Carlos Egaña
Physichromie 21 · Carlos Cruz-Diez · Paris, 1960
Casein on cardboard over wood · 28 3/4 x 29 15/16″ (73 x 76 cm)
Gift of Patricia Phelps de Cisneros through the Latin American and Caribbean Fund
Digital Image © The Museum of Modern Art/Licensed by SCALA / Art Resource, NY · Estate of Carlos Cruz-Diez · All rights reserved 2022 © Courtesy of Atelier Cruz-Diez Paris/Bridgeman Images
The Museum of Modern Art/New York, NY/U.S.A.
Las clases de Rubén Ríos Ávila eran banquetes de paradojas, oposiciones y optimismo: bajo las influencias de Freud, Lispector y Lezama Lima, lograba que nuestros escritos cantasen contra sus inseguridades, en comunión. Así lo recordamos sus alumnos de NYU, tal como los lectores de sus ensayos lo recuerdan por sus preocupaciones y comentarios incisivos sobre nuestras identidades, nacionales y sexuales, como hispanoparlantes. Hemos conversado, pues, sobre sus ideas y sus experiencias: estamos seguros que quien las lea, las conseguirá estimulantes.
CARLOS EGAÑA: El Departamento de Español y Portugués de NYU –en particular, su maestría– tiene un vínculo muy estrecho con el King Juan Carlos I of Spain Center. Este, un espacio cultural e investigativo dedicado a Iberoamérica, también auspiciado por la universidad. ¿Dirías que tal vínculo es simbiótico? ¿Podrías mencionar algún evento del KJCC que recuerdes con mucho cariño de cuando dirigías la maestría, y por qué?
RUBÉN RÍOS ÁVILA: A mí siempre me ha parecido extraordinaria la relación entre el MFA y el King Juan Carlos Center. Yo he quedado muy agradecido de que el programa haya subsistido con ese vínculo preciso. El espacio no tiene nada que ver con el Rey Juan Carlos, el personaje. Quizás haya habido en sus inicios una dotación que involucró su fundación. Nuestra programación se coordina con la del KJCC, lo cual es estupendo porque todas nuestras actividades suceden en ese maravilloso anfiteatro que ellos tienen. Y eso también nos permite compartir con su programa de actividades. Vamos tanto a las actividades nuestras en el KJCC, como a muchas otras actividades que se organizan allí.
Yo recuerdo muchísimas de las nuestras. Una de las que más me conmovió fue la celebración de la poesía reunida de Mariela Dreyfus. Si se puede hablar de una noche mágica, fue esa: una celebración de un acervo poético extraordinario. Lo que más me conmovió fue escuchar en la voz de Mariela su propia poesía a lo largo de toda una vida. Ella escogió poemas desde sus primeros momentos hasta sus momentos de mayor maduración, eso fue verdaderamente extraordinario. Aquello estaba abarrotado, fue una noche muy especial.
Un evento independiente del MFA pero que estuvo en el King Juan Carlos que recuerdo con mucho cariño, fue una conferencia de Antonio José Ponte, este gran escritor cubano, autor de La fiesta vigilada. Él decidió hablar de Nitza Villapol, una profesora de cocina de la televisión cubana. Ha hecho una crónica de una mujer que estuvo en la tele cubana por unos cuarenta años. La televisión cubana es de las televisiones más antiguas de América, incluyendo los Estados Unidos. Esta mujer aparecía en la televisión a la par que la precariedad de la economía cubana fue haciéndose más dura. Con el Período Especial, le fueron quitando días. Creo que de lo que se trataba era de cómo esa mujer tenía que inventarse recetas para alimentos que ya no existían. Era como un acto de prestidigitación gastronómica, cosa que esta mujer hacía con una gran humildad, con una gran creatividad. Pero en ningún momento en Ponte se notaba condescendencia, mucho menos pena boba. De hecho, el texto de Ponte era un texto profundamente cómico. Y ahí descubrí –lo intuía, pero nunca lo había visto tan brutal y talentosamente expresado– la íntima relación que hay entre el humor y los humores del cuerpo. Sabes que existía esta antigua medicina, la medicina de los humores de los antiguos médicos griegos. Yo no creo que la etimología nos acompañe y que haya una relación etimológica entre el humor del buen humor, la comicidad, y el humor de los humores. En francés se dice humour para una cosa y humeur para otra, no como en el español que usamos la misma palabra. Soy ignorante en la etimología, pero intuyo que hay una relación ahí. Hay un elemento antiguamente fisiológico en el sentido del humor. Hay una especie de química, de química antigua. Y en ese sentido, el texto era magistral. Esa noche fue una fiesta, para todos nosotros ver a Antonio reírse del hambre de esa manera tan espectacular.
En 2009, se publicó una plaquette de poesía titulada Geometría Verbal / Verbal Geometry por la maestría de Escritura Creativa en Español. Se trata de una antología de poemas a partir de esculturas y pinturas de varios artistas latinoamericanos, expuestas entonces en la Grey Art Gallery. Sabemos también que Lila Zemborain, directora de la maestría, suele dictar un curso sobre poesía ecfrástica. Dado esto, ¿cuán importante dirías que es para nuestra maestría la relación entre las artes plásticas y la escritura creativa? ¿Por qué?
El sentido que veo a la íntima relación entre la plástica y la poesía se puede extender a las artes, al arte en general. En la poesía lo intuye la paronomasia, la confusión deliberada entre el sonido y el sentido, para que el sonido dilate la reverberación de su ruido antes de disolverse en su sentido. Lo mismo ocurre con el pigmento en la pintura o con la piedra o el metal en la escultura. La representación en el arte es siempre enigmática porque refiere la materia de un modo obstinado o, lo que es lo mismo, de un modo fascinante. Hay algo obstinadamente ilegible en el verso, en la imagen pictórica, en la nota musical, algo que insiste en su materialidad. Es ese materialismo, el que no se disuelve del todo en la dialéctica, ni tan siquiera en la democracia, el que insiste también en la opacidad del género, es ése el germen queer del género, ni él ni ella, acaso ello. Si la política gira en torno a la potencialidad de la representación, incluso más allá de lo humano, es porque aspira a demostrar su imposibilidad, en eso radica su capacidad de justicia. Es de ese modo, me parece, que hay que ser materialistas y formalistas. Es ésa la raíz del deseo del arte: verde que te quiero verde.
Apenas este año, la maestría cumple quince. Es decir, es relativamente reciente si pensamos en otros programas – los famosos cursos de Iowa, por ejemplo datan de 1936. ¿Por qué fue necesaria la maestría entonces, resulta más necesaria hoy? ¿Cómo persuadir a las nuevas generaciones de la literatura latinoamericana que concurran y formen parte de nuestra escuela?
Primero que nada, Iowa no es Nueva York. La idea de armar una maestría como la de Iowa pero hacerla en Nueva York…, no tengo ni que explicarlo. Los estudiantes que vienen a esta maestría vienen a la maestría y vienen a Nueva York. Ninguna de esas dos razones es más poderosa que la otra. Nadie viene aquí a escribir como si Nueva York no estuviera al lado. Y ellos saben que vienen a sufrir porque Nueva York no es una ciudad fácil, no es una ciudad agradable, Nueva York es una ciudad muy dura. Y todo eso forma parte de su encanto. Eso nosotros lo sabemos, que el rival del MFA es Nueva York. En ese sentido, era obvio que tenía que surgir una maestría como esta, aquí, y creo que el éxito ha sido extraordinario.
La maestría de Iowa es muy pequeñita porque ellos usan el programa académico de becar cien por ciento, entonces solo pueden admitir a cuatro o cinco estudiantes en Iowa. Nosotros hicimos una súper-producción, esta maestría monstruosa, viene toda esta gente porque intuíamos que el anzuelo de Nueva York los iba a atraer. Entonces queríamos que fuera un grupo más nutrido, un grupo más salvaje, con gente muy distinta, donde ocurren colisiones muy importantes para el proceso de cada uno. Y tengo que decir que una de las maravillas de esta maestría son las redes que se tejen entre ustedes, que terminan siendo hasta igual o más importantes que el contacto que tienen con los profesores. Tenemos ya a tantos estudiantes que son escritores de mucho peso, que han ganado premios internacionales, que están publicados por las grandes casas editoriales, que dirigen revistas. Todos se conocen, es decir, esta es una familia profesional, una red bien espesa, la red de egresados del MFA. Y no se lo pueden perder, tienen que insertarse ahí, eso es para el resto de su vida.
Translated by CARLOS EGAÑA
Ruben Ríos Ávila’s classes were banquets full of paradoxes, oppositions, and optimism: under the influence of Freud, Lispector, and Lezama Lima, he managed to make our writing sing against their insecurities, in communion. That is how his NYU students remember him, just as the readers of his essays remember him for his preoccupations and his incisiveness about our identities, be them national or sexual, as Spanish speakers. We have spoken about his ideas and his experiences: we are sure that whoever reads them will find them stimulating.
CARLOS EGAÑA: NYU’s Department of Spanish and Portuguese –the MFA, in particular– has a close link with the King Juan Carlos I of Spain Center, a cultural institution that is dedicated to Ibero America. Would you say this link is symbiotic? Could you mention any event at KJCC that you remember fondly from when you were the MFA’s director?
RUBÉN RÍOS ÁVILA: I have always found the link between the MFA and the King Juan Carlos I of Spain Center extraordinary. It’s very gratifying to see that that relationship has persisted. The space has nothing to do with King Juan Carlos, the figure. Perhaps he was influential in the donations that were made when it was founded. Our programming is coordinated with NYU KJCC, which is fantastic because our activities take place in the marvelous amphitheater they have. And this proximity also allows us to share in their own programming. We go to our own activities at NYU KJCC, as well as to the many other activities they organize there.
I remember many of our activities. One that moved me, in particular, was the celebration of Mariela Dreyfus’ collected poetry. If you can talk about magical nights, that was one of them for sure: a celebration of an extraordinary collection. What moved me the most was to hear in Mariela’s voice her own poetry – she had composed throughout her entire life. She chose poems from her first moments until her most mature ones, it was truly extraordinary. It was full of people, it was very special.
An event that was done at NYU KJCC but was independent from the MFA, that I remember fondly, was a conference given by Antonio José Ponte, the great Cuban writer, author of La fiesta vigilada. He decided to speak about Nitza Villapol, a cooking teacher that hosted a TV show in Cuba. She appeared on television while Cuba’s economic precarity became tougher and tougher. During the Special Period, they cut down her appearances. I think the talk was about how this woman had to make up recipes for food that no longer existed. It was like an act of gastronomic prestidigitation, which she did very humbly and creatively. But in no moment was Ponte condescending, even less ashamed. In fact, Ponte’s text was deeply funny. And then I discovered – I suspected it, but had never seen it expressed so brutally and skillfully – the intimate relationship between humor and the body’s humors. You know, there was this ancient medicine, the medicine of the humors of the ancient Greeks. I don’t think etymology is on our side, that there is an etymological link between humor as in good humor, or comedy, and humor as in bodily humors. In French, one thing is called humour and the other, humeur, not like in Spanish or English where we use the same word for both. I’m ignorant of this etymology, but I suspect there’s something there. There’s definitely an ancient physiological element in your sense of humor. There’s a sort of chemistry, of ancient chemistry. And in that sense, the text was masterful. That night was a party – to see Antonio laugh at hunger in such a spectacular way.
In 2009, a plaquette titled Geometría Verbal / Verbal Geometry was published by the MFA in Creative Writing in Spanish. It is a collection of poems about sculptures and paintings of many Latin American artists, shown at that time in NYU’s Grey Art Gallery. Also, Lila Zemborain, the MFA’s current director, usually teaches a course on ekphrastic poetry. Having said this, how important is the link between plastic arts and creative writing for NYU’s MFA program? Why?
I think that the intimate relationship between plastic arts and poetry can be extended to all the arts, to art in general. In poetry, paronomasia is the key, the deliberate confusion between sound and meaning, so as the sound dilates the reverberation of its noise before dissolving into meaning. The same happens with pigments in painting, with stone or metal in sculpture. Representation in the arts is always enigmatic, for it refers to its matter in an obstinate way – or in a fascinating way, which is the same. There’s something obstinately unreadable in a verse, in a pictorial image, in a musical note, something that insists on its materiality. It’s that materialism, which doesn’t totally dissolve into dialectics, not even in democracy, that insists on the opacity of genre – that is genre’s queer origin, neither him nor her, perhaps that. If politics revolves around the potentiality of representation, even beyond the human, it’s because it aspires to demonstrate its impossibility. That’s what its capacity for justice is about. In that way, I believe we must be materialists and formalists. That’s the root of art’s desire: verde que te quiero verde.
This year, the MFA will turn fifteen. It is relatively recent if we think about other similar programs – the famous workshops at Iowa, for example, have been taught since 1936. Why was this MFA necessary then? Is it even more necessary today? How would you persuade the new generations of Latin American writers to apply and form part of our school?
First of all, Iowa isn’t New York. The idea of making an MFA like Iowa’s but in New York… I don’t even have to explain it. The students that come to this MFA, come for the MFA and for New York. None of those reasons is more powerful than the other. No one comes here to write as if New York wasn’t just right there. And they know they come to suffer: New York isn’t an easy or nice city. New York is a very rough city. And all of that is part of its charm. We know that, the MFA’s rival is New York itself. In that sense, it was obvious that an MFA like this one had to appear, and I think its success has been extraordinary.
Iowa’s MFA is tiny, for they give each of their students a full tuition scholarship. They only admit four to five people each year. We made this super-production, this monstrous MFA: we intuited that a bunch of people would come with New York as a hook. We wanted to have a more nourished, more raw group, with very different people, where important collisions happened in each person’s process. And I must say that one of this MFA’s wonders are the networks you sow between yourselves, which ends up being as or even more important than the contact you have with professors. We have many students that are already recognized writers, that have won international awards, that are published by the most important publishing houses, that direct magazines. They know each other, that is to say, this is a professional family, a very thick network, the network of the MFA’s alumni. And you can’t miss that, you have to insert yourselves there, it’s for the rest of your life.
Rubén Ríos Ávila recibió su doctorado en literatura comparada en Cornell University en 1983. Enseñó en el Departamento de Literatura Comparada de la Universidad de Puerto Rico por 29 años. Enseñó como profesor visitante en las universidades de Notre Dame, Emory, Harvard y NYU. Dirigió la Maestría de Ecritura Creativa en NYU desde 2012 hasta 2021. Es autor de las colecciones de ensayos La raza cómica y Embocadura. Fue comentarista cultural del canal 6 en Puerto Rico. Es autor de numerosos ensayos de crítica cultural, teoría queer, literatura hispanoamericana y caribeña.
Rubén Ríos Ávila obtained his Ph.D. in Comparative Literature at Cornell University in 1983. He taught at Universidad de Puerto Rico’s Department of Comparative Literature for 29 years. He also taught as a Visiting Professor at Notre Dame, Emory, Harvard, and NYU, where he then acted as Director of the MFA in Creative Writing in Spanish from 2012 to 2021. He is the author of La raza cómica and Embocaduras. He was a cultural commentator in Puerto Rico’s Channel 6. He has written many essays on cultural criticism, queer theory, and Hispanic and Caribbean literatures.
Foto por/by Sebastián González