Diana Gabriela Magallón García | Maria del Carmen Ruiz | Damián García Cervantes
Ilustración por Juan Vázquez
Creación y escritura colectiva de Vaca 35 Teatro en Grupo
Personajes
MUJER 1
MUJER 2
MUJER 1: ¡Y estos guantes! Estos eternos guantes. Mira que te lo he dicho y repetido
que los dejaras en la cocina. Con eso me figuro pretendes enamorar al lechero. No,
no me mientas, es inútil, cuélgalos encima del fregadero. ¿Cuándo comprenderás
que esta habitación no hay que profanarla? Todo, absolutamente todo lo que viene
de la cocina es esputo. Sal y llévate tus esputos. Pero para, no te prives, y hazte la
mosquita muerta. Y sobre todo no te des prisa, tenemos tiempo de sobra. ¡Sal!
Prepare mis trajes. ¿No está aquí? ¡Clara! ¡Clara!
MUJER 2: Que la señora tenga la bondad de disculparme. Estaba preparando la
infusión de la señora.
MUJER 1: Prepare mis trajes, el vestido blanco de lentejuelas, el abanico, las
esmeraldas.
MUJER 2: Si señora. ¿Todas las joyas de la señora?
MUJER 1: Sáquelas, quiero escoger yo misma. Y sobre todo los zapatos de charol.
Esos que tanto codicia usted desde hace años. Para su boda me figuro. Confiese
que la sedujo. Que está usted embarazada. Confiéselo. Se cree usted que es cosa
grata para mí saber que mi pie está envuelto entre los velos de su saliva, entre la
bruma de sus pantanos.
MUJER 2: Deseo que la señora esté guapa.
MUJER 1: Y lo estaré. Usted me odia, ¿verdad? Me ahoga, me ahoga con sus
atenciones, con su humildad, con las espadañas y la reseda. Hay demasiadas
flores, es mortal. Estaré guapa, más de lo que usted pueda serlo. Porque con ese
cuerpo y esa cara nunca podrá seducir a Mario, ese joven ridículo nos desprecia.
¿Y si le ha hecho un hijo?
MUJER 2: Pero si yo nunca he….
MUJER 1: Cállese idiota, mi vestido.
MUJER 2: Sí, el vestido rojo. La señora se pondrá el vestido rojo.
MUJER 1: He dicho el blanco con lentejuelas.
MUJER 2: Lo siento, la señora se pondrá el vestido de terciopelo escarlata.
MUJER 1: ¿De verdad? ¿Por qué?
MUJER 2: No puedo olvidar el pecho de la señora bajo los pliegues de terciopelo.
Cuando la señora suspira y habla al señor de mi fidelidad. Un traje negro le sentaría
mejor a mi viudez.
MUJER 1: ¿Cómo?
MUJER 2: ¿Tendré que precisar?
MUJER 1: ¡Ah! Te refieres… muy bien. Amenázame, insulta a tu ama. ¿Te refieres,
verdad, a la desgracia del señor? Tonta. Este no es el momento de recordármelo.
Pero de esta indicación voy a sacar gran provecho. ¿Sonríes? ¿Lo dudas?
MUJER 2: Señora aún no hemos llegado hasta ahí, no hemos llegado al momento de
resucitar.
MUJER 1: Mi infamia, mi infamia, ¿resucitar?, qué palabra.
MUJER 2: Señora, ¿si el señor está en la cárcel…?
MUJER 1: Si el señor está en la cárcel es gracias a ti. Atrévete a decirlo. Atrévete. Yo
obro clandestinamente camuflada por mis flores. Pero nada puedes contra mí.
MUJER 2: La palabra más insignificante le parece una amenaza. Que recuerde la
señora que soy la criada.
MUJER 1: Por haber denunciado al señor a la policía, por haber aceptado venderle
yo estaría a tu disposición. Y peor aún, ¿crees que no sufrí? Yo, yo obligué a mi
mano a escribir lentamente, firmemente, sin errores ni tachaduras esa carta que
mandaría a mi querido a presidio. ¿Hablas de viudez? El señor no está muerto. Al
señor de presidio en presidio lo llevarán hasta la Guyana quizá, y yo, su querida,
loca de dolor lo acompañaré en el convoy. ¿Hablas de viudez? El vestido blanco es
el luto de las reinas. Te niegas a darme el vestido blanco.
MUJER 2: La señora se pondrá el vestido rojo.
MUJER 1: Está bien, dame el vestido, que sola estoy y sin amigos. Veo en tus ojos
que me odias.
MUJER 2: La quiero.
MUJER 1: Me quieres y me respetas y esperas mi donación, la cláusula a tu favor.
MUJER 2: Haré hasta lo imposible.
MUJER 1: Ya sé, ya sé, no intente liarme. ¿De qué infecta buhardilla, por donde en
las noches vienen a visitarla los criados, trae usted esos olores? La buhardilla, la
habitación de las criadas, el desván. Ahí, ahí las dos camas turcas separadas por
la mesita de noche. Ahí, ahí la cómoda de pino con el altarcito a la virgen. Es eso,
¿verdad?
MUJER 2: Somos tan infelices, me entran ganas de llorar.
MUJER 1: Es verdad, olvidemos nuestras devociones a la virgen de yeso y nuestro
arrodillar. Ni siquiera hablaremos de las flores de papel. Jajajajaja, de papel.
MUJER 2: De papel.
MUJER 1: Y el ramillo de palma bendita. Yo soy una virgen más guapa Clara.
MUJER 2: Ay cállese.
MUJER 1: Y ahí la dichosa ventanuca por dónde el lechero medio desnudo salta hasta
su cama.
MUJER 2: La señora va muy lejos.
MUJER 1: Sus manos. Que sus manos no vayan tan lejos. ¿Cuántas veces se lo
murmuré? Apestan a fregadero.
MUJER 2: La cola.
MUJER 1: ¿Cómo?
MUJER 2: La cola. Le estoy arreglando la cola de su vestido.
MUJER 1: Apártese sobona.
MUJER 2: ¿Ladrona yo? ¿Cómo?
MUJER 1: Dije sobona. Y si va a lloriquear vaya a hacerlo a su buhardilla, porque aquí
en mi habitación solo acepto lágrimas nobles. Un día el bajo de mi vestido estará
colmado de ellas, de lágrimas preciosas. Arregle mi peto, puta.
MUJER 2: ¡Ay! la señora se encoleriza.
MUJER 1: Bajo sus brazos perfumados la cólera me lleva, me levanta, despego,
arranco y me quedo. Dese prisa, el collar, si el vestido está muy largo haga un
dobladillo con imperdibles, dese prisa.
MUJER 2: ¡Basta! no hay que exagerar. Sus ojos se encienden, alcanza usted la orilla.
MUJER 1: ¿Cómo?
MUJER 2: Los límites, las fronteras. Señora, tiene usted que guardar las distancias.
MUJER 1: Ah ¿sientes que ha llegado el momento en que abandonarás tu papel?
MUJER 2: Ah, la señora me comprende muy bien, la señora me adivina.
MUJER 1: ¿Sientes que ha llegado el momento en que dejarás de ser la criada? ¿Vas
a vengarte? ¿Afilas las uñas? Pero Clara ¿no me oyes? Clara, ¿no me oyes?
MUJER 2: Sí la oigo.
MUJER 1: Existes gracias a mí, gracias a mis gritos y a mis gestos.
MUJER 2: La oigo.
MUJER 1: Existes gracias a mí y me desafías. Mi desesperación de amante me
embellece aún más.
MUJER 2: Su querido.
MUJER 1: Mi desdichado querido contribuye a mi nobleza hija mía. Echa mano de
todas tus artimañas, es la hora.
MUJER 2: ¡Basta!, dese prisa ¿está lista?
MUJER 1: ¿Y tú?
MUJER 2: Estoy lista, estoy harta de ser un objeto de asco. Yo también la odio.
MUJER 1: Pero…
MUJER 2: La odio, la desprecio. Ya no me impresiona. Odio sus pechos llenos de
exhalaciones balsámicas, sus muslos de oro, sus pies de ámbar.
MUJER 1: Pero…
MUJER 2: La señora se creía protegida por sus barricadas de flores, salvada por un
destino excepcional, pero no contaba con la rebelión de las criadas. Va a estallar su
aventura. Ese señor no era sino un triste ladrón y usted una puta.
MUJER 1: Te prohíbo.
MUJER 2: ¿Prohibirme? ¿Qué chiste? La señora está atónita, su cara se altera.
¿Desea un espejo?
MUJER 1: Me hace más bella, el peligro me da una aureola. Y tú Clara, eres todo
tinieblas.
MUJER 2: Del infierno, ya lo sé. Conozco el disco. Leo en su cara lo que hay que
contestarle. Bien, iré pues hasta el final. Están aquí las dos fieles criadas.
Embellézcase para humillarlas, le vamos perdiendo el respeto, señora. No se ría.
Sobre todo no se ría de mi grandilocuencia.
MUJER 1: Váyase.
MUJER 2: Para servirle, también, señora. Vuelvo a mi cocina, ahí encontraré mis
guantes y el olor de mis dientes, el eructo silencioso del fregadero, usted tiene sus
flores y yo mi fregadero, soy la criada, usted eso si no me puede profanar, usted me
lo pagará en el paraíso si es necesario y yo preferiría seguirla hasta ahí antes que
abandonar mi odio hacia usted. Quite las zarpas, deje ver su frágil cuello, no, no
tiemble, no se estremezca, obro rápida y silenciosamente. Sí, vuelvo a mi cocina
pero antes termino mi tarea. ¿Ya?
MUJER 1: Démonos prisa, la señora va a volver y no pudimos llegar hasta el final.
MUJER 2. Y todo por tu culpa, nunca estás lista a tiempo.
MUJER 1: Lo que nos quita tiempo son los preparativos.
MUJER 2: Vigila la ventana.
MUJER 1: Ten en cuenta que nos da tiempo. He dado cuerda al despertador para que
nos de tiempo de levantarlo todo.
MUJER 2: Hace un tiempo bochornoso esta noche, el día entero ha sido bochornoso.
MUJER 1: Sí.
MUJER 2: Y nos mata Clara.
MUJER 1: Sí. ¡CORTE!
MUJER 2: ¡Sí!
MUJER 1: A huevo.
MUJER 2: Sí, ahí está, lo tenemos, no inventes, qué actuación.
MUJER 1: No mames, está cabrón.
MUJER 2: Estás extraordinaria, grandísima, grandiosa.
MUJER 1: Eres la mejor actriz del mundo.
MUJER 2: Sí, sí lo soy. Sí lo soy. La gente no se hace con talento, la gente nace con
talento. Y tú y yo nacimos con talento.
MUJER 1: A huevo, a huevo.
MUJER 2: Gracias por acompañarme en este viaje artístico.
MUJER 1: Guey no mames, esta es la grande, ahora sí vamos a triunfar. Con esto sí
nos vamos a hacer ricas.
MUJER 2: Ahora sí vamos a tener dinero. Ya la hicimos. Ahora sí te volaste la barda
con tu actuación.
MUJER 1: ¿Te diste cuenta de mi voz?, ¿de mi caja toráxica?
MUJER 2: Gigante, llenas todo el espacio, abarcas, flotas aquí, fluyes como espuma.
MUJER 1: Está cabrón, tú entras, vas, vienes, entras, sales. No te veo.
MUJER 2: Desaparezco, me acabo el jabón, me acabo todo este jabón porque soy la
criada. Me meto en mi personaje.
MUJER 1: Estás muy cabrona. Extraordinaria.
MUJER 2: Estamos del otro lado. Ay, ahora sí vamos a triunfar.
MUJER 1: Y tu piel se vuelve como dramática.
MUJER 2: Sí, llena de dramatismo.
MUJER 1: Tus poros se transforman, wey, estás muy cabrona.
MUJER 2: ¿Sabes qué es lo mejor de esto?
MUJER 1: ¿Qué?
MUJER 2: ¡Que lavamos la ropa!
MUJER 1: A huevo.
MUJER 2: Ahí está.
MUJER1: A huevo.
MUJER 2: ¿A quién se le ocurrió?
MUJER 1: A nadie, a nadie se le había ocurrido algo así. Estamos muy cabronas.
MUJER 2: Este proyecto es el soñado. Yo ya veo tu nombre, el mío, con la marquesina.
MUJER 1: A huevo, a huevo.
MUJER 2: Llenas las funciones, el público abarrotado.
MUJER 1: ¿Sabes qué deberíamos de hacer? Deberíamos ponerle unos textos en
inglés y así la vendemos en el extranjero.
MUJER 2: Sí, sí.
MUJER 1: A huevo.
MUJER 2: Ahora sí vamos a viajar.
MUJER 1: Estamos muy cabronas.
MUJER 2: ¡Ay, apesta!
MUJER 1: Sí, huele muy mal.
MUJER 2: ¿Ya te diste cuenta? Esta parte de aquí donde te tiras al piso con el ja ja
ja. Me llenas de energía, de intención, me acompañas… gran, gran actriz que eres.
MUJER 1: Estamos muy cabronas.
MUJER 2: Es un privilegio trabajar contigo.
MUJER 1: Igual lo digo. El mejor privilegio de mi vida es trabajar contigo.
MUJER 2: Apesta, le voy a echar jabón.
MUJER 1: Oye sí huele muy feo.
MUJER 2: Le voy a echar jabón al piso.
MUJER 1: Guey, ¿quién dijo que para ser actriz se tiene que estudiar?
MUJER 2: Ay, estupideces, si nosotras lo montamos solas.
MUJER 1: Estamos muy cabronas.
(Limpian)
MUJER 2: Voy a tallar rápido.
MUJER 1: Oye sí huele muy feo, eh.
MUJER 2: Ahorita que tengo mi energía de criada.
MUJER 1: Sí, a huevo, a huevo.
MUJER 2: Voy a tallar, ahora sí me voy a dar vuelo, apesta.
MUJER 1: Sí, a huevo, ahorita le tallamos
MUJER 2: ¡Qué asco¡ Estás magnífica, estás extraordinaria.
MUJER 1: Somos dos grandes actrices.
MUJER 2: Ibas así volada. Pero hay unas partes que se te olvidan, los textos, te
aconsejo, ¿no? Que pongas atención en eso. Yo lo resuelvo obviamente, pero ya
se te hace muy seguido que se te olviden los textos entonces échame la mano con
eso.
MUJER 1: Sí, se me olvidan los textos, pero hay una razón. Lo que pasa es que tú no
me das las motivaciones suficientes.
MUJER 2: ¿No te doy motivaciones? Entro, salgo, tiendo la ropa en la ventana, te grito
desde la ventana, ¿no te doy motivaciones?
MUJER 1: Pero no matizas, no matizas, no sabes matizar.
MUJER 2: ¿No matizo? Estoy llena de sorpresas, estoy llena de sorpresas, para ti, te
doy material de actriz para que vuele tu imaginación.
MUJER 1: La sorpresa es que justamente no me das motivaciones.
MUJER 2: No digas tonterías, no digas tonterías ¿Sabes a mí que me sorprende? Que
te pedorreas mientras ensayamos.
MUJER 1: Sí me pedorreo, sí me pedorreo.
MUJER 2: Eres una cochina, lo haces para desconcentrarme, de envidiosa que eres.
MUJER 1: Sí me pedorreo.
MUJER 2: Para eso, porque sabes que soy talentosa, que brillo, que te pedorreas
solamente para desconcentrarme.
MUJER 1: ¿Sabes por qué me pedorreo? Porque meto aire a mi cuerpo.
MUJER 2: Pedorra. Yo también meto aire en mi cuerpo y no se me salen los pedos,
me los aguanto, controlo mi cuerpo de actriz. Eso es meter el pie de mala onda.
MUJER 1: Tú deberías saber perfectamente bien que cuando uno respira se le salen
los pedos, y a eso se le llama técnica.
MUJER 2: Esto apesta, ay, no digas tonterías.
MUJER 1: Lo que no es de una buena actriz es echarme eso en la cara.
MUJER 2: ¿Echarte qué?
MUJER 1: Echarme eso en la cara.
MUJER 2: Aprende a hablar, las actrices aprenden a hablar.
MUJER 1: Pues eso deberías de hacer tú, porque todo lo dices igual. Ta ta ta ta, ta ta
ta ta, haces el mismo tonito.
MUJER 2: Pues no te voy a hacer cantaditos, como de veracruzana.
MUJER 1: No te digo que me hables como veracruzana, debes saber manejar
diferentes tonos, además lo que apestan son tus pinches hongos de las patas.
MUJER 2: Mis hongos de las patas no apestan. Sí, si tengo hongos, y ¿qué? Pero eso
no apesta, lo que apesta es este piso, que se la pasa húmedo, mojado, no lo
podemos secar.
MUJER 1: Tienes hongos en las patas, pinche marrana.
MUJER 2: Tengo hongos en las patas porque tengo los pies sensibles. Hay gente con
piel delicada como yo. Y en todo caso los hongos que tengo en los pies me dan
personalidad. Y eso es lo que me estás envidiando.
MUJER 1: Pinche marrana.
MUJER 2: Te los voy a pasar para que veas que no huelen.
MUJER 1: No me los vas a pasar porque yo sí me lavo las patas, fíjate.
MUJER 2: Los hongos no huelen, lo que huele es este piso marrano que apesta.
MUJER 1: Huele a madres, huele a madres.
MUJER 2: Se me hace que se queda el olor aquí en el piso, cuando te exprimes las
ronchas que tienes con pus entre las piernas.
MUJER 1: Fíjate que no, fíjate que no.
MUJER 2: Anoche te las estabas exprimiendo.
MUJER 1: Pues sí, para que no las tuviera yo así, pendeja.
MUJER 2: Para que estuvieras así con las piernas llenas de ronchas. Eso sí es de
marranas, no mis hongos en los pies. Eso sí es de cochinas. Huele a madres, apesta
todo.
MUJER 1: Son tus patas pendeja.
MUJER 2: No me huelen las patas, tonta, los hongos son una cosa y el hedor es otra.
El hedor que hay aquí es de otra cosa.
MUJER 1: Puta madre.
MUJER 2: Sabes qué, deja de hacerte la tonta con el cepillo y ayúdame a secar. Por
eso tengo los hongos en los pies, porque siempre estamos aquí mojadas.
MUJER 1: Eres una marrana porque no te los secas.
MUJER 2: Sí me los seco pero se me quedan incrustados en la piel. Qué asco.
Ayúdame a secarlo, échale aire, muévete. Un poco de ejercicio no te caería mal.
MUJER 1: Pues sí hago ejercicio. Todas las noches que me cogen hago ejercicio.
MUJER 2: Yo también lo hago, por eso tengo esta figura, este cuerpazo. Porque luego
hasta dos en las noches me echo.
MUJER 1: Pero andan buscando qué agarrar guey.
MUJER 2: O en quién dormirse, como en ti, que luego se quedan dormidos como si
fueras una almohadita.
MUJER 1: Pero les gusta, pero les gusta agarrar las chichis que tengo, fíjate.
MUJER 2: Colgando, es lo que les gusta.
MUJER 1: Pues sí pero me las agarran, y las hacen para donde quieran.
MUJER 2: Que bárbara.
MUJER 1: Tú no tienes nada.
MUJER 2: Yo no tengo nada pero tengo una gran personalidad.
MUJER 1: Pues sí pero con hongos, pinche marrana.
MUJER 2: Me pegaste.
MUJER 1: Por idiota, para qué no te fijas. Pinche loca, vete.
MUJER 2: Ahí está. Este pinche piso asqueroso ya casi se seca.
MUJER 1: Ya me cansé.
MUJER 2: Aire para que se seque. Está mojado, mojado todo el tiempo. Ahí está. Ahí
está.
MUJER 1: Estoy muy cansada y tengo hambre.
MUJER 2: Ay, ya no puedo.
MUJER 1: ¿Te echaste un pedo?
MUJER 2: Dije que ya no puedo. Tú siempre tienes hambre.
MUJER 1: Pinche anorexia que tienes guey. Quítate.
(Comen pan)
MUJER 2: Le vas a hacer un hoyo a la tina.
MUJER 1: Tengo un chingo de hambre. Puta, está bien rico.
MUJER 2: Qué hambre tengo, ahora sí tengo hambre. Mmmm está buenísimo. Qué
rico está. Está crujiente, está doradito.
MUJER 1: Ajá.
MUJER 2: Te vas a morir.
MUJER 1: Está buenísimo.
MUJER 2: Se te guarda aquí tu propia despensa. Qué asco.
MUJER 1: Por si me da hambre en la noche.
MUJER 2: Te pasas. A mí no se me guarda nada.
MUJER 1: No tienes nada.
MUJER 2: Esa es la ventaja, no tengo ahí toda la comida metida.
MUJER 1: No mames, guey.
MUJER 2: Ya tiraste todas las moronas. Sí está muy bueno. ¿Ya? Ya lo desapareciste.
Eres una atascada, te lo metiste todo de un jalón.
MUJER 1: Me estoy ahogando.
MUJER 2: Te metiste el dedo. Tú eres la que se mete el dedo en las noches.
MUJER 1: Para empujarlo. Ay no, no, no.
MUJER 2: Ya no puedo.
MUJER 1: Ay no, pinche anoréxica, no desperdicies el pan.
MUJER 2: Me liberé.
MUJER 1: Pérame. Pérame.
MUJER 2: Está muy bueno.
MUJER 1: Ay cabrón, ay qué rico está.
MUJER 2: Yo ya no quiero pan.
MUJER 1: Pues dámelo.
(MUJER 1 baila La Tani, MUJER 2 cocina huevos revueltos)
MUJER 2: Qué bárbara. Yo ya no quiero pan. Voy a preparar algo que se te va a
antojar en cuanto lo veas. Esto sí es exquisito. Vas a ver qué rico me queda. Voy a
picar cebolla, toda la cebolla que tengo aquí. La voy a picar fina. Primero hago unos
cortes largos y luego le voy a hacer un corte atravesado para que quede una
cuadrícula chiquita. Voy a dejar que se caliente primero el aceite. Poco a poco se
va a ir calentando. Mientras tanto pico toda la cebolla fina, en cuadros chiquitos,
están de buen tamaño. La cebolla está fuerte, tiene mucho sabor. Así poco a poco
se va a integrar para que se deshaga rápido, picamos así poco a poco mientras el
aceite queda listo. Fileteada primero y luego hacemos cebolla picada. El aceite se
está calentando, probamos con una pequeña porción… todavía no saca chispitas
así que le falta. Está buena, está fuerte, está picante como debe de ser una
cebolla… y tiene agua. Creo que ya está, el aceite creo que ya está, la pongo toda
y la cebolla se desintegra solita , le muevo. Es el momento de poner sal para que
se marque el sabor. Los huevos no necesitan ser revueltos aparte, los pongo
directo. Uno y dos y el tercero. Los dejo un momento ahí. Otro poco de sal. El huevo
se ve brillante, cremoso, lo hago como debe de estar. Los pongo un momento a
reposar. Ahora a rellenar. Y es una auténtica torta de huevo, muy cremosa, muy
fresca. Bien llenitos los panes… divido en partes iguales.
(Se sientan y comen el huevo)
MUJER 2: Pendeja.
MUJER 1: Puta.
MUJER 2: Arrastrada.
MUJER 1: Víbora, zorra.
MUJER 2: Idiota.
MUJER 1: Estúpida.
MUJER 2: Bastarda, pendeja, cabrona.
MUJER 1: Ramera.
MUJER 2: Zorra.
MUJER 1: Puta.
MUJER 2: Idiota, gorda, asquerosa.
MUJER 1: Imbécil, anoréxica.
MUJER 2: Pendeja, cabrona, hija de puta, marrana. Eres una cúlera.
MUJER 1: Puta, ramera.
MUJER 2: Gorda marrana.
MUJER 1: Imbécil, zorra.
MUJER 2: Asquerosa , pendeja, gorda, culera.
MUJER 1: Anoréxica, puta, pendeja, puta, estúpida.
MUJER 2: Eres una zorra, asquerosa de mierda, pendeja.
MUJER 1: Prostituta, prostituta, pendeja.
MUJER 2: Cállate gorda asquerosa.
MUJER 1: Te odio, eres una puta, prostituta, prostituta.
MUJER 2: Cállate cabrona.
(Se bañan)
MUJER 1: Había una vez un rey que tenía doce hijas, doce hermosas princesas, y
estas tenían un secreto, y es que al despertar todas las mañanas los zapatos de
las princesas amanecían completamente destrozados. El rey quería descubrir el
misterio pero no lo lograba. Entonces mando un comunicado a todo el reino. Aquel
que lograra descubrir el misterio de las princesas, el rey lo recompensaría con lo
que pidiera. Muchos fueron a probar suerte, príncipes, duques, condes, pero
ninguno tuvo suerte.
Un día un joven campesino decidió ir a probar suerte. Iba rumbo a palacio por el
bosque cuando se encontró a una vieja leñadora que venía cargando un atado con
muchos leños. El joven campesino se ofreció a ayudarle y la vieja leñadora le dio
una recompensa. Le dio una capa para hacerse invisible, y le dijo: Cuando llegues
al palacio, una de las princesas te va a ofrecer una copa de vino. No la tomes, sólo
finge tomarla y luego finge quedarte dormido. Y fue así como el joven campesino se
fue hasta palacio. Cuando llegó lo condujeron a los aposentos de las princesas y tal
como le dijo la vieja leñadora una de las princesas le ofreció una copa de vino. El
joven campesino fingió tomarla y luego fingió quedarse dormido. Cuando las
princesas creyeron que estaba dormido, una de ellas batió las palmas y se abrió un
gran hoyo en el piso y comenzaron a bajar las princesas una por una. Cuando ya
habían bajado todas, el joven campesino se puso la capa para hacerse invisible y
comenzó a seguirlas.
Ahí abajo había un mundo maravilloso, era un bosque lleno de árboles y aves y
flores. Al fondo del bosque había un lago con agua cristalina y en el lago había doce
barcas. Cada una de las princesas se subió en una barca hasta llegar al otro lado
del lago. Allí había dispuesto un gran banquete con manjares exquisitos, vinos y
frutas exóticas. Cuando terminaron de cenar, comenzó a tocar una gran orquesta y
las princesas comenzaron a bailar y a bailar y a bailar y bailaron toda la noche,
bailaron toda la noche, toda la noche, hasta que sus zapatos terminaron
completamente destrozados. Fue así como el joven campesino descubrió el misterio
de las princesas. Se adelantó a ellas, subió a los aposentos, se quitó la capa y fingió
estar dormido. Cuando las princesas llegaron a sus aposentos pensaron que no
habían sido descubiertas.
A la mañana siguiente llegó el rey y le preguntó al joven campesino si había
descubierto el misterio. Y las princesas se sorprendieron mucho cuando el joven
campesino contestó: su majestad las princesas destrozan los zapatos porque bailan
toda la noche. Entonces el rey le dijo al joven campesino que lo recompensaría con
lo que pidiera, y el joven campesino le pidió al rey la mano de la princesa más joven, que era la más bella de todas.
Vaca 35 Teatro en Grupo, agrupación teatral independiente, que tiene su creencia en el diálogo directo con el espectador, con base a la creación de piezas a partir de lo escénico, que dialoguen con nuestro entorno, y que propongan una forma de pensamiento, así como de reflexión profunda, en la escena, en el actor y en la vida que busca representarse desde lo teatral. Diana Magallón, Mari Carmen Ruiz y Damián Cervantes.