Una voz en primera persona plural describe el levantamiento de un campamento ilegal. Sus viviendas nacen de la cruza entre chatarra y lonas plásticas, tablas sueltas y neumáticos. En apenas una noche, una pequeña ciudad se ha materializado en las afueras de la gran ciudad. Las retroexcavadoras del gobierno amenazan con desalojarlos desde la distancia, pero finalmente desisten. La ley les impide pasar encima de sus hogares, por más precarios que sean. “Un día el gobierno decidió contarnos, pero no tardó mucho en darse cuenta de que era una tarea imposible, así que nuevos mapas se dibujaron y en el espacio vacío que había existido en la esquina noreste de la ciudad, los cartógrafos escribieron ‘los miles’. Y nos gustaba ese nombre, porque los números eran todo lo que teníamos”, cuenta el narrador hacia el final de The Thousands, el relato que abre The King Is Always Above The People (Riverhead Books, 2017), la última colección de cuentos del escritor y periodista peruano-estadounidense Daniel Alarcón.
Leído desde Estados Unidos, en 2018, justo cuando el gobierno lleva a cabo deportaciones masivas y busca aumentarlas, este primer cuento luce urgente y parece dialogar con la contingencia de la comunidad latina. Cuando se lee que el segundo relato, The Ballad of Rocky Rontal, narra el inescapable camino de violencia de un joven latino en Oakland, California, cuesta creer que no exista cierta intencionalidad o un afán de entrar a un debate del momento.
La verdad es que si existe un afán de polemizar en esta colección es uno mucho más amplio. Alarcón cuenta que la mayoría los escribió hace cinco años o más, mucho antes de que se insinuara la candidatura de Donald Trump. De hecho, buena parte de ellos ya fueron publicados en español en diversas ediciones previas y con el mismo título: El rey siempre está por encima del pueblo.
“Es un poco particular la trayectoria que tiene este libro -comenta Alarcón-, porque los cuentos se escribieron en inglés, pero se han publicado en español primero. La primera edición se publicó en México y es de 2011. Luego apareció en Perú, en Chile y en España. Con cada edición diferente le iba añadiendo cuentos. Eran como seis cuentos, un librito chiquito. Esta es la versión definitiva”.
En sus 10 cuentos, The King Is Always Above The People plantea un desafío del individuo a la autoridad, sea gubernamental o patriarcal. Sus personajes se mantienen en perpetuo movimiento por espacios geográficos que nos resultan familiares, pero que siguen siendo inespecíficos. Escapan de unos para entrar a otros. Como es habitual en la obra de Alarcón, las ciudades no tienen nombre.
“Al no nombrar países y ciudades estás permitiendo que cada lector se imagine e interprete donde quedan. Yo he leído mucho de autores rusos, porque me gustan mucho, pero para mí Rusia es un país inventado: nunca he estado, no tengo conexión, no tengo cercanía. Pero la Rusia de Chekhov es un lugar muy real para mí. Esa es la magia de la literatura, que no importa que ponga que esto es en Perú. Igualmente, mi Perú es diferente del de (Santiago) Roncagliolo, Claudia Ulloa o (Mario) Vargas Llosa. Cada versión es un invento de la imaginación del autor”, explica el autor.
Alarcón comenta que no es primera vez que sus textos cobran interpretaciones políticas diversas. Dice que su primera novela, Radio Ciudad Perdida fue leída de diferentes formas por toda América y hasta en Europa: “Me encanta. Parece obvio, pero hasta que lo vives como escritor, no te das cuenta de la maravilla que es. Cuando se publicó Radio Ciudad Perdida, en Perú era un libro sobre el conflicto interno con el terrorismo; en Chile era de Pinochet y el golpe; y en EE. UU. era sobre la guerra de George Bush contra el terrorismo. Digamos que cada grupo de lectores traía al libro su propia historia y su propia interpretación de los personajes. Esa es la agilidad de los lectores y de la literatura en general. Llegar a que en Alemania alguien te diga que se trata de los silencios después del nazismo, pues caramba es algo súper cool, por decirlo de una manera muy boba”.
¿Estás consciente de que este libro también comienza con lo que parece ser una declaración política?
Es interesante. En realidad, no lo había pensado como una metáfora de Estados Unidos, pero claro que ahora se puede leer así. The Thousands es casi una declaración de intenciones, una protesta o un conjuro para darle un tono al libro de cuentos, pero es mi versión de la mitología de un barrio limeño que se llama 10 de octubre, donde yo viví. Está en un distrito que se llama San Juan del Urigancho. Yo recogí las voces de los fundadores de ese barrio que me contaron cómo lo hicieron. Y eso se escribió con un tono bíblico o mitológico, con esta voz en plural. Los ancianos hablándole a los menores. Traspasando su conocimiento y su historia.
Dado este contexto y la lectura que este cuento puede tener ahora en Estados Unidos, ¿cuál es tu opinión del proceso que vive el país con esta administración?
Yo lo veo como latinoamericano que vive en Estados Unidos, como ciudadano estadounidense y como alguien que tiene dos hijos y hace una vida aquí. Como latinoamericano siento que nos tienen bajo la lupa, que hay un ataque frontal a nuestro derecho a ser partícipe de la conversación cívica y nuestro derecho de vivir y trabajar, de ser ciudadanos. Eso no se puede negar. Como ciudadano americano, siento una vergüenza y una humillación constante. Me siento extremadamente triste y furioso con lo que está pasando. Se están atropellando las normas y las leyes sin pena, no les preocupa mucho. Me entristece.
La traducción de esta última versión del libro será publicada en español por Alfaguara durante este año. Alarcón tiene bastante de qué ocuparse hasta entonces. Es profesor de periodismo en Columbia, colaborador habitual de The New Yorker y productor ejecutivo de Radio Ambulante, un podcast que produce reportajes radiales con historias de toda Latinoamérica. “Nueva York es una ciudad fabulosa, pero hay mucha distracción y uno siempre parece estar ocupado. Creo que eso interrumpe a veces la paz y la concentración necesaria para poder escribir”, confiesa. Además, espera ansioso el Mundial de Rusia, donde verá competir a su país por primera vez en 36 años, pero dice que no irá a ver a Perú, porque la alegría que sintió en Lima al ver la clasificación es irrepetible.
La tierra de Chekhov seguirá siendo una geografía imaginada para él.
Imagen: José María Pérez Nuñez (vía Flickr).