Tomates maduros, picados, con ajo y melva, tomates en rama, pera, rojos, tersos, carnosos, solos, con aceite de oliva y sal gorda, en rodajas, tomates nuevos, amarillos, verdes, pequeños morados, cherry, quiero los tomates cogidos con mis manos, apretados, casi dulces, pesando en la matas, corazón de buey.
El cuerpo, excrecencia o no,
es un miedo,
la boca otra arteria más
pero cortada,
no es la boca, no es de la boca,
la lengua es, el aire, los dientes, un código
ajeno al masticar, al decir,
la lengua una almohada,
lo otro de la voz
que es la voz y no es la voz,
la boca tubería al mar, un molusco, una ostra,
pero un molusco: llámame después, ando cansado,
inconexa, volátil.
goce cuando el goce,
si se deja, si se abre
un ingenuo, una paloma enferma, un volcán,
migajas de pan húmedo
y una mínima mota de nieve,
agua que fluye entre el hielo, contra el hielo siendo hielo
y te recuerda, si
no existió nunca
cómo me voy a disculpar, si tanto,
yema de huevo
y en las pulsaciones hacia
en las hablas convergen
en este traqueteo un ansia obtusa
obturada, obturadora y saturada
si saturo, si satura, si soluble
somos en las hablas, permeable, prolongaciones, los cuerpos y la nieve
si nos derretimos cuando hablamos en los otros
si nos congelamos en tu, en aquel, allí
si indisoluble, insoluble es la isolación
y pretenda acaso ser isolación
cuando siempre, siempre está abiertos, expuesta
desorientados y perdidos en
muy cerrados
y pretenda no estar perdido en
siempre seguiré allí perdido
siendo aquel, el Aquel perdido Penn
las placas de hielo sobre el río
las otras nieves, la nieve negra, nieve
polvo, la nieve de reflejos
marmolados y la nieve
espuma alacrán de hinchada
nieve albina nieve
manto nieve supura
hielo nieve blanda y dura y
el cuerpo sobre la cama, levantarte entre los tres para meterte en el ataúd, la cabeza destensada
cae, el cuello
no la sostiene
y mi brazo la busca componer