Nada es para tanto. Todo está permitido, por Óscar de la Borbolla. México, FCE, 2020. 256 págs
…entre tener madre y ser un hijo de la chingada
había optado por lo segundo, por arrancarse la culpa y la nostalgia.
Óscar de la Borbolla
Las novelas Nada es para tanto y Todo está permitido del filósofo y escritor mexicano Óscar de la Borbolla bien pueden asociarse a la tradición erótica y placentera que ha sido trazada por el Marqués de Sade, Vladimir Nabokov, Georges Bataille y Jean Genet, entre muchos otros autores del género. Reunidos en 2020 bajo la colección popular del Fondo de Cultura Económica (FCE) a 29 y 26 años de sus publicaciones originales, estas novelas reaparecen para celebrar la obra literaria de un filósofo consagrado que continúa con su labor activa como profesor, investigador y conferencista.
En nada se equivoca la información de la contraportada de la edición al considerar a estas novelas como el génesis de un Adán y Eva de la literatura erótica mexicana. Ambas, tan ligadas e independientes, muestran las aventuras pasionales de un par de personajes que viven para entregarse al placer. Estos protagonistas se ven obligados a hacer frente a sus propias realidades, las cuales están repletas del humor y las condiciones de vida de los mexicanos. Ambientadas entre la ciudad de México y las playas de Acapulco y Cancún, espacios ideales para el éxtasis afrodisíaco, indudablemente, estas novelas resultan eróticas y mexicanas, pero ¿qué es lo que esconde este par de libros para que valgan la pena el ser leídos cuando en apariencia relatan solamente la vida erótica de dos personajes?
Ganadora de La Sonrisa, un premio al humor literario en 1991, Nada es para tanto habla acerca de Gabriel, un joven aprendiz de peluquero que decide rebelarse a su tradición familiar al huir de casa para evitar el destino en el que se habían estancado sus padres. Inútil para hacer otra cosa además de cortar el cabello, el joven de 18 años pronto se da cuenta de que entregar su cuerpo podía otorgarle mayores facilidades al trabajo ordinario. Es así como llega a Acapulco y se sustenta al vender su cuerpo a las ancianas extranjeras, hasta que logra enamorarse de una camarera nativa de la costa. Burlado al intentar establecer una familia y volver al camino del “bien”, Gabriel regresa a la ciudad para asegurarse la vida a través de la venta de su cuerpo, acción que le permite encontrar a una nueva madre postiza que lo mantendrá bajo nuevas y mejores condiciones a las de su familia rezagada y pobre.
Por su parte, Gabriela, la protagonista de Todo está permitido, tuvo su despertar sexual desde los 8 años, cuando jugaba con todos los hombres de su colonia y su escuela dentro de la oscuridad de cualquier clóset o sótano. Más tarde, a los 12, perdería su virginidad completa para entregarse a la vida fácil del placer remunerado. Solo con la muerte de su madre y las exigencias de su abuela, Gabriela intentó mantener una vida normal con un trabajo honroso y un novio estable, experiencias que le permitieron decidir el rumbo de su vida. Profesional de primera en seducir a los hombres, Gabriela se entregó a la venta de su cuerpo para hacerse de un coche, una casa y una herencia propias que la hicieron alcanzar la independencia y la felicidad a través de la entrega total de su cuerpo.
Gabriel y Gabriela son dos personajes que comparten muchas características más allá de sus nombres, como la rebelión en contra del conservadurismo de sus hogares, su decisión de no mirar al pasado, su entrega total al placer, su independencia remunerada al entregarse a la vulgaridad de vender sus cuerpos y su rechazo a la vida estable y feliz que dictaban sus sociedades hipócritas. Incluso compartían una fecha especial, el 8 de agosto, que había sido el día en que Gabriel había nacido y el día en que Gabriela había recibido la herencia de un viudo millonario. Como se logró destacar en el diseño de la portada de la edición, en Gabriel siempre estuvo presente el peine de carey de su pasado familiar, al cual termina venciendo al verse exitoso en la vida. Por otra parte, en Gabriela perduró su costumbre de colocarse una canica en el ombligo al momento de bailar para sus parejas, canica de la cual se logra desprender al recibir su herencia, para bailarse a ella misma con su ombligo al aire libre.
Algo que caracteriza a estos libros además de la libertad sexual es el humor tan explícito y enriquecedor de la narrativa, con expresiones tan sugerentes como “ganso” o “pálidas baguetes” que, junto a las groserías, descubren un vocabulario cotidiano de la sociedad mexicana que no suele explotarse en las novelas convencionales. De esta manera, obras que exageran en su liberación sexual y el humor grosero y subliminal, Nada es para tanto y Todo está permitido representan un respiro dentro de la literatura mexicana en el cual se exponen los deseos más íntimos de la carne y su liberación frente a una sociedad enmascarada con un conservadurismo moral que prohíbe los escándalos a los que suele relacionarse el placer. En estos libros de Óscar de la Borbolla, Gabriel y Gabriela son personajes para los que Nada está Prohibido.
Bibliografía:
Borbolla, Óscar de la, Nada es para tanto. Todo está permitido, México, FCE, 2020, 256 págs.