Hoy en día el secuestro es el crimen de moda en México. Tal vez por eso pocos se sorprendieron cuando el hijo de un diputado fue secuestrado afuera de una tienda de conveniencia junto con su novia. Como suele ocurrir, nadie vio nada, todos andaban en otro lado, sabrá Dios en donde está ese pobre muchacho. Hubo opiniones encontradas: maldito país sin ley, otros alegaron que se trataba de justicia social, unos más culparon al muchacho (¿quién lo manda a ser hijo de alguien importante?). Generalmente, un secuestro solo aparece en las primeras planas cuando la víctima pertenece al pequeño Monte Olimpo de la burguesía mexicana. ¿Quieres que un delito en México se investigue? Ponle un apellido de alcurnia a la víctima. Verás como todo el aparato del Estado trabaja para solucionar el problema. Para muchos, veintiocho mil desaparecidos en diez años no son noticia. En cambio el rapto del hijo de un político sí es tema de la mayor prioridad. Ese es el panorama en Tus dos muertos (Alfaguara, 2016), la nueva novela del escritor mexicano Jorge Alberto Gudiño Hernández.
Cipriano Zuzunaga, policía judicial caído en desgracia, tiene la encomienda de resolver el caso, es decir, de descubrir quiénes son los secuestradores del hijo del diputado antes de que abandonen su cadáver en algún terreno baldío. La tarea no es sencilla. Sin embargo, es la oportunidad de oro para Zuzunaga de volver a ser el hombre que era en sus tiempos de gloria. Si logra encontrar al hijo del diputado vivo, regresará a la plenitud del poder que tanto añoró, y tal vez, con mucha suerte, logrará por fin espantar a los demonios del pasado que le espantan el sueño por las noches, eso piensa.
En Tus dos muertos abunda la impunidad, la corrupción, asesinatos, mutilaciones, pobreza, marginación y violencia. Básicamente lo que veríamos como un día común en la Ciudad de México. Los personajes son ajenos a los discursos oficialistas que se vanaglorian de una aparente prosperidad que jamás llega. La novela es una bofetada para los que afirman, desde su comodidad social, que todos somos iguales, y para los promotores de la idea que afirma que a todos se le presentan las mismas oportunidades. Para resolver el caso, Zuzunaga tendrá que lidiar con los ángeles expulsados del Paraíso: prostitutas, drogadictos, pordioseros, vagabundos que se masturban en la vía pública y policías igual de corruptos y deplorables que él.
La novela tiene 136 páginas, está narrada en segunda persona presente (hecho inusual en las novelas policiacas), su lectura es veloz pero dicha brevedad no le resta impacto. Al contrario, hay pasajes en Tus dos muertos que obligan al lector a detenerse unos minutos, digerir la repulsión y la barbarie, y después continuar con el espectáculo lúgubre. Tus dos muertos, de Jorge Alberto Gudiño Hernández, es una gran opción tanto para adentrarse al género de novela negra, como para descubrir eso que dice el escritor José Pablo Salas: “Mientras volteamos las páginas con prisa para saber qué les sucede a los personajes, también nos internamos en un México muy similar al verdadero, pero que sigue siendo ficticio. Y así, este tipo de ficciones cercanas, brutales y poderosas, nos hace entendernos mejor como sociedad.”