte que les pega en las cabezas, VIRGINIO y CLEVER caminan por el enorme altiplano con todas las llamas. Es un espacio absolutamente sin vida, desértico. VIRGINIO va mucho más adelante. Gira para ver a CLEVER de rato en rato.
CLEVER mucho más atrás con un agitación exagerada, arrastrando los pies y con la boca seca, se tapa del sol con la mano, y achina los ojos. Respira seguido como si le faltara el aire y tira la cabeza hacia atrás haciendo evidente su cansancio.
CORTE A:
37 EXT. APACHETA – DÍA 37
VIRGINIO llega a la apacheta, pocos metros después llega CLEVER. VIRGINIO suspira del cansancio y se sienta, se quita el sombrero y se limpia la frente.
CLEVER mira todo su alrededor, mira el piso, lo limpia un poco sacando las piedras con su pie y luego se sienta al lado de su abuelo. Se hace un silencio corto.
VIRGINIO después sin decir nada, saca de su morral unos panes, los toma con su mano con tierra. CLEVER mira atento. VIRGINIO extiende un pan a CLEVER que lo recibe dudando, pero que luego come con hambre.
CLEVER
¿Esto es todo lo que comes acá abuelo?
VIRGINIO levanta la mirada mirándolo con desaprobación. CLEVER agacha la mirada arrepentido por la pregunta.
Se vuelve a hacer un silencio. CLEVER mira a VIRGINIO que solo come y mira al frente. Entonces saca su celular.
VIRGINIO lo mira. CLEVER absorto en su pantalla no se percata ni de su abuelo ni del hermoso paisaje. VIRGINIO lo mira y desaprueba con la cabeza.
VIRGINIO
(en quechua)
Hay lugares sagrados, ¿sabías?
CLEVER
(muy rápido, casi interrumpiendo y sin despegar la mirada del
celular)
No te entiendo abuelo.
VIRGINIO
(en quechua)
¿Sabes aunque sea qué es sagrado? llokalla malcriado.
CLEVER
(más pausado y dejando el celular)
Abuelo, no te entiendo.
VIRGINIO
(en español)
Claro que no entiendes, pero si sabes
qué es llokalla ¿no?
CLEVER
Si abuelo, sé que es llokalla, pero más no me han enseñado.
VIRGINIO
Nada te han enseñado. ¿Tú sabes que es
una apacheta? ¿Qué es un apu?
¿Sabes cuándo viene la lluvia? ¿Sabes lo que es un Mallku?
CLEVER niega con la cabeza a cada pregunta.
CLEVER sin entender de qué habla su abuelo, ni su enojo, se encoge de hombros. Vuelve a su celular y después ve a su abuelo, suspira. Decide darle atención y deja el celular.
CLEVER
(mostrando interés)
¿Qué es un Mallku? El dirigente campesino.
VIRGINIO
Eso también. Pero en realidad es cóndor. De eso viene.
Pero es mucho más. Es el espíritu de la montaña,
es el que nos relaciona con los apus, con los pachas.
CLEVER
¿Y que es apus?
VIRGINIO
!Aj! Nada sabes.
Se hace un nuevo silencio. VIRGINIO mira hacia el horizonte y ve nuevamente el camino del alma. VIRGINIO toma aire y cuando CLEVER está a punto de volver a su celular, VIRGINIO le habla.
VIRGINIO
¿Sabes cómo muere un cóndor Clever?
CLEVER
No sé abuelo. ¿Cómo?
VIRGINIO
Cuando siente que ya no sirve para nada.
Cuando está débil, ya no puede volar.
Cuándo se siente así, va a lo más alto de la montaña…
VIRGINIO comienza a toser con mucha fuerza sin poder terminar la historia. CLEVER lo mira preocupado.
VIRGINIO
…repliega sus alas, recoge las patas
y se deja caer a pique contra la piedra… Y muere.
CLEVER lo mira con interés real y levanta un poco las cejas incrédulo. VIRGINIO tose un poco más.
CLEVER
¿Y no tiene miedo el cóndor?
VIRGINIO
(hace una pausa antes de responder)
Seguro que sí.
CLEVER asiente con la cabeza mientras mira a su abuelo y al paisaje.
VIRGINIO
Lo importante que sepas es que ahí
comienza un nuevo ciclo.
CLEVER mira a su abuelo queriendo entender porqué le cuenta todo esto, después gira al frente.
Permanecen un buen rato en silencio con el atardecer de frente.
CORTE A:
38 EXT. ALTIPLANO – ATARDECER 38
VIRGINIO y CLEVER van de retorno, CLEVER camina atrás con el celular en la mano. Mirándolo.
VIRGINIO, que va a delante, de repente se frena y comienza a toser incesante, CLEVER se asusta, deja el celular y se acerca con preocupación, lo mira extrañado manteniendo una distancia.
CLEVER
¿Estás bien abuelo?
La tos continúa y CLEVER se asusta poniéndose de frente para verlo bien. VIRGINIO siente la cercanía y se incorpora, tratando de ocultar la tos.
VIRGINIO
No es nada. Vamos más bien, ya es casi noche.
CLEVER, extrañado gira la cabeza y lo mira fijamente frunciendo el ceño y entrecerrando los ojos. Incrédulo y preocupado a la vez. VIRGINIO vuelve a caminar, nos quedamos con CLEVER pensativo que levemente niega con la cabeza. CLEVER ve que VIRGINIO se aleja mientras sigue tosiendo, después de una pausa corre para alcanzarlo.
CORTE A:
[…]
80 EXT CASA – DÍA 80
VIRGINIO recorre el corral vacío. Con la mano toca la pared de piedra, la acaricia. Suspira.
En eso se acerca CLEVER que viene de la casa. Mira a su abuelo en silencio. Se queda un rato viéndolo.
CLEVER
(acercándose más)
Van a aparecer abuelo, no te preocupes.
VIRGINIO se da la vuelta sorprendido de la presencia de CLEVER. Baja la mano y se acerca a la puerta donde está CLEVER.
VIRGINIO
No me preocupa eso…
CLEVER
¿Entonces qué?
VIRGINIO
Tu abuela.
CLEVER
¿Mi abuela? ¿Por qué?
VIRGINIO
Para que no quede sola.
CLEVER
Nunca va a estar sola abuelo.
VIRGINIO
Tiene que irse conmigo
CLEVER
(extrañado y sin entender de qué habla)
¿Irse contigo?
VIRGINIO
Sí, irse conmigo, hacia el lago.
CLEVER
¿Al lago?
VIRGINIO
Tenemos que estar juntos allá igual.
CLEVER
¿De qué estás hablando?
VIRGINIO
Al lago Clever, cruzar el camino del alma. Morir!
CLEVER
(ríe un poco incrédulo)
Abuelo, ¿estás hablando en serio?..
(hace una pausa mientras lo mira para leerlo)
Además, ni siquiera sabes qué tienes.
Hablas como si fueras a morir.
VIRGINIO se acerca más hacia Clever, lo mira directo a los ojos y de cerca.
VIRGINIO
Clever, me voy a morir.
CLEVER
No abuelo… Eso vos no sabes.
VIRGINIO comienza a caminar, sale del corral y deja atrás a Clever, que queda incrédulo, va hacia el abuelo, lo rodea y se pone en frente de él.
CLEVER
No sabes! No has visto un médico nisiquiera.
VIRGINIO
No necesito.
CLEVER
Sí necesitas. Que te diga qué tienes.
Si tienes algo, si necesitas pastillas, tratamiento, internarte.
VIRGINIO
(sarcásticamente)
Internarme…. Clever hazte nomás la idea. yo ya lo sé,
tu abuela también. Tú si supieras leer las señales también sabrías.
VIRGINIO comienza a caminar de nuevo, haciendo a un lado a CLEVER, que vuelve a rodearlo como la anterior. Lo frena, le pone las manos en el pecho. VIRGINIO inmediatamente se las baja y quiere seguir caminando. CLEVER se pone en frente, como no dejando que avance.
CLEVER
¿Qué señales? si todo indica que de acá hay que irse!
VIRGINIO
Las señales que nunca te han enseñado.
CLEVER
No necesito señales para saber que tienen que irse a la ciudad con nosotros.
VIRGINIO
(tosiendo entre medio)
!A la ciudad! ¿A la ciudad a qué? No Clever.
CLEVER
¿Y la abuela? Por ahí ella sí quiere ir a la ciudad.
Todos en el pueblo quieren… ¿Qué te hace pensar que ella no?
VIRGINIO
Tu abuela no necesita la ciudad. Se tiene que ir conmigo y punto.
CLEVER
¿Te estás escuchando? ¿Así nomás dices que se vaya?
VIRGINIO
(corto y secante)
Sí.
CLEVER
¿Y encima tú decides por ella?
VIRGINIO vuelve a apartar a CLEVER y sigue su caminata.
CLEVER desde el mismo lugar increpa:
CLEVER
¿Por qué eres tan egoísta?
VIRGINIO se frena y se da la vuelta. Vuelve con todo hacia CLEVER.
VIRGINIO
¿Y tú? Si lo único que quieres desde que has llegado es irte.
CLEVER
(interrumpiendo)
No quiero irme. Tengo que irme… Vos también te pierdes señales.
VIRGINIO
(aumentando tono de voz)
¿Y por qué no te vas?
CLEVER lo mira dolido y cargando ira.
CLEVER
¿Eso quieres? Que me vaya. Para hacer lo que te da la gana.
VIRGINIO se acerca mucho a CLEVER a centímetros de su rostro.
VIRGINIO
(mientras se golpea el pecho)
Igual voy a hacer lo que me dé la gana.
CLEVER asiente con la cabeza con mucha ira. Se miran de cerca cara a cara.
CLEVER
Con razón se ha ido mi papá.
CLEVER se da la vuelta y se comienza a ir.
VIRGINIO
(gritando para que escuche)
Tu papá se ha ido por flojo, por miedo. Por hacer las cosas fáciles.
CLEVER se frena, se da la vuelta.
CLEVER
Yo creo que se ha ido para no verte tanto.
CLEVER se vuelve a girar y sigue su caminata hacia la casa.
VIRGINIO queda solo. Respira agitado. Tose, pero orgulloso contiene el sonido.
CORTE A:
[…]
94 EXT. APACHETA – DÍA 95
VIRGINIO junto a las dos llamitas que quedaron está en su lugar de siempre. En la punta de la apacheta.
El cielo sigue igual. La tierra sigue seca. No se asoma ni una nube. Las llamas están sentadas junto a él.
Está sentado y tiene entre sus manos las pastillas. Las saca del frasco, las pone sobre una piedra y las comienza a moler.
Después toma el polvo y lo hace volar al aire.
Se queda mirando al frente. Escuchamos el sonido de un cóndor. Extrañado mira a los lados y atrás, no encuentra nada. Vuelve a mirar adelante y encuentra en frente suyo a un cóndor que lo mira fijo. VIRGINIO se incorpora lentamente y se quiere acercar al cóndor. Los tenemos un rato juntos, mirándose. Después el cóndor se va al borde del cerro, estira las alas y se deja caer. Parecería que se ha lanzado al abismo. VIRGINIO se levanta rápidamente, se acerca al borde para ver y vemos que en realidad el cóndor estaba tomando impulso. Emerge imponente y comenzar a volar.
El cóndor se pierde en “el camino del alma”. VIRGINIO se queda mirando cómo el cóndor vuela.
[…]