[Fragmento]
Una oficina con dos mesas y dos sillas giratorias. En cada mesa una máquina de escribir, un teléfono y un empleado. García, (en sus veintitantos) y Gutiérrez (en sus cuarentaymuchos). Ambos mecanografían aburridos. En la conversación previa, Gutiérrez intenta convencer a García, el nuevo, de que adaptarse al mundo laboral consiste en pensar solo en dos cosas: lo que tienes que pagar y lo que te pagan. El jefe llega a la oficina con “noticias”.
JEFE.– Tengo malas noticias para ustedes: con esto de la crisis, nuestro departamento va a sufrir una reducción de presupuesto, así que tendremos que prescindir de cosas innecesarias… (Pone cara amenazante). O personas innecesarias… Por lo pronto, empecemos con las cosas. Si no, los sindicatos seguro que protestan… El consejo de administración ha decidido optimizar infraestructuras y reducir gastos, así que a partir de ahora compartirán la máquina de escribir. Pónganse ustedes de acuerdo en qué lado manejará cada uno… La dirección no se quiere imponer…
GARCÍA.– ¿La máquina de escribir? Eso no tiene sentido, ¿cómo vamos a trabajar?
JEFE.– ¿Quizás prefiere usted que empecemos entonces a prescindir de gente? Pues ahora mismo hacemos un ERE y todo el mundo a la puta calle, ¡ea!… ¡Si es que no quieren colaborar!
GUTIÉRREZ.– (Rápido, reacciona) Oh, ¡genial! ¡Trabajo en equipo! ¡Buena idea señor!
GARCÍA.– Pero lo que quiero decir es que es imposible… ¿Cómo vamos a mecanografiar dos personas en la misma máquina? Es absurdo.
JEFE.– Otra vez, la actitud equivocada, García, ¿no será usted un sindicalista? Debería estar usted más dispuesto a cooperar…
GARCÍA.– Lo que estoy diciendo es que una maquina de escribir está hecha solo para una persona, dos manos, diez dedos… Ya sabe…
JEFE.– Entonces, ¿cuál es el problema? ¡Además, tendrá una mano libre para hacer lo que usted quiera! De hecho, podría considerarse un trabajo a tiempo parcial, por eso habrá una reducción del salario al 50%.
GARCÍA.– ¿Cómo? ¡Será una broma!… No es justo, más aun, ¡es estúpido!
JEFE.– ¿Prefiere irse entonces? También podemos empezar con los recortes de personal… Pero soy un ser humano, tengo compasión… Y pensé que ustedes dos podrían disfrutar del trabajo en equipo. Puede ser divertido, ¿no?
GUTIÉRREZ.– (Resignado, pero aún pelota) ¡Señor, es una gran idea, trabajo en equipo, muy inteligente!
Gutiérrez desplaza su silla un poco hacia la derecha para dejar espacio a la silla de García y le llama con la mano.
GUTIÉRREZ.– ¿Prefiere la derecha o la izquierda? A decir verdad yo soy más del lado de la Q, la A, y la Z, pero puedo ser flexible con eso…
JEFE.– ¡Esa es la actitud, muy bien, Gutiérrez!
El jefe coge la máquina de escribir de la mesa de García y la pone sobre un archivador.
GARCÍA.– Lo que no entiendo es en qué van a ahorrar quitando una máquina de escribir…
JEFE.– (Amenazante) ¡Siempre llevando la contraria! ¿Seguro que no está usted en el sindicato? ¡A ver si se enteran que es por la crisis!
GUTIÉRREZ.– Claro, la crisis…
GARCÍA.– Sí, pero lo que digo es que….
JEFE.– ¿Es que no se ha enterado de la crisis, pues eso? Son recortes por la crisis.
GARCÍA.– Pero lo que no veo es en qué se ahorra, quitando una máquina de escribir… ¡Si ni siquiera es eléctrica!
JEFE.– La crisis, García, la crisis…
GUTIÉRREZ.– La crisis…
GARCÍA.– (Resignado) Claro, la crisis…
JEFE.– Y si no, pues hacemos un ERE, y todos conformes…
GUTIÉRREZ.– (Forzado) Venga aquí, García, sea razonable… ¡Trabajo en equipo! (Entre dientes) que si no nos hacen un ERE… ¡Coño!
JEFE.– Perfecto, espero que trabajen bien juntos… Y por supuesto, que quede claro, que, la mano libre, la desempleada, no se supone que deba hacer nada, ¿OK? No vamos a pagar horas extras, ¿entendido? Ni poner una grapa…
GARCÍA.– Pero no tiene sentido… ¿Me está usted diciendo que esto es un trabajo a tiempo parcial porque solo tengo que usar una mano?
JEFE.– ¡Exactamente! La otra mano está… ¡De vacaciones!
GARCÍA.– (Cabreándose) ¿Según usted mi mano izquierda puede estar aquí y la mano derecha en la playa?
JEFE.– ¡No estoy diciendo eso! Ustedes los del sindicato lo tergiversan todo… A partir de ahora usted «cooperará» con Gutiérrez en mecanografiar documentos, así que solo necesitará una mano y por supuesto siéntase con todo el derecho a hacer con la otra mano lo que quiera, entretanto sea su mano libre, nosotros somos muy respetuosos con los derechos de los trabajadores….
GARCÍA.– (Muy enfadado) ¿Así que me está usted diciendo que por ejemplo puedo hacerme pajas con mi mano libre mientras la otra está mecanografiando?
JEFE.– Ehhh, no estoy diciendo eso… Ehhh…
GARCÍA.– (Sarcástico) Pero es que precisamente eso es lo que mi mano prefiere hacer cuando no estoy trabajando, ¿sabe usted? Yo no soy muy de sudokus… así que supongo que puedo hacerlo ahora aquí… Por supuesto, siempre con la mano desempleada… ¿Y usted, Gutiérrez? ¿Qué va a hacer con la mano que está de “asuntos propios” (con retintín)? Quizás la manicura (en voz baja, para evitar que el jefe lo oiga) o quizás aproveche para hacerle pajas al jefe… ¡Pelota!
GUTIÉRREZ.– (Como un salmo, conteniéndose) Lo que tienes que pagar, lo que te pagan, lo que tienes que pagar, lo que te pagan…
JEFE.– Habrá solo una máquina de escribir y punto, pueden compartirla y quedarse o si lo prefieren, tener una máquina de escribir personal para cada uno, pero en la calle… Esta es mi oferta… En lo referente a la otra mano, la mano, digamos, cesada, yo sugeriría, que hicieran cosas más edificantes, como rascarse la cabeza, tamborilear los dedos sobre la mesa… Ya saben, esas cosas que a las manos les gusta hacer…