Personajes:
M1
M2
MADRE
NIÑO
BEBÉ
(Todas las escenas suceden en viernes entre la comida y la cena de Shabat)
ACTO I
ACTO I, ESCENA 1
M1 y M2 — abierto
M1:
Da vergüenza amar a la madre
me entero.
Nunca estás y estás
la ausencia
como tú
me llegó a los huesos.
Mamá, me avergüenza amarte pero no cuando te lo digo
pienso
ya muérete … de mi vida. Si no puedes estar
muérete ya. Conmigo.
No a la recesión lenta de vida.
Que sea vida o muerte.
Me dijo: mientras miraba los árboles: abundancia.
La vida es lo mismo que la muerte. Por qué duele la muerte, tuya, en mí
pecho que te llevas.
M2: Déjate morir.
M1: No me voy aunque quiera, ¿qué es eso sino voluntad ajena?
(M1 delante de M2)
M2: Me amarraron las piernas cuando naciste para que no me viniera de ti. No quieren gente como tú que habla y dice.
M1: Cuando se está, la vida es un momento. Por eso prefiero tu mano.
M2: Ven.
M1: Amar me da vergüenza.
La noche, el saco de mi cama, asfixiada, en el asfixie de tener que
dormir
o cogerte.
M2: El dolor es soportable. Eso es lo que más duele.
M1: Solo se sabe cuando está. Por eso prefiero que no venga, para creerlo insoportable.
Morir en el futuro, cuando me duela, pecho, tu ausencia.
(M1 le da un beso sonoro en el oído a M2, la cual hace un gesto de dolor y enojo)
M2: ¿Te acuerdas cuando nos conocimos?
M1: No.
M2: ¿Te acuerdas cuando era niña?
M1: No, mamá.
¿Te acuerdas cuando rompí en agua… adentro?
M2: ¡Sí! Esperé a que te secaras. No sabía que había que acercarse… mojadas.
M1: ¿Cómo se llama? El acto, la palabra, salir, tú…
(M2 empuja a M1)
M2: ¡Hazte para allá!
M1: Tragaba café cargado, el asiento, mientras me tocaba la pierna.
¿Qué significa ser niña?
(M2 no le pone atención a M1, está preocupada por el derrumbe)
M2: Ya estar sofocada.
Los árboles no quieren ser cómplices, pero no se quitan; ahí permanecen cargando a los cuerpos colgados, morando.
M1: Cuando no les gusta algo que digo, me callo.
¿Qué es reputación?
(M2 acaricia a M1)
M2: Te enseño a pasar el tiempo sin arrancarte las cejas.
M1: Me las arranco para pasarme un lápiz negro. Así, después del derrumbe, quizá no me reconozca.
M2: Te reconozco
ACTO I, ESCENA 2
MADRE, NIÑO, BEBÉ – cocina
(BEBÉ llora durante toda la escena; a MADRE le molesta el llanto)
MADRE: Come, mi vida. ¡Moisés, cómete el pollo!
NIÑO: Mamá… te acuerdas…
MADRE: ¿Vas a empezar?
NIÑO: Me seguía a…
MADRE: ¡Oooootra vez!
Cuéntame, ándale. Pero come.
NIÑO: Se llamaba… no, no se llamaba… bueno, sí lo llamaba… estaba chiquito
MADRE: Chiquita – a – a , Moisés. Era una gallina.
NIÑO: Sí… como así de grande). Y me seguía, ¿verdad? Y, yyyy … ¿Qué más, mamá?
MADRE: A ver… ¿Cómo hacía? … ¡¡Pero come!! Quedamos que ibas a comer.
NIÑO: wraf wraf wraf wraf wraf wraf …wrafwrafwrafwrafwraf
MADRE: Otro bocado, Moisés. Ándale.
NIÑO: … y estaba calientito, y lo abrazaba, …pero no me dormía con él, ¿verdad?
MADRE: Calientita -a -a -a
NIÑO: Sí, calientita -a -a -a
MADRE: ¡Come!
Tiraste la sal. Aviéntala para atrás que es de mala suerte.
NIÑO: Lo tenía tooooodo el tiempo.
MADRE: Bueno, solo diez días; hasta que se mejoró el rabino y pudo venir a la casa.
Moisés, te dijimos desde que fuimos a comprar esas gallinas que eran para eso. El rabino las iba a matar al día siguiente para Kapparot pero se enfermó.
No sé por qué te doy explicaciones.
¿Acabaste de comer?
ACTO I, ESCENA 3
MADRE, NIÑO, BEBÉ – pasillo
(NIÑO juega con sus manos/autos; MADRE teje una tira rosa)
MADRE: Ven junto a mí, deja de hacer ruido, Moisés.
NIÑO: No estoy haciendo ruido.
Brrrrrr.. pazzz… brrrrrr… pazzzz, pazzzz, pazzzz…. Brrrrrr… muévete… qué haces … no sabes manejar, no sabes hacer nada…
MADRE: Ven.
NIÑO: Ya voy.
Brrrr… pazzz… auuch… aaaauch… auch.
MADRE: ¡Moisés, hazme caso! ¡Ven! A ver si tu hermano se calma contigo. Ponte aquí, cerquita…
No, siéntate bien. No se te vaya a caer.
(MADRE le pasa al BEBÉ)
NIÑO: ¿Para quién es esa chambrita rosa? Mi hermano no es niña.
MADRE: No, tu hermano es hombre.
NIÑO: Yo también soy hombre.
MADRE: Sí, mi amor. Cuidado con tu hermano. No se te vaya a caer.
NIÑO: Los niños no tejen, ¿verdad, mamá?
MADRE: No, a los niños no les gusta tejer. Nunca les ha gustado. A los hombres les gustan otras cosas, muchas otras cosas.
NIÑO: ¿Y a los niños?
MADRE: ¿Tu qué eres, hombre o mujer? O bueno, ¿niño o niña?
NIÑO: Niño… bueno, hombre.
Madre: A ti no te gustan estas cosas … tú juegas futbol.
NIÑO: Sí…¡Le gano a todos!
MADRE: Eres un campeón… No te muevas, Moisés. Vas a tirar a tu hermano. Agárralo bien.
NIÑO: Sí, soy un campeón. Mi equipo…
MADRE: Sí, mi vida, ustedes ganaron. Solo que nos hicieron trampa.
NIÑO: Sí… sí. El réferi era antisemita
MADRE: Sí, los goyim no nos quieren a nosotros los judíos… Por eso tenemos que cuidarnos. Siempre nos han querido…
No lo puedo creer. Me equivoqué otra vez. Voy a tener que deshacer todo.
NIÑO: Mamá, toma. (Intenta regresarle al BEBE)
MADRE: Espérate.
NIÑO: ¿Para quién es la chambrita? Aquí no hay mujeres.
MADRE: Para la casa; para el derrumbe… tengo que tejer para el derrumbe… para que no se nos venga encima… la casa. Tengo que vestir la casa entera … en mi sueño… la casa… el derrumbe
Perdón, mi vida. ¿Qué quieres?
(NIÑO tira al BEBÉ; BEBÉ llora muy fuerte)
¡Moisés, vas a matar a tu hermano! ¿Eso quieres? ¿Por qué lo tiras así? ¿Lo quieres matar? ¡Estás loco! Lo quieres matar, ¿verdad?
Mi amorcito, tranquilo, tranquilo. Tú hermano es malo, y no nos ayuda, no nos puede hacer un solo favor, ni uno solo. Todo lo quiere para él, no le importa nada, lo quiere todo para él. ¿Verdad, mi amor?
NIÑO: Fue sin querer, mamá. Te lo juro.
MADRE: No me hables…
NIÑO: Fue sin querer. Ma, mami, fue sin querer, te lo juro.
MADRE: Está bien, mi vida. Tranquilo. Tranquilízate. No pasa nada. No llores, no pasó nada. ¿Pasó algo? ¿Pasa algo? ¿Verdad que no?
ACTO I, ESCENA 4
M1 y M2 — abierto
M2: ¿Te puedo tocar?
M1: Prefiero meterme la mano por la garganta antes de dormir; reventar la tráquea, sabiendo que yo la reventé.
Me gusta saber por qué no puedo respirar.
M2: Ya viene el invierno, amor mío.
M1: No sabía si venirme llorando. A veces no vienen las palabras.
M2: Ya viene el invierno, amor mío.
M1: Soñé que me decías güerita mientras me cogías. ¿Escuchaste a mi madre, a mi abuela decirme así?
M2: No te escucho, te desbordas. Deja de comer.
M1: Sale por cualquier parte. Ven, acércate.
M2: No eres tú.
M1: Soy lo que dices que soy porque me confundes. Déjame hablar, no me interrumpas.
M2: Te interrumpes.
M1: Hablo con dolor cuando viene el dolor. Cuando no está, no hablo. Así explico el juicio – no hay con qué lapidar.
Solo hay piedras pequeñas, de esas que se ponen, en vez de flores, en las tumbas de nuestra gente… para decir que se estuvo, que se sufrió por la ausencia del muerto, que lo presenció el muerto.
Cuando me muera, no pongas esas piedras en mi tumba. Esas son las que matan.
M2: ¿Eso te dijeron?
M1: No, eso pensé y te lo dije.
M2: ¿Se te olvidó? Tú ya no hablas.
Dejaste de hablar cuando hablaste; Cuando dijiste; Cuando nos amenazaste; Te atragantaste, te dimos medicina para que durmieras, tranquila, sin soñar; Cuando te metieron mano; ¿Quién te metió mano? Te electrocutamos. Un poco solamente. Te electrocutamos hasta que se te olvidaron las palabras como “rábano, papa, berenjena, cebolla, perejil”.
Así se te arrancó el lenguaje, hijita mía.
M1: ¿Y la voz?
M2: ¿Por qué eres necia? ¿Por qué sigues en esto?
M1: Soñé que…
M2: Imposible. Tú ya no sueñas.
Y, ¿qué pasó?
M1: Estoy cansada, otro día te cuento…
M2: Bueno… y ¿qué pasó?
M1: Siempre me despierto. Solo tengo que llegar al borde para despertar a esto.
ACTO II
ACTO II, ESCENA 1
MADRE, NIÑO Y BEBÉ – cocina y pasillo
(NIÑO se golpea la cara con la mano; la MADRE, sentada en la cocina, lo escucha pero no lo ve)
MADRE: ¿Qué haces? Ven para acá. ¿Qué haces?
Ya va a llegar la señora Raquel para ayudarme a hacer los Kibbes.
80 Kibbes grandes, 100 kibbes chiquitos, 45 platillos voladores… 40 kibbes de pollo… ¿Qué más? …
Moisés, ven para acá, ¿qué haces? ¿Qué es ese ruido que se escucha? Moi – se – eees. ¿A qué juegas?
No sé si voy a terminar antes de Shabat. Todavía tengo que hacer el arroz para el agrio.
¡Moisés! ¿Otra vez con lo mismo? Ven, te cuento una cosa. ¿Se te antoja algo de comer antes de la cena? Mira qué tranquilo está tu hermano, parece un angelito… ¡Me vas a volver loca con ese ruidito! … ¿De dónde sacaste otra vez esa pelota? Ya se la había regalado a… ¿cómo se llama? … Ven, mira qué precioso se ve tu hermano durmiendo.
Bueno, como no escuchas y te mandas solo, cuando llegue la señora Raquel para hacer los Kibbes, le abres por favor…Uy, ¡casi se me olvida! ¡Casó a su nieta, va a llegar feliz!
Hay que felicitarla…
¿Moiséééés? ¿Moi – se-es? Ven, te doy algo antes de la cena de Shabat, ¿qué se te antoja, mi vida?
Ya se tardó mucho, siempre llega tarde. A ver si da tiempo de hacer los kibbes antes de que oscurezca.
(entra NIÑO a la cocina)
¡Hola mi vida! ¿Por qué tienes toda la cara roja otra vez? Ya te dije que… Ven, mi corazón. ¿Estás bien? Mi chiquito…
NIÑO: Tengo hambre.
MAMÁ: Espérame. Siéntate un segundo. Ya voy a terminar.
ACTO II, ESCENA 2:
M1, M2, MADRE, NIÑO, BEBÉ – cocina
(Hay una montaña de kibbes muy alta en la mesa. Alrededor de la mesa están sentadas la MADRE, M1 y M2. La MADRE tiene al BEBÉ en brazos y está dándole pecho; M1 y M2 están sentadas, haciendo kibbes con las manos y agregándolos a la montaña que está a punto de despolomarse.)
MADRE: ¿Le jalaste al baño? … ¿Le jalaste al baño? Te estoy hablando… ¿Limpiaste el asiento?… ¿Te lavaste las manos, por lo menos?… ¿Moisés? …Vete a lavar las manos, no seas cochino. Te he dicho mil veces que te tienes que lavar las manos después de ir al baño….¿No me vas a hacer caso? ¿No me vas a voltear a ver? … No toques los kibbes, por favor. Tienes las manos sucias…¿Le jalaste al baño, sí o no? …Moisés, soy tu madre, hazme caso…¿Limpiaste el asiento?
NIÑO: No.
Madre: ¿Qué? ¿qué dijiste? No escuché… ¡Moisés, limpia el asiento!
NIÑO: ¡Tú límpialo!
MADRE: ¡¡No lo puedo creer!! (El grito despierta al BEBÉ el cual empieza a llorar muy fuerte)
MADRE: Por favor come. Come. Mira, aquí está, ¡come! Aquííí. Te estoy dando. Pero mi vida, te estoy dando ¿qué te pasa, por qué no quieres? Pero si te estoy dando…
¡Shhh shhh shhh! Tranquilo mi chiquito, tranquilo mi amor. Toma. Aquí está.
Shhhhhhhhh… por favor.
(MADRE desesperada, ahoga al BEBÉ contra su teta)
NIÑO: Mamá… Mamá… Ma, Ma, Ma, Ma, Mamá, Mami, Ma, Ma, Ma ¡Maaa!
(NIÑO empuja a MADRE; BEBÉ vuelve a llorar)
MADRE: Llora diferente, ¿verdad? Es el mismo llanto que escuché cuando nació….Tú también llorabas así.
NIÑO: ¿Yo lloraba así?
MADRE: Sí, llorabas así…
ACTO II, ESCENA 3
M1, M2, MADRE, NIÑO, BEBÉ – cocina
(M1 está parada detrás de M2 acariciándole el cabello. A ratos las caricias se tornan en jalones que le duelen a M2, y luego regresan a caricias suaves, cariñosas. MADRE habla por teléfono)
MADRE: Hola, me podría comunicar con la señora Cohen, por favor… De su hija… Sí, gracias.
¡Ven! ¡Acércate! Ven a decirle a tu abuelita Shabat Shalom.
NIÑO: ¿Dónde está mi abuelita?
MADRE: Ven, acércate.
NIÑO: Dónde…
MADRE: Aquí … Ven, ya va a contestar, acércate.
NIÑO: ¿No va a venir a la casa?
MADRE: No, está en el Eishel…
¡Cómo se tardan estos! Siempre es lo mismo.
Está en un asilo, ¿te acuerdas que te dijimos que ahora va a vivir ahí? Es muy bonito…
NIÑO: ¿Qué es Eishel, mamá?
MADRE: Ay, Moisés, ya te expliqué… es el árbol que plantó Abraham. Es un árbol en medio del desierto que da sombra.
Shhh, creo que ya va a contestar. ¡Ven!
NIÑO: Pero, mamá, ¿dónde duerme?
MADRE: No es posible, no es posible que se tarden tanto en comunicarla.
¿Bueno?… ¿Hola? … Sí, la hija de la señora Elisa Cohen…. No, no me ha contestado. Llevo horas en la línea…. Gracias…
NIÑO: ¿Dónde duerme?
MADRE: Shh, acércate, ya se escucha ruido, parece que ya nos va a contestar.
¿Sí? ¿Bueno?… ¿Está dónde?… ¿Y qué hace ahí? … ¿Y no me la podrían comunicar? Ya va a oscurecer y no puedo estar en el teléfono durante Shabat. Oiga, ¿no respetan Shabat ahí?… ¿Entonces?… Pásemela, por favor… Gracias.
Esta gente de verdad a veces es medio… No lo puedo creer, me colgaron. Es el colmo. Es el colmo. Está a punto de meterse el sol. Moisés, ¿qué hora es? Rápido, dime. Moisés, deja de verme así y dime qué hora es…
Corre a la ventana, ¿hay luz?
Hola, acabo de hablar hace unos minutos. Soy la hija de la señora Cohen. Se tardaron muchísimo en contestar, me pasaron de enfermera en enfermera y luego me colgaron. Hágame el favor de pasármela, tengo mucha prisa… Sí, ya había hablado… Ahorita, ahoritita, hace menos de tres minutos… ¿Otra vez? Cohen, Elisa C – O – H – E – N … Gracias.
Moisés, ¿qué haces?, ¿hay luz o no? Ven ahoritita.
NIÑO: Sí.
¿Cuánto tiempo va a estar ahí? ¿Tiene frío?
MADRE: No sé, Moisés. Hasta… ¿qué preguntas son esas?
NIÑO: ¿Qué hace ahí?
MADRE: Nada, ahí está más cómoda porque tiene quién la cuide y hay muchas actividades muy buenas y gente de su edad. Así como cuando tú vas al deportivo a jugar con los niños de tu edad. La pasas muy bien, ¿no?
La musiquita en el teléfono me está volviendo loca.
¿Bueno?… Por fin, de verdad que se tardan muchísimo… Sí, soy su hija… ¿Cóoooomo? ¿Cómo que está dormida? ¿Qué horas son estas para tomarse una siesta? … Bueno, déjela dormir. Dígale que hablamos para decirle Shabat Shalom.
Ya cámbiate para la cena. ¡Ponte guapo, Moisés!
(MADRE se tapa los ojos/cara para rezar)
Baruj Ata Ad-o-nai E-lo-hei-nu Melej HaOlam asher kidshanu bemitzvotav vetzivanu lehadlik ner shel Shabat – Amén.
ACTO II, ESCENA 4
M1, M2, MADRE, NIÑO, BEBÉ – cocina
(M1, M2, la MADRE Y el NIÑO están sentados en la mesa. La MADRE tiene las manos sobre la cara por cansancio. M1 está cargando al BEBÉ. M2, también con las manos en la cara, es espejo de MADRE)
MADRE: Estoy muerta…
NIÑO: Ma…
MADRE: Dime, mi vida.
NIÑO: Verdad que…
MADRE: pásame a tu hermano, estoy agotada… (NIÑO le pasa al BEBE)
Gracias, mi corazón…No hace nada de ruido tu hermano, qué raro.
NIÑO: A verlo.
MADRE: Ven, acércate despacito.
NIÑO: Parece que no respira, verdad, mamá.
MADRE: No digas eso, Moisés… Sí, ¿verdad?
NIÑO: Huele a bebé.
MADRE: Y a leche. ¿Cómo huelen los bebés?
NIÑO: A la crema de bebé que está en el baño. Yo también me la pongo.
Necesito ir al baño… quiero pishar.
MADRE: Dame un beso antes de irte. ¿Quiénes son mis amores? … ¿Quiénes? A ver… A ver si sabes…
NIÑO: Nosotros.
MADRE: ¡Soy la más feliz del mundo!
(MADRE se pone las manos en los ojos/cara para rezar)
Bendito seas Tú, Señor, nuestro Dios, Rey del universo, que nos ha santificado con Sus preceptos y nos ha ordenado encender la luz del santo Shabat.
Sea Tu voluntad, Señor mi Dios y Dios de mis padres, que tengas bondad conmigo y con toda mi familia; recuérdanos para el bien y la bendición; concédenos a nosotros y a todo el Pueblo de Israel una buena y larga vida; considéranos para la salvación y la compasión; bendícenos con grandes bendiciones; haz nuestro hogar completo, coronándolo con la sensación de tu Divina Presencia habitando entre nosotros.
Hazme digna de criar niños y nietos eruditos, que sean sabios y comprensivos, quienes amen y teman a Dios, personas con verdad, santidad y ligados a Dios, que deslumbrarán al mundo con Torá, bondad y servicio a Dios.
Amén.
ACTO II, ESCENA 5
MADRE, NIÑO Y BEBÉ – cocina
MADRE: Te van a encantar las acelgas que preparé. ¿Tienes hambre, mi vida?
NIÑO: Quiero dormir.
MADRE: Ahorita no te puedes dormir. No te vas a querer despertar para la cena.
NIÑO: Ma…
MADRE: Déjame tejer un rato. ¿Te pongo uno de tus videos? Ya pronto se va a meter el sol y no vamos a poder prender la tele hasta mañana en la noche, cuando termine Shabat.
(MADRE le pone un video en la televisión)
“En un bosque, de la China, la Chinita se perdió,
como yo andaba perdido nos encontramos lo dos.
En un bosque, de la china, la chinita se perdió,
como yo andaba perdido nos encontramos lo dos.
Era de noche y la chinita
tenía miedo, miedo tenía de andar solita.
Anduvo un rato y se sentó.
Junto a la china, junto a la china me senté yo.
(x2)
Y yo que sí, y ella que no.
Y yo que sí, y ella que no.
(Suena teléfono)
y al cabo fuimos, y al cabo fuimos,
y al cabo fuimos de una opinión.
Chinita no quelel comel fluta, no quelel comel veldula, solo quelel comel alozzz.
Bajo el cielo, de la China,
la chinita se sentó.
Y la luna en ese instante
indiscreta la besó.
(x2)
Luna envidiosa;
luna importuna,
tenía celos, celos tenía de mi fortuna.
Anduvo un rato y se sentó.
Junto a la china, junto a la china me senté yo.
Y yo que sí, y ella que no.
Y yo que sí, y ella que no.
Y al cabo fuimos, y al cabo fuimos,
y al cabo fuimos de una opinión.
En un bosque, de la China, la Chinita se perdió,
como yo andaba perdido nos encontramos lo dos.
En un bosque, de la China, la Chinita se perdió,
como yo andaba perdido nos encontramos lo dos.”
MADRE: No llores, Moisés. Dame un segundo.
¿Bueno? … ¡Hola, Raquel! … Sí, la hija de la señora Elisa Cohen… ¿Cómo está? Gracias por regresarme la llamada… Bien, nosotros bien, gracias a Dios. Solo para preguntarle si puede venir en una semana, el próximo viernes, para ayudarme a hacer unos kibbes… Gracias. La espero, entonces… ¿Qué?… ¿Cuándo se casa su nieta? … ¿La mayor?… Uy, qué felicidad, enhorabuena. ¡Mazeltov, le deseo lo mejor! … disfrute, nos vemos pronto, entonces… Sí, igualmente, Shabat Shalom.
Moisés!! Apágalo ahoritita!
ACTO III
ACTO III, ESCENA 1
M1 y M2 – abierto
(M1 y M2 voltean hacia el techo)
M1: Soñé…
M2: Imposible. Tú ya no sueñas…Y, ¿qué soñaste?
M1: Estoy cansada, otro día te cuento…
M2: Bueno… y ¿qué pasó?
M1: No lo puedo creer. Ya me equivoqué otra vez.
M2: Güera… güerita…
M1: El derrumbe. La casa se estaba cayendo. Olivos, donde crecimos. Fue antes de que la embargara el banco, antes de que echaran todas nuestras cosas a la calle. La casa se tambaleaba, tronaba, salpicaba salitre mientras se cascaba. Te buscaba para que saliéramos. Siempre te estoy buscando. Se está cayendo la casa, está temblando. Eso es lo que vengo a decirte. Se está cayendo la casa, está temblando. Hay que salir antes de quedar, aquí, sofocadas. El cemento pesa mucho, aunque cuando está bien arriba no se siente. El cemento pesa cuando no es casa.
M2: No quería dejarte, aunque siempre te quiero dejar. Encontré, mientras empacaba mi ropa para salir, una lista del mercado: shampoo de manzanilla, té de manzanilla y galletas marías. Para el dolor. Tanta ropa, no se puede llevar ni dejar. Me enseñaste a comprar, mamá. Eso hacíamos desde que éramos niñas. ¿Te acuerdas? Cada que entrabas a una tienda comprabas todo lo que te gustaba, todo lo que había en tu talla. No se podía hablar contigo porque respondías, pero no estabas.
M1: No sé adónde te ibas… ¿Cómo se me ve? Las gardenias me recuerdan a la flor del naranjo. Me envuelvo, pero nunca de rosa. Yo no quería dejar eso atrás, toda esa ropa. Tú no querías salir porque no encontrabas tus joyas. Aquello chilla, truena, está a punto de caerse, como yo siempre me he imaginado que se cae, una casa, a punto de caerse. Así, igualito.
M2: Pasabas de cuarto en cuarto. Cocina, pasillo, pasillo, cocina, cocina, cocina, cocina, cocina, pasillo, cocina, cocina. No te ibas a ir sin tus joyas. Yo te ruego, nos vamos a morir, mamá. Nos vamos a enterrar. Nos vas a enterrar por no dejar; por miedo a volver a comer pasta con atún de lata y sal los domingos. De ahí venía el salitre, de la sal de mesa, aunque siempre la cuidamos. Cuando se cae, se avienta para atrás. Así se rompe la mala suerte. Las uñas nunca se cortan después de las diez de la noche. Se tiran al escusado y se jala. Son de mala suerte. Dan asco, dan pena.
M1: Se nos va a caer todo encima, esto ya truena mucho y yo quiero vivir. ¡YO QUIERO VIVIR, MAMÁ!
M2: Quiero vivir pero nunca lo he dicho. Te ruego. Yo quiero vivir. Siempre he querido vivir porque si no estaría muerta. La muerte es fácil, siempre está. Hay que dejarse ir a la vida que nos dicen que es vida para morir.
M1: Afuera hay luz, aún se puede ver. Todavía no es de noche. Vámonos antes de que oscurezca, antes de que se caiga la casa encima mientras dormimos. Entre mis cajones, no sé si buscaba la ropa o esto que te digo. No tengo nada que enseñarte, te digo como queriéndote enseñar que yo encontré otra manera. Tú no te atreviste, pero yo sí.
M2: Yo sí.
M1: Mírame. Tenía miedo a morir. Siempre he tenido miedo a morir. Digo eso y me parezco a ti. Así hablas, con palabras ajenas, diciendo cosas que ya se saben, que todos dicen, que no se sienten. Tengo miedo de no poder salir sin ti.
M2: Hacías cuentas y sumabas mucho dinero.
M1: Es mucho dinero, muchísimo, sí. Somos ricas, mamá.
Mientras se cascaba la casa… hacemos lo que siempre hacemos. ¿Me escuchas? A veces siento que no me escuchas, solo si hablo de muerte. Por eso no digo que quiero vivir.
M2: Las paredes de la casa nunca tuvieron salitre.
M1: Yo quiero vivir.
ACTO III, ESCENA 2
M1, M2, MADRE, BEBÉ, NIÑO – abierto
M2: Cada que me separo de ti, regreso a mí. Ahí está dios, en el camino de regreso, entre tú y yo. Ahí donde me siento más perdida, donde no te veo y no me encuentro; no soy nada.
Hay pasos que doy, metros que recorro para regresar de eso, de estar en ti y querer más, sin verte. Regreso a mi cuerpo. Desde ahí te puedo ver.
M1: ¡Mamá, encontraste las palabras! ¿Llegaste a ellas, ellas a ti, son tuyas? Las que dices… ¡Las que me dices! ¿Cómo llegaste?
MADRE: Pásame tu plato, mi amor, ¿ya terminaste de comer tu pollo?
M2: A mí también se me arrancó el lenguaje. Hablo por hablar, para no hablar, para no decir.
M1: Dilo otra vez, mamá.
M2: Te atropellaron.
MADRE: Mi vida, termínate ese pollo por favor.
M1: No mamá, te atropellaron a ti. Dilo otra vez.
M2: Te atropellé…Te atropellé para quitarte la voz. (a la MADRE)
M1: No, el lenguaje. (a la MADRE)
M2: Te atropellé para quitarte la voz.
M1: Sí mamá, me atropellaste. Pero la voz nunca se ha ido. ¡Regresa!
MADRE: ¡Ándale, mi amor! Tres bocados más.
M2: Me atropellaron. Me atropellaste.
M1: Sí, dilo otra vez.
MADRE: Te va a dar hambre. ¡Come!
M2: Tragué mucho pan, Challah porque sabía dulce y no me dejaban comer dulces. Los tenían bajo llave. Tragué Challah, toda la que sobró.
M1: Dilo. (a la MADRE)
MADRE: Coooome, Moisés.
M2: Me atropellaste.
M1: Regresa, ven, mamita.
M2: Tragué para no hablar, para explotar, para alimentar a mis hijas dentro, para que ellas también tragaran antes de nacer, para que nacieran con la boca llena sin poder llorar.
Tragué para que no me tocaran más adentro; donde dolía; para crecer gorda.
“Qué bonita cara, pero lástima de cuerpo”, decían. No se daban cuenta que ese cuerpo era suyo. El mío, el de adentro, el de abajo, no lo veían. Era mío solamente, por gorda… gordita a los 6 años.
M1: ¿Quién te veía a los 6 años? (a la MADRE)
MADRE: Mi vida, deja de jugar con tu comida.
M2: Mi abuelo. No tocaba muy profundo, solo la carne.
MADRE: Por qué pones esa cara de asco, ¿qué te pasa? ¿No te gusta el pollo? Siempre es lo mismo.
M1: Tengo hambre.
M2: Dejaste de escuchar.
M1: No, solo tengo hambre.
M2: Hablas como yo.
M1: Solo cuando tengo hambre.
MADRE: Último bocado, ándale. Abre graaaande…
M2: Toma, mi amor… come
M1: Rábano, papa, berenjena, cebolla, perejil.
FIN.