Foto: Daniela Duque Rincón
recordar lo que se siente respirar (por la noche)
.
un
gránulo
gargantea :::
gérmen de asfixias :::
pero inhalas ::: exhalas ::: inhalas de nuevo
y el pecho no silba y crees que la noche te salva pero :::
e x h a l a s ::: asoma una gárgara ::: agüita la sombra que apenas chavea :::
un hilo de tiza te escribe en el pecho una rola que casi conoces mas cientos de
miles de mínimas voces corean cada letra con voces que chillan adentro :::
i n h a l a s ::: abres los ojos ::: relajas el cuerpo ::: ritualas el aire :::
ejercitas lo que el otorrino receta ::: te dices que no pasa na-
da y casi te crees que esta noche tampoco será
cuando por fin te ahogues ::: y quién
sabe cómo ::: te logras
dormir
:::
s u e ñ a s
que la almohada te
envuelve el cachete tus dedos
se mueven de a uno por uno para
distraerte del aire que inhalasexhalas
pero nomás nada pasa
no y abres los
ojos :::
miras
la noche a los
ojos miras el aire a los
ojos miras el
tiempo
han
pasado
dos horas
y ya casi se
viene el mañana
se acerca con furia
se acerca corriendo a tirar
dentelladas te cierras
a fuerza los
ojos con
tal de
dormir
s u e ñ a s :::
pero una gragea
de guácara regurgita el
jíbaro que según sueñas con
clara destreza pero ::: jíbaro no significa
la cosa que suena cuando lo atragantas
en la pesadilla que juntas a cachos conforme
la noche descorcha otra chapa que chupa
quién sabe ya cuántos minutos
de no dormirás :::
a b r e s
la
noche :::
enderezas la
espalda los ojos
te abocas el aire
i n h a l a s
:::
y nada
una flema
se oxida en el píloro
la tolvanera del antes revuelve
atraganta las gracias y angustias que
jíbaros que no son jíbaros te recriminan de noche :::
te ven de los ojos la noche de adentro te increpan se mueven
y te arremolinan cobijas ::: e x h a l a n de pliegues montañas
que no se franquean tampoco se exhalan les sobran aristas
palabras que sí significan el silbo que suenan y
dónde se queda la paz de la tiza el silencio de
masas mucosas rajándote el
habla la apnea el ritual
:::
la noche que es
noche aunque el polvo que
sueña que te vive adentro
imagine en tu pecho los
haces que ciegan
de la boca
el aire
.
.
.
***
recordar lo que se siente oler
existen, orito :::
las marañas de cabellos que naufragan dos alientos que se anhelan ::: es posible aún en ciertos cuellos el hallazgo de rincones encendidos que al golpe de una nota o dos conecten con la madrugada relamiéndose a sudar ::: tenemos amasijos que se alisan desde el rastro de un perfume hasta otras manos de salinidad pelágica que cuando eran litorales florecieron de estas manos las mareas ::: al final de cada brazo todavía las muñecas se asirenan van y vienen del afán al rostro otro ::: inspirando conspirando expirando para hacerse desenmadejar ::: hay un tiempo en la orilla más cálida del tiempo que revienta ::: hay un ritmo que se arroja hacia otro ritmo que se apresta al acercar ::: existe todavía el indudable roce voluntariamente involuntario ::: el movimiento turbio el desplazamiento necio la infinita consecuencia ::: existe la muda rima consonante que se apropia de los cuerpos ::: el vórtice de dedos y resortes y dedos y trabillas y dedos y otros dedos y dedos contra las marañas que naufragan ::: la espiral de los humores y las acechanzas que arremete la distancia ::: ocurren todavía las repeticiones de los muslos con los hombros y sus ecos retroactivos que aventosan ::: todavía nos obliga el ritual de la corriente en contra ::: todavía son nuestras glándulas cardumen a la caza de viscosidades agrupándose en el agua clara ::: .
todavía abandonamos a su suerte la humedad
en la parte superior del labio tras el beso :::
existe aún el roce de narices que recién están haciéndose a la idea ::: el humo que delata el mecanismo de la hoguera la canícula cadera intentando darle señas de vida al mundo de afuera ::: la sudoración señuelo obligando contoneos ::: la trampa del tiempo anunciando que vendrán otros tiempos y quién sabe ::: todavía en el mar se sala el agua y no hay remedio ::: al final de todo todavía lo que queda es una isla que si viene bajamar se hace de arenas movedizas temeroso puente ::: todavía al soltar la mano tarde demasiado tarde al hacerse noche noche tanto que hace día viene a veces una brisa con el tufo de una línea que no rima :::
existe todavía, orito :::
la corteza de la tierra bajo el agua
la corteza piriforme flotando a la deriva entre
pliegues y moléculas que apestan ::: en medio de la nada
de la mente esos océanos infinitan todavía, orito ::: existen
palabras coordenadas para definirnos en particulares
continentes ::: lo que amamos lo que solidifica
con el tiempo pero ::: no hemos inventado
las palabras que nos salven del deseo
sus tormentas ::: ahí siempre
todavía sin remedio
naufragamos
.
***
recordar lo que se siente tener piel
era zumbido inerte engullendo un silencio siseante que no se animaba a punzar ::: tela de combas herejes embustes ungidos sesudos insomnios ponzoña lactal ::: hordas en huelga chiflando allá afuera ¡que salga el fantasma exprímanlo ya! ::: polvo caliente ensuciando los bordes de un vaso que tiene por fondo el final ::: veras rimando asonantes con todas las veras de todos los ríos de todos los tiempos y todas las piedras que ruedan abajo que ruedan sin filo las veras solitas hablándose blandas sin casi poderse tocar ::: bocas con lenguas de pelo con labios de sebo sin ojos sin ojos que puedan cerrar ::: bosque florete de angustias qué es eso ¡una avispa! ¡sacúdela quítala sácala puaj! ::: muro primario frontera llorosa envoltura que cruje susurros lamiendo esa cosa esa cosa que siempre está allá ::: sismos violentos y mínimos, montes esdrújulos teclas en pánico cables jalados cortados juntados pegados quemados volteados que ya no controlan relámpagos pero resguardan del aire al pan ::: glitch que una vez cicatriz me hizo a mí ser el mí que no es ti que no es tú que me saca del somos :::
ritmo que no sé sacarme :::
fuego que no cesa que arde :::
que arde y a la vez arde :::
raspa supura la hoguera :::
este portátil abismo :::
este mi nido de nos
Ruy Feben (Ciudad de México, 1982) es autor de los libros de cuentos Malebolge (2018), minotauro (2016) y Vórtices viles (2012), el cual obtuvo el Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2012 en México. Ha publicado relatos y ensayos en antologías como Historias de malta (2018), Te guardé una bala (2015), Emergencias: cuentos mexicanos de jóvenes talentos (2014) e Hic Svnt Dracones (2013), y en revistas y suplementos culturales como La Peste, Guardagujas, Los Bárbaros y Este País. Ha sido editor, reportero, creador de contenido para redes sociales y profesor de narrativa digital. Su verdadera vocación es hacer pan y su único plan de retiro es convertirse en robot.