Estas tres cartas podrían servir como una introducción a la colección Cartas a Ricardo que Rosario Castellanos escribió a su esposo, Ricardo Guerra Tejada. Se conocieron como estudiantes en la facultad de Filosofía de la UNAM, en 1949. Hay 111 cartas en total, la gran mayoría de Rosario Castellanos y unas pocas de Gabriel, su hijo. Las cartas que he seleccionado aquí son breves, ella está de viaje: de Madrid a Italia en 1951 y de Madison, Wisconsin a New York en 1966. El viaje está presente en estas tres cartas no solamente en los modos de viajar, los hoteles y los lugares nuevos, también en el estilo: las frases son breves, a veces apuntes.
En 1950, Rosario Castellanos viajó a España con su amiga, la poeta Dolores Castro. Las dos recibieron becas del Instituto Hispánico. Antes de regresar a México viajaron por Italia y Alemania. En la carta de 1966, Castellanos ha trabajado en la Universidad de Wisconsin, en Madison, como visiting professor. Gabriel y su nana Herlinda Bolaños fueron a Madison al final del semestre para juntarse con Castellanos. Gabriel tendría cinco años. En la carta de Nápoles, Castellanos conoce a Gabriela Mistral.
En mi traducciones he tratado de capturar el ritmo poético del español de Castellanos, su ironía, su sentido de humor. Uno de los temas principales en las cartas es la lucha de Castellanos por definirse en su múltiples papeles: hermana, escritora, esposa, profesora y madre de Gabriel.
Mi querido Ricardo:
Aquí estamos los tres, amontonados en un cuarto, después de un viaje en el que atravesamos Wisconsin, Indiana, Pennsylvania, Philadelphia, New Jersey y llegamos, por fin, a este lugar incomprensible.
Gabriel aprovecha la anormalidad de la situación para organizar unos berrinches espeluznantes, para agredir con una brutalidad de palabra y obra y para dar rienda suelta a sus obsesiones que ahora son la muerte y el suicidio. No le compres un juguete, amenaza al canto, revolcarse en el suelo, gritar que va a tirarse por la ventana, etc.
Yo he procurado hacer lo que supongo que le divierte a él. Fuimos al Museo de Historia Natural, al zoológico, a ver aparadores y tiendas. Mientras más se esmera uno en complacerlo más tiránico e irracional se muestra. Yo hago como que no le hago caso, porque inmediatamente después le entra un ataque de arrepentimiento, de llanto y de cariño. Pero me agota mucho este pastoreo a esta criatura que, en principio, dice a todo que no, que hay que convencer, a veces por las buenas, a veces por las malas, a veces no mostrando el menor interés. Herlinda es muy jaladora y está entristecida y me ayuda mucho, pero también tengo que guiarla casi íntegramente. Luisa ha tenido que dedicar tiempo a su familia y abandonarnos a poco a nuestra suerte.
En cuanto a mí, estoy haciendo un gran esfuerzo para funcionar, pero tengo una sensación tan aguda de inexistencia, de muerte, de que he sido definitivamente mutilada de lo que era mi sustento y de que me estoy convirtiendo en algo que todavía no sé qué es pero será infinitivamente más pobre y más triste de lo que era antes. En fin, las medicinas me deprimen muchísimo y prefiero la angustia y la náusea. Es inútil que yo vea nada y, vaya a donde vaya, nada me interesa, nada me distrae, no salgo de ese pozo negro donde caí hace mucho tiempo.
[en la cuarta cara, mayúsculas de Gabriel]
Papá, te quiero mucho y es un hotel muy chico. Papá ya estamos en Nueva York. Y es una ciudad muy grande. Papá, fui a ver los animales y esqueletos de dinosaurios y me gustó más el tigre y el león y los changuitos y un gorila también me gustó. Papá te quiero mucho me gustó lo que fui a ver al Museo de Historia Natural y vi cuando todavía no nacían los nenes chiquitos y fuimos al cine a ver Yanco estaba en náhuatl. Ya sé manejar todas las máquinas automáticas y compro chocolates y dulces y juguetes y refrescos, me porto muy bien. Extraño mucho a mis hermanos, quiero una foto de ellos. Besitos.
Gabriel
Rosario
Riverside, New York
My dearest Ricardo:
Here we are, all three of us, piled up in a room, after a trip in which we crossed Wisconsin, Indiana, Pennsylvania, Philadelphia, New Jersey and arrived, at last, at this incomprehensible place.
Gabriel takes advantage of the strangeness of the situation by throwing some truly spectacular temper tantrums; by being aggressive, physically and verbally and to give free rein to his obsessions, which now are death and suicide. If you don’t buy him a toy, he threatens to scream, to throw himself on the ground, to yell that he’s going to throw himself out of the window, etc.
I’ve tried to do what I think will keep him entertained. We’ve been to the Museum of Natural History, to the zoo, to see the window displays and stores. The more one tries to please him the more tyrannical and irrational he becomes. I act as if I’m not paying any attention to him, because immediately afterwards, he’s overcome with remorse, tears and tenderness. But it wears me out all this pampering of this creature, who, at first says no to everything, who has to be convinced, at times for the better, at times for the worse, at times not showing the slightest bit of interest. Herlinda is very capable and she gets very sad and she helps me a lot, but I also have to tell her what to do nearly all of the time. Luisa has had to spend time with her own family and to abandon us to our own resources.
As for me, I’m making a huge effort to function, but I have such an overwhelming feeling that I don’t exist, of having been definitely mutilated from what sustained me and of being converted into something that I still don’t know what it is but that it will be infinitely worse and sadder than what was before. And, the drugs depress me very much and I prefer anguish and depression. It’s useless for me to see anything, and wherever I go, nothing interests me, nothing distracts me, I can’t get out of this black well that I fell into so long ago.
72.- [On the fourth side, in capital letters from Gabriel]
Papá, I love you a lot and it’s a very small hotel. Papá we are now in New York. And it’s a very big city. Papá, I went to see the animals and the dinosaur skeletons and I liked the tiger and the lion and the monkeys best and I also liked the gorilla. Papá I love you a lot I like what I went to see at the Museum of Natural History and I saw when the little babies still hadn’t been born and I went to see movies to see Yanco1 it was in náhuatl. I already know how to ride all the carnival rides and I buy chocolates and candy and toys and soft drinks, I behave very well. I miss my brothers a lot, I want a photo of them. Kisses.
Gabriel
Rosario
Mi querido niño Guerra:
Mañana a las tres de la tarde salimos de Madrid rumbo a Barcelona Ventimiglia. Son dos días de tren. Va a ser un viaje de pronóstico reservado. Si sobrevivimos volveremos a México. Tengo muchas ganas de verlo. Anoche volví a soñar con usted. Lo amo cada vez más. Deseo mucho estar cerca de usted. ¿Ha recibido ya los libros que le envié? Supongo que no. Estamos muy cansadas. Todo el día vueltas y más vueltas, preparativos. Por fin parece que lo tenemos todo listo. Hemos enviado el equipaje a México. Nos quedamos sólo con lo indispensable: dos vestidos de verano. Naturalmente la temperatura ha cambiado. Hace otra vez frío invernal. Escríbame una tarjetita a Roma. Me dará mucho gusto. Será como un vaso de agua a un sediento.
Su Rosario
[undated]
Mi querido niño Guerra:
Tomorrow at three in the afternoon we leave Madrid on our way to Barcelona and Ventimiglia. It’s two days by train. It’s going to be a trip with its outcome yet to be decided. If we survive we’ll come back to Mexico. I want to see you very badly. Last night I dreamt about you again. I love you more and more. I want very much to be close to you. Did you get the books I sent you? I don’t think so. We’re very tired. All day long, running back and forth, preparations. Finally it seems like we have everything ready. We’ve sent the suitcases to Mexico. We’re left only with what’s indispensable: two summer dresses. Of course the temperature’s changed. Once again it’s cold like winter. Send me a postcard to Rome. I would like it very much. It would be like a glass of water to someone dying of thirst.
Your Rosario
Napóles, 20 de agosto de 1951
Mi querido niño Guerra:
Como usted comprenderá fácilmente, yo había querido escribirle con mucha frecuencia, pero hacemos una vida tan irregular y tan absurda. Tenemos tan poco dinero y tiempo; estoy tan absolutamente convencida de que un manuscrito sería intangible y una tarjeta postal carísima, que no me he puesto en comunicación con usted hasta ahora. Hemos estado de viaje desde el tres de agosto, atravesamos Francia con cantidades locas de aventuras y nos internamos en Italia; hasta ahora es este el pais que me parece más hermoso, más digno de ser vivido, mas lleno de estímulos, más rico en cultura, más armonioso. No puedo decirle todavía lo que pienso de Italia pero estoy maravillada. Hemos estado en Ventimiglia, en Génova, en Rapallo, en Pisa, Roma y, desde hace una semana, en Nápoles. A pesar de que es aquí donde hemos permanecido más tiempo es lo que peor hemos conocido. Pues está aquí Gala Mistral y nos pasamos escuchándola todo el día. Yo estoy feliz de ver hasta qué grado, en teoría coincido con la suya. Ahora ella ha tenido que irse a Roma con Doris su secretaria y hemos quedado en su casa. Aprovecharemos estos días para enterarnos un poco de qué es Nápoles. Desde luego tiene museo riquísimo. Ayer estuvimos en Pompeya. Es una experiencia muy especial una ciudad muerta de este modo. Mañana iremos a Capri. Estamos con una señora chilena, ya bastante mayor, a la que conocimos y que es amiga también de Gabriela. Andamos de convento en convento y en albergues para la protección de la joven. Es barato, pero muy incómodo y estamos de un protegido verdaderamente alarmante a pesar de lo cual cada mesero italiano le propone un matrimonio. Tienen una imaginación tan creadora que a pesar de nuestras fachas lastimosas nos imaginen millonarias sudamericanas. Lo amo siempre, niño Guerra, no se alarme si no recibe noticias frecuentes, es, como le digo, muy difícil. Salvo que se conforme con mi letra. Volveré a Roma donde espero tener alguna letra suya. Me dará mucho gusto, pero si no, ni modo. Lo amo, lo amo, quiero volver a México y falta tanto tiempo y sobre todo, tanto espacio. Suya:
Rosario
Naples, August 20, 1951
Mi querido Ricardo:
As you can understand too well, I’ve wanted to write very often, but the life we have here is so irregular and so absurd. We have so little money and so little time; I’ve been so absolutely convinced that a handwritten letter would be intangible and a post card, super expensive, that I haven’t written you up until now. We’ve been travelling since the third of August, we crossed France with a crazy number of adventures and now we’re staying in Italy; so far it’s this country that seems to me the most beautiful, the most worthy to be lived in, with the most stimulation, the richest in culture, the most harmonious. I still can’t tell you what I think about Italy but I’m enchanted. We’ve been to Ventimiglia, Genova, Rapallo, Pisa, Rome, and since last week, Naples. Even though it’s been here where we’ve spent the most time it’s been the place we’ve gotten to know the least. Because Gala Mistral2 is here and we spend all day listening to her. I’m happy to see to what degree, in theory, my ideas coincide with hers. Now she’s had to go to Rome with Doris her secretary and we’ve stayed in her house. We’ll take advantage of these days to find out a little about exactly what is Naples. Of course there’s a beautiful museum. Yesterday we were in Pompey. It’s a very special experience a city that is dead in this way. Tomorrow we’ll go to Capri. We’re with a Chilean woman, quite a bit older, whom we’ve gotten to know and who’s also a friend of Gabriela’s. We stay in one convent then another and in hostels for young women. It’s cheap, but very uncomfortable and we’re so overprotected that it’s truly alarming and in spite of this every Italian waiter proposes marriage. They have such a creative imagination that even with our sorry appearance they think we’re South American millionaires. I’ll always love you, niño Guerra, don’t be alarmed if you don’t receive frequent news, it’s, as I’ve said, very difficult. Only if you resign yourself to my handwriting. I’ll be going back to Rome where I hope to get one of your letters. It would make me very happy, but if not, what can I do? I love you, I love you, I want to go back to Mexico and there’s still so much time and above all, so much space. Your:
Rosario
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Foto: García Garrabella 10/31/1950. – Una exclusiva N.E.R.Y.P. – Madrid. Prohibida la reproducción.
1 Yanco (1961) dir. Servando Gonzalez