Por: Mónica Ojeda
De Estudio inicial de la sangre
Y mamá me dijo:
“Tendré una hija rota
y la peinaré con todos mis dientes
Le enseñaré
lo duro que es ponerse los zapatos
y lavarse la cara
para ir limpia
a ver las mariposas en verano
Le enseñaré
el brillo de los bisturíes
La invitaré
al circo de los cascarones sucios
rompiéndose
Y cuando ella
rota de renacimiento
pida desnacerse
como piden todas las hijas rotas
abriré mis piernas:
la invitaré a reencarnarse
a volver al primer grito
al único
al que no cose”
+
Una madre se alimenta de sus hijos
muerde sus arterias y hace gárgaras con sus ríos;
mansos presagios
de la carroña de Dios
De Maté a mi hermana Mabel
Te disgustaba la primavera porque era una
mujer violada por el viento. Sus flores abrían
tus párpados hinchados de llover sobre las
siluetas
Hay colores que arden el silencio
(eso decía un pasaje del libro de los
abismos)
Nuestra madre se enterraba los pies para
leerlo de espaldas a los lobos de Saturno.
Decía que sólo así se veían los fantasmas
completos en sus hojas
–Sin ellos no hay abismos –decía–. Las
palabras son fantasmas que atraviesan todas las
cosas
–Pobres fantasmas –dijiste–: no pueden
transformar los objetos ni el tiempo de los
balidos
–No pueden crear ni destruir, es cierto, pero
acontecen
“¿Cuántos aconteceres invisibles nos
atraviesan sin levantarnos?”,
pensaste con fantasmas completos
“¿Qué es eso que duerme detrás de mi forma
cuando medimos el tiempo según los lentos
latidos de un corazón de rebaño?”
Acontecimiento: esas ganas de triturarte
hasta la sombra
–Lo que acontece no crea ni destruye, pero
crece adentro como una planta en el cieno
que alcanza los mil metros de altura en la
imaginación –dijiste, y tu voz fuera de la
conciencia era una cebolla soltando sus
capas para saciar el hambre de los ratones
Del Libro de los abismos
Negro es el páramo donde caen las focas como meteoritos de mar
nadando sus oquedades en el pecho gigante de la hierba de tu exilio
Sus fósiles encenderán la lámpara de tus sueños y esa voz
que vuela alrededor de los volcanes
te mostrará el pasado como resina de insectos:
una piedra que no puede ser iluminada
enterrada al fondo del sol
De Mamá Cólera
*
Tus golpes caen sobre los abetos derribados en mi cabeza.
Los llamo Erinias porque hieden a montaña
*
Después de limpiar a tu niña con mi lengua
tomé su cuerpo ahogado de galaxias y lo desmembré
para regar su gloria cósmica sobre mi sombra
*
Por campos y llanos cayeron sus costillas,
vértebras
y omóplatos,
y de los árboles colgó su carne ondulando sangre
*
Cabalgaste la tierra recogiendo los fragmentos de mi hermana:
los hallaste junto a los peñascos y los volcanes,
ocultos en las cuevas y en la maleza,
y te preguntaste si habría alguien de este mundo
que pudiera juntarlos en la luna
De Botánica de Quincy
Hago el amor con tu muerte
Me desnudo sobre el silencio como un ave destripando su destino
completándose, por fin, en los amplios jardines familiares,
naciéndote ecuestre en los galpones del llanto de mamá quemado al rocío
Hay cientos de gaviotas en el orgasmo de tus dientes lloviendo la neblina
Se vuelan al paso de los termómetros en nuestra sangre purísima de fiebre;
llenan las jaulas de biberones para el chacal hambriento de los bosques
Haré con tu muerte una obra incorruptible
a dos metros de altitud bajo mi sombra
Yo quise morderte los ojos con los que veías mi fuerza como una hoz
cortando la arquitectura de tus desiertos soñados en la nieve,
pero ahora veo mi cuerpo en la luna donde te enterré ya rota de mí
y como un monstruo común te lloro de belleza
Te lloro acabada y completa en la taxidermia de los volcanes
Tu saliva se seca dejando una línea de mantarrayas en
dirección a las orquídeas: ellas nadan cortando el cuerpo de
Dios de espaldas a la tormenta del mundo
Todo lo oscuro y lo abundante aterriza como una caricia
sobre el espanto de su abandono
He aprendido a cultivar un cadáver a la orilla de nuestra cama
|Un cadáver con inflorescencias de sentido
es tu sangre pura de clavel en fiebre
Me dijo que tu muerte era una estrella colgando como una
ventana abierta afuera de la sábana:
un tambor de agua en la pelvis del tejado,
una cáscara de mandarina olorosa a vejez solar
cubriendo los rosetones de tu cuello erguido al tiempo de
las almohadas
Yo empujé tu tráquea hacia el paraíso podrido de los buitres
artificiales
|No hay mayor rebelión que hacerte
Edén de los pájaros de los misterios
Un homicidio, dijiste, es un espectáculo teatral con aves
falsas e instrumentos de Jubal
Me siento y aplaudo la memoria entrando hacia el infierno
de tu cráneo como olas incansables de incendios líquidos
Cae la cuarta pared en los jardines familiares:
todo el daño de la luz dialoga conmigo
Hago el amor con tu muerte para que abras tus pétalos de
buey desollado sobre mi lengua
Huevos negros de mariposas abonan tu flor cadáver como
una escultura en el centro de la ciudad: esperan el nacimiento
de tus rosetones en frente, cuello, vientre…
Jubal te compondrá una canción como un grito en la
primavera de los templos
Dormida regaré un cadáver en mi futuro como un jardín
Mabel,
yo te golpeé para sembrarte un arte vegetal que creciera
entre los mingitorios de los museos
Mabel,
yo te golpeé para convertirte en una flor de carne soltándose
a la vida de los anfibios
Mabel,
yo te golpeé para que sudaras pestañas eternamente en mi apariencia,
y te hice tanto daño como pude,
y sentí placer mientras te apagaba una vela ancha en los
altiplanos de los girasoles que bucean los días más débiles
del planeta
Hago el amor con tu muerte cada segundo desde que te
expandiste sobre el lomo arqueado de Nuestra Señora
Calavera del Poema:
a un extremo de su erial está mi
escritura mascando el dictado
de mi sombra; al otro, tu silencio
manifestándose en potencia
magna al vacío
Riego tu sangre de clavel en fiebre para que crezca firme
entre los músculos de mi sexo:
el lugar más fuerte y sensible al vértigo
Allí me creces apagada como un tallo de ceniza junto a los
crisantemos;
puños de carne que cuelgan de mi conciencia y rodean tu
frágil resurrección en el patio de las cigarras
Se levantan tus restos entre los rombos para darle paso a la
ingeniería de la poesía,
y dices molesta hacia los corales:
–Existe una teoría de la leche que explica por qué un pájaro
de hielo y un pájaro del misterio vuelan en direcciones
opuestas al mismo punto cardinal
Te hundo en mi sombra y te conservo como a un tiburón tras los
cristales del invernadero
–Una teoría de la leche es una teoría del poema y también
de lo imposible. ¿Quieres morarme en lo que no puede ser?
Mabel, hago el amor con tu muerte
Te escucho obra y eterna en la escritura donde encontré la
mortalidad de los gladiolos,
y te senté en mis rodillas,
y te hallé amarga,
y te injurié
Te lloro de belleza, Mabel
De Epílogo
La poesía es un claro de cielo difunto
goteando sus blancas inquietudes
sobre la desnudez de los sobrevivientes
Esto poemas forman parte del poemario Historia de la leche, publicado en 2019 por Severo Editorial, y en 2020 por Editorial Candaya. Cada poema corresponde a una de las cinco secciones del poemario.