Por Raúl Riquelme
Patricio Aylwin fue el primer presidente electo por votación popular en Chile después de la sangrienta dictadura cívico-militar de Pinochet (1973-1990). Su gobierno se caracterizó por el establecimiento de acuerdos “en la medida de lo posible”. Esta obra nace a partir de sus funerales que intentaron elevarlo a la categoría de Cristo chileno.
Aylwin intentó pegar con chicle una sociedad rota que terminó por despegarse en octubre de 2019.
En su vomitiva memoria, esta obra.
octubre 2019.
A Pinochet nadie lo mató.
Salió por un plebiscito donde ganó el NO.
Se fue Pinochet.
Su legado quedó.
Aylwin fue su primer gerente.
(Cuando llega al cielo no encuentra a ningún Dios. Dios estaba de vacaciones o bien nunca había existido. Suena una música. En su lugar, encuentra a un montón de querubines armados con pancartas de protesta. Los hijos de los infértiles políticos eran fértiles. Son los niños de la democracia. Don Patricio, vestido de toga senatorial romana, aún no los ve. Se pasea un rato por el espacio como buscando a alguien antes de situarse.)
1. Don Patricio
Este es Chile. Lo hicimos una tarde de verano en una sala de arte de un museo, con greda que
esparcimos a lo largo de una mesa. La mesa Té Club. Tuvimos que usar agua porque o sino se
nos pegaba en los dedos cuando la estábamos amasando y así no podíamos estirarla a lo largo de la Mesa Té Club.
Nunca fui un artista, la verdad, pero me gustaba estar ahí metido amasando Chile.
Hartas veces se resquebrajó la greda.
Yo creo que más de las que me gustaría contar.
Había que ir entonces, con un poquito de agüita y mojarse los dedos para poder trabajar mejor
la greda.
(Pausa)
Yo creo que era la mejor forma de hacerlo porque así lo aprendí en el colegio cuando era chico.
En el colegio también rezábamos a diario por los niños que no tenían que comer y que querían comer de lo que nosotros teníamos para comer.
Mi mamá me peinaba todas las mañanas con jugo de limón y me mandaba al colegio olorosito.
Desayunábamos té dulce que venía de afuera del país y pan amasado, ese té y ese pan que los niños que no tenían que comer no tenían y yo me preguntaba cómo era que hacían para no tener pan que no comían y el té que no tomaban. Entonces me daba pena por ellos y miraba al cielo y buscaba a Dios para que les diera de comer.
Te buscaba a tí. ¿Estás ahí?
(Apunta a Dios en algún lugar donde él cree que está)
Nunca hiciste la lluvia de panes ni la lluvia de té dulce que te pedí.
Preferías que llovieran ranas antes que lloviera comida.
Intenté serte fiel. Siempre. Me aprendí la Biblia de memoria, desde el Génesis uno versículo uno hasta el versículo cuatrocientos cuatro del Apocalipsis. Me lo aprendí de la misma manera que me aprendí las leyes del país cuando servían. Me leí todos los libros de Historia porque así estaba seguro que, si alguna vez llegaba a ser Presidente, lo iba a hacer con conocimiento de las causas que han llevado a los países a los desastres. Y también a la Gloria. A tu Gloria. Entonces comprendí que la soberbia de Napoleón y de Hitler y de Fidel Castro no sirvió de nada. Yo nada más me tenía que encargar de mantener fresca la greda de un país en una mesa Té Club para la que te pedí ayuda.
Era fe, voluntad política y agua todo lo que necesitaba.
El té Club era mucho más malo que el que tomábamos en mi casa cuando era chico. Era té de bolsa. Yo nunca tomé té de bolsa. Ni en los encuentros vecinales. Me era asquerosamente insípido.
2. Dios
Me destinaste a Esto, Señor.
La sangre azul me corrió por la comisura de la boca cuando estallaron mis interiores, cuando me morí. Supongo que nací con las ganas de ser Presidente. Mi hermano quería ser Presidente también pero Él no tuvo sangre azul, porque con sangre azul no se nace, sino que uno se va tiñendo en el camino. Y él no la tiñó. Y Tú lo sabes bien. Y me pregunto por qué no apareces cuando te estoy hablando si a Ti te debo tanto. Yo me paré en el estrado el día que asumí mi gobierno y grité, fuerte y claro:
Compatriotas:
Pidamos a Dios que nos ayude a cumplir la tarea que Chile espera de nosotros.
¿Y qué me diste Tú?
Pidámosle sabiduría para hacer las cosas bien y no caer en errores ni torpezas.
¿Y qué me diste Tú?
Pidámosle prudencia para afrontar la realidad, sin confundir deseos con posibilidades y para actuar con eficacia
¿Y qué me diste Tú?
Pidámosle energía para adoptar las decisiones y coraje para no amedrentamos ante las dificultades.
¿Y qué me diste Tú?
Pidámosle paciencia para superar incomprensiones y humildad para reconocer nuestros errores.
¿Y qué me diste Tú?
Pidámosle que ilumine nuestras mentes y que acere nuestra voluntad para buscar siempre, y por sobre todo, la justicia.
¿Y qué me diste Tú?
Pidámosle amor para ser siempre solidarios, para trabajar todos unidos y para ayudarnos mutuamente.
¿Y qué me diste Tú?
Yo tengo fe. Tengo mucha fe en Chile y en su gente, en la abnegación, sensatez y fortaleza ejemplares de la mujer chilena; en el temple e ingenio de nuestros trabajadores, en la creatividad de nuestros intelectuales y empresarios, en el idealismo de nuestros jóvenes, en los valores morales de nuestras familias.
¿Acaso podré descansar en paz?
Yo No quiero mi revolución. Quiero mi revelación. Quiero mi Getsemaní.
Dios.
Cuando tenía cerebro y la sangre azul me corría por las venas, porque tenía venas, a veces me imaginaba de pie haciéndome clases a mí mismo de chico.
¿Dígame Patricio?/Patricio, a la pizarra/Patricio, un siete/Patricio, fue la peor nota del curso/Patricio salga a recreo.
Estoy escuchando al profesor y me maravillo con sus historias. Historias de política, de poética y de abogacía. Historias de amor entre un hombre y una mujer que forman una familia y el hombre después es el primer presidente de la Nueva Era.
Señor, usted es formidable.
El pueblo lo necesita.
Alumno Patricio escucha al profesor Patricio. Y se parece a Tí, Señor. Se parece a las imágenes que hemos hecho de Tí.
Dios es alto, de barba, tiene el pelo largo y un triángulo arriba de la cabeza, está sentado en un trono y desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Yo ya no sé qué soy. Señor, yo hice cosas buenas, Tú lo sabes.
Una vez mandó a su hijo para que nos salvara de nosotros mismos. Tú Hijo se llamaba Jesús Cristo. Acá le pusieron gruesos clavos en las palmas de sus manos y otro atravesado en los pies.
También le pusieron una corona de espinas y lo llevaron a declarar al Congreso.
Después se pegó/le pegaron/se pegó/un tiro y lo crucificaron.
Yo no quería eso para mí.
El Gobierno de Jesús Cristo fue inconstitucional. Hizo soñar a los jóvenes con la igualdad, la justicia, la libertad y la verdad. Quiso traer el Paraíso a la Tierra, y el paraíso más parecía refrigerador pelado. En la Unión Soviética, por ejemplo, inseminaron a las mujeres con esperma de gorila y a las gorilas con esperma de hombre.
Yo no quería eso para mi país. ¡Había que estar del lado correcto!
Fuimos demócratas y fuimos cristianos. Siempre nos opusimos férreamente a la crucifixión de cualquiera, pero si había que crucificar a Jesús Cristo para salvaguardar la democracia, era un precio que teníamos que pagar.
No nos culpen por liberar a Barrabás.
3. D.C
Fuimos demócratas y cristianos.
Demócratas porque sacamos a Barrabás cuando ya nadie lo quería y cristianos porque nuestro partido se esmeraba por seguir los dictámenes de Jesús Cristo aunque Jesús Cristo no fuera demócrata.
Era una contracción.
Era la contradicción para mantener el país de greda fresco cuando ya se había resquebrajado lo suficiente.
Éramos los artesanos de la democracia.
Nadie nos dio clases de nada.
Todo lo aprendimos haciendo.
En la declaración de principios de nuestro partido decía lo siguiente:
Si quiere dejar de masturbarse lea su pasaje preferido de la Biblia, recuerde el amor materno y busque algo que hacer, de preferencia, un deporte, de preferencia, fútbol, excepto si es homosexual. En ese caso, no se le recomienda ver a otros hombres sudar y correr tras un balón.
De preferencia, suicídese.
(Pausa)
Eran otros tiempos.
La tarea era hermosa:
construir entre todos la Patria que queremos, libre, justa y buena para todos los chilenos.
El sueño nos quedó grande.
Simplemente fui un demócrata.
Tomamos whisky, sí.
Comimos Barros Luco, sí.
Y jugamos con las cartas que me había regalado el Rey de España. Naipe español original.
Ese whisky y ese Barros Luco que los otros que no tenían que comer no tenían. Y yo me preguntaba cómo era que hacían para no tener el Barros Luco que no comían y el whisky que no tomaban. Entonces me daba pena por ellos y miraba al cielo y buscaba a Dios para que les diera de comer y qué tomar.
(Busca a Dios y se persigna)
Y ahí no sé dónde estabas Tú.
(Se enconge de hombros)
Escuchando Raphael, a lo mejor, en esa sala bien decorada de La Moneda en la que antes se paseaba Barrabás con su esposa, la vieja de los cuchillos.
(Suena Raphael. Don Patricio enciende un cigarrillo. El próximo texto se dice durante la canción, como una interrupción a un breve baile de don Patricio).
Los clavos de la cruz de Jesús Cristo eran balas castrenses con las letras C.I.A. y la cruz la pusimos nosotros.
¿Me vas a dar mi Getsemaní? ¿Me vas a dar mi revelación?
(Se acaba la canción y se agarra la cabeza. Ve a los niños de la Democracia)
4. Niños
Yo también fui profesor. Profesor y Padre.
Patricio es el Pater en la República Romana. Es el senador por excelencia. Patricio viene de pater porque los Patricios son descendientes de los primeros padres de Roma. ¿Se acuerdan de haberlo leído alguna vez? Está todo en sus libros de Historia.
El Mineduc los repartió ayer.
Abran sus libros de historia en la página mil novecientos noventa. El día de hoy leeremos de la mil novecientos noventa hasta la mil novecientos noventa y cuatro.
Un terrorista o el país entero. Esa era la dicotomía.
¿Creen que me voy a hacer la víctima? ¿Qué me voy a desentender de lo que hice?
La Oficina fue un aparato de seguridad creado en mi gobierno para pacificar a un país que recién se iniciaba en su democracia. Un aparato de seguridad del Estado encargado de limpiar el país del extremismo de izquierda, del terrorismo. Frente Patriótico Manuel Rodríguez, MAPU- Lautaro, dividido en Movimiento Juvenil Lautaro y Fuerzas Rebeldes y Populares Lautaro, Movimiento de Izquierda Revolucionaria MIR.
¿Era necesario?
Era necesario.
¡Ilusos! ¿De verdad pensaron que iban a frenar los tanques y las ametralladoras y las bombas con un fusil ruso?
Los militares son brutos y tontos, pero tienen las armas, y si hay algo que sabe hacer un militar es dispararla. Contra su pueblo, sí. Pero sabe usarla.
¿Querían que llevara las armas al poder?
Un día. Un día hubiese durado la transición a la democracia si yo hacía un guiño de más a esos grupos subversivos. Estaba la estabilidad de un país en juego. Un loco con una metralleta no le puede hacer pelea al ejército. A menos que se suicide.
Nosotros fuimos los guatones burgueses que comíamos Barros Luco y tomábamos whisky y escuchábamos a Raphael pero el país que tenemos lo hicimos nosotros. Y ellos.
Gracias a mí pueden ser de izquierda y también ir al mall.
Gracias a mí pueden ser de derecha y exigir derechos como ciudadanos.
Gracias a mí muchos no se interesan en la política. Comamos Barros Luco. Tomemos whisky, leamos los libros de historia, total…
“El guardián de la democracia”/”El hombre de la transición”/”El líder de la transición chilena”/”El artífice de la democracia chilena”/
Le dan color.
Fui el sacerdote de la reconciliación nacional.
CHILE: Yo soy aquel que por tenerte da la vida, yo soy aquel que estando lejos no te olvida. El que te espera, el que te sueña, aquel que reza cada noche por tu amor. Y estoy aquí, aquí, para quererte. Estoy aquí, aquí para adorarte. Yo estoy aquí, aquí, para decirte, que como yo, nadie te amó.
(Pausa)
No.
No pasa nada.
No quiero que me miren con esa carita de jóvenes rebeldes que parece que saben lo que hacen porque no saben nada.
¡Qué saben ustedes de revolución!
¿Saben ustedes cuántos extremistas murieron durante mi gobierno? Treinta y tres.
Fue en COMBATES, no ejecuciones.
¿Saben a cuántos quebramos para que delataran a sus compañeros? Veinticinco.
Yo hice lo que tenía que hacerse. Si no hubiese sido yo otro más lo hubiese hecho. Y peor.
Yo fui un hombre fuerte en vida y en muerte. Yo sé de lo que hablo porque lo viví.
Y no siento remordimiento, ah.
Nunca me he achacado en mi vida. Siempre fui un hombre alegre, dentro de todo. Cada mañana me levantaba y echaba dos cucharadas, no tan colmadas, de azúcar a mi taza de té. Té, porque el café me desequilibra. Y yo soy un hombre equilibrado. Fui. Ni tan tan ni muy muy porque así es mejor.
Ni siquiera me achaqué cuando me enteré que tuvieron que retirar mi imagen de un libro escolar porque asustaba a los niños chicos. Luego sólo dejaron un cuadro en blanco con mi nombre, sin mi foto. Don Patricio. Ahora esos niños no saben cómo luce don Patricio pero está ahí, el que vino después de Jesús y Barrabás. Un hombre que rezaba harto por los que no tenían té ni tenían whisky ni tenían Barros Luco. Yo todavía espero que llegue el día de la lluvia de té, en serio. El día en que el hambre de los que sienten hambre sea saciada.
Yo todavía creo.
Todavía creo.
Yo todavía.
Aunque las larvas se me metan por los ojos y me coman la cara democrática y las manos democráticas y las vísceras democráticas. Aunque los gusanos se ahoguen con la sangre azul que me gané.
(Silencio)
Los gusanos no me comieron.
No me comieron por ser ni tan tan ni muy muy.
(Pausa)
Ya ni me acuerdo si recibí la extremaunción.
5. Mi cadáver se conservará intacto por la eternidad
Señor, Dios Mío: Soy un hombre cristiano pero no soy estúpido. Al ejército había que tenerlo al lado, abrazado. Era un pacto de no agresión. Al mínimo movimiento en falso de uno el otro le daba una estocada, y déjeme decirle, yo no tenía ninguna daga para devolver el golpe. (Se persigna)
Cada mañana, desde el día en que Jesús Cristo asumió como presidente de esta república maldita -porque está maldita, mírenme a mí, que fui presidente-. Cada mañana rezaba, Padre, porque tu Hijo renunciara, porque esa no es la forma de hacer las cosas, no es la forma de llevar al pueblo al poder. LA MEDIDA DE LO POSIBLE ERA LA ÚNICA MANERA DE HACER LAS COSAS, ERA ESO O NO ERA NADA.
(Silencio)
Quiero descansar en paz, Dios mío, pero necesito de tu ayuda, ¿dónde estás?
Padre, Padre, ¡¿Por qué me has abandonado?!
Silencio.
Señor, te pido que me des tu perdón.
Perdóname por haber sido más demócrata que cristiano y haberme pasado la mitad de un gobierno jugando a las cartas con los que entregaron a tu Hijo.
Perdóname por haberme pasado tardes enteras tomando whisky, comiendo Barros Luco y escuchando a Raphael en mi oficina.
¿No tuvimos opción?
¡Pero yo también le saqué los clavos a tu hijo y lo bajé de la Cruz!
Yo quise ser el Pater que no tuvieron y darle estabilidad a algo inestable.
Dos cucharadas de azúcar al té.
La tarea era hermosa: construir entre todos la Patria que queremos, libre, justa y buena para todos los chilenos. El sueño nos quedó grande.
Niños de la democracia: Dijeron que fui un verdadero demócrata y un verdadero cristiano. Y yo sé, créame, en mi fuero interno que no fui ni tan demócrata ni tan cristiano.
Perdóname.
Todo presidente tiene sangre en sus manos, y lo sabe apenas le ponen la cruzada banda tricolor.
“Durante su gobierno también va a haber muertos”, me susurró al oído el general Pinochet.
Ahora sé perfectamente a qué se refería.
Necesito consejo, ¿Dónde estás Dios mío? Ayúdame ahora, a un alma atormentada, como cuando ayudaste a Tu Hijo en el Getsemaní.
Yo no más quiero descansar en paz.
Fui el perro pug de la democracia; condenado a vivir muchos años, pero tortuosos, enfermizos y feos.
(Música)
Una democracia de apariencias, quizás, me dirán ustedes. Pero al menos no andamos a balazos y a cuchillazos en plena calle por motivos políticos. Que mi Dios se apiade de las almas de aquellos hombres que, creyentes de la utopía socialista, cayeron a manos de mi gobierno, pero en esta “nueva democracia” no había lugar para ellos. Adiós.
Se me murió el cuerpo, que quedará intacto, pero el alma sigue acá, esperando por tí.
Quiero mi Getsemaní. Quiero que me ayudes a orar ahora que me morí. Quiero que me mandes a un ángel rubio y skinhead que me fortalezca. Quiero que pudras mi cadáver y lo des como alimento a las larvas.
¿Estás ahí?
¿Me darás mi Getsemaní?
(Silencio)
(A los niños de la democracia)
¿Quiénes son?
LOS NIÑOS DE LA DEMOCRACIA:
Somos los niños de la democracia
los encargados de juzgar a los que nos precedieron
porque lo hicieron todo mal
y lo que pudieron haber hecho bien
no lo hicieron.
Porque la democracia (NO) llegó con una canción en la tele
y no con un tirano que caía al abismo.
Y crecimos con caricaturas magníficas como Hey Arnold
y queríamos ser como Hey Arnold
porque probablemente era mejor que cualquier caricatura hecha por
los soviéticos,
que nos hubieran traído
de haber triunfado el mítico “Plan Z”,
el inexistente “Plan Z”
Pero mi pelea no es contra Hey Arnold ni contra el Cartoon Network
parte de la contradicción está ahí,
que cuando chicos
jugábamos a ser los Power Rangers
y nos peleábamos con espadas lásers que eran palos
Y algunos queríamos ser Batman y otros Súperman.
Y no queríamos ser chilenos,
ni héroes chilenos
porque no tenemos ni uno.
Porque en la patria nos acostumbramos a las injusticias
y que nadie nos salvara.
Don Patricio: Ningún hombre libre iba a ser asesinado durante mi gobierno, le dije a mi mujer antes de asumir este cargo. Me hubiese encantado cumplirle.
(Los niños de la democracia ya no están. Se abre la tierra y don Patricio cae en una zanja de la cual no volverá a salir nunca más. Se da cuenta que no está en el cielo. Nunca hubo cielo. Oscuridad).
FIN