LAS FLORES DE PAULOVNIA EN LA CENIZA DEL SUEÑO
Como cuerpos que se tienden en la nieve
se tienden las flores de Paulovnia en la ceniza del sueño.
La ceniza del sueño que es el origen de la nieve.
Las flores de Paulovnia en los prados de la infancia
brillan, entre álamos blancos, que fueron los leños del fuego.
Las flores de Paulovnia en la ceniza del sueño brillan,
entre el mástil y el otoño, en la leve pupila de la proa.
Las flores de Paulovnia en la nieve brillan,
entre nichos vacíos, que fueron los álamos blancos.
LA IRIDISCENCIA DE LAS MALVAS
Existe un levísimo puente a la nieve:
La línea de mármol trazada hacia la curva del tiempo.
La cuerda del violín vibra con la iridiscencia de las malvas.
Deberíamos nombrar sólo lo inasible a los dioses.
De labio a labio, de hoja a hoja, el resplandor de la nieve.
EL ALTO SILO
Lejos del puente la luz de febrero.
La brisa desanuda la sombra.
La luciérnaga se dirige al estanque nocturno.
Entre la arcilla y la hierba el aire se detiene.
En el maizal el frío oro de la bruma.
¿Por qué me acerco al alto silo?
Porque no tengo esperanza de volver otra vez.
Y la pena resplandece en el umbral del otoño.
LA CAL DEL SILENCIO
En la mesa el fulgor de la hoja del alba.
Todo se ilumina: el pan, la brasa, el mantel.
¿Qué sombra llega a la ventana?
¿Es el leve contorno de mi rostro, el párpado, mi labio?
LA VERTIENTE DE ENERO
La cal del aire merodea la casa.
Aún es verano
y en la antesala del alba la nube da forma a la hoja del almendro.
La crisálida espera en el fulgor de la ventana.
La vertiente de enero.
El frío oro de la bruma.
Avanza la herida de la luz en mi rostro.
Pienso en el arrecife, en la ceniza que estalla y vive.
Detrás de la ventana el clamor de la noria
el leve paso
una tarde antes de la tarde.
EL SENDERO
Hasta ahora ningún sendero en el tiempo.
¿Adónde me lleva la tarde de otoño?
LA UVA NEGRA RESPLANDECE
Recuerdo cómo era la mañana: un túnel interminable
Ahora, cerca de la tarde, vuelve el frío.
Afuera, en el jardín, la nieve.
Alguien hace crepitar las hojas del álamo.
Como una tela volante algo cae.
En la mesa grande la uva negra resplandece.
CUANDO EL FUEGO SE ACERCA
Todo se desploma entre el fruto y el espejo.
¿Qué es del pensamiento cuando el fuego se acerca?
LA LUMINOSA NAVE DE LA TARDE
La luminosa nave de la tarde es la única esperanza.
Mi rostro es un árbol de ciudad,
impasible a los objetos,
a la espina del pensamiento, al semáforo en la bruma.
LA ÚLTIMA OLA DEL VIENTO
Lejos, más allá de la sombra
la última ola del viento.
Me deslumbro al ver en ella la herida del aire.
La gaviota gira y gira.
EL ARRECIFE DEL CIELO AL FONDO DE LA CALLE
Al fin: el telegrama de julio.
La lluvia al otro lado de la ventana.
Cae la medusa de la hoja.
La sal resuena en la bóveda del aire.
El arrecife del cielo al fondo de la calle
se cubre con la luz.
ALLÁ LEJOS
Allá lejos, el mar del alto silo.
Cerca: el árbol, la nube y la piedra.
Aún la serpiente del verano.
El ocaso de abril en el fondo de la hoja.
La luna, el agua, el cielo, la espiga.
A ESTE LADO DEL TÚNEL
A este lado del túnel: la montaña de la muerte.
Pero también la casa, la flor y el álamo.
Todo persiste: la luz dentro de la escarcha.
Yo, sin embargo, aún en este borde.
Cerca de la ola, de las algas, para extenderme y volver después del coral.