Por: Isaac Slomianski
Basado en la Novela “Peregrinaje a Beethoven” de Richard Wagner
REGISTRO EN TRÁMITE SOGEM 24/6/2020
WGA I336403
Ganadora en el Concurso de Radio Drama SOGEM, 2020, Categoría Comedia
PERSONAJES
Narrador y Jungerer Wagner
Tata Wagner
Mutter Wagner
Amigo
Editor musical
Josep
Estrella
William Ellis
Cochero
Héctor Berlioz
Dueña de Hostal
Portera
Ludwig van Beethoven
Para ensamble de entre cuatro y cinco actores: 3-4 H y 1M.
ACTO I
(En primer plano, al centro, HABITACIÓN ESCRITOR, un escritorio antiguo, con muchos papeles y un tintero. En una esquina del escritorio, un pequeño busto de Beethoven. En una esquina, CASA FAMILIA WAGNER, con una silla acompañada de una pequeña mesa de lectura y sobre ella, una Biblia. En la otra esquina, OFICINA EDITOR, varias partituras apiladas en un baúl al lado de un banco. Al fondo, detrás del escritorio, con la iluminación adecuada, se ve una luna llena)
WAGNER
¡Miserias! ¡Es tu otro nombre Diosa patrona de las Artes! Y eres tan pródiga repartiéndolas que, para evitar tus regalos, ya mejor muchos huyen de ti y terminan de burócratas! Diosa celosa y terca, humildemente te agradezco que hayas alejado de mí las banales tentaciones como el éxito, la riqueza y demás tesoros materiales. Aun así, magnánima Diosa, sin ánimo de ofender, ¿Podrías, aunque sea por poco tiempo, darle tus regalos a otro elegido y permitirme probar la vida llena de placeres y lujos? Sería fabuloso. Pero perdona, mi Diosa Patrona, este pérfido deseo. Me conoces y sabes que seré tuyo y solo tuyo hasta el día de mi muerte y como no hay nada que yo empiece sin decir esta oración, la he dicho y así empiezo este relato sobre mi peregrinación al Santuario de Beethoven.
(EFECTO LUNA LLENA Y SONIDO: ACORDES SONATA CLARO DE LUNA)
NARRADOR
Todo comenzó una noche de luna llena. Regresando del Colegio, me sorprendió la lejana melodía de un piano. Era de una dulzura hipnotizante.
HOMBRE MISTERIOSO
(Voz Beethoven)
Es un poema de amor.
NARRADOR
Un hombre dijo misteriosamente a mis espaldas.
HOMBRE MISTERIOSO
(Voz Beethoven)
Deje entrar la melodía en su alma mientras respira la imagen de la luna reflejada en el lago. Vea al barquillo y siga su vaivén en las olas del agua mientras él cruza perezoso la estela de luz. Y así, la melodía penetra su alma hasta que ella queda irremediablemente hechizada. Se llama Sonata Claro de Luna y la escribió Ludwig van Beethoven.
NARRADOR
No sé cuánto tiempo me quedé absorto colgado de esa imagen, pero cuando por fin desperté y volteé a contestarle a ese hombre misterioso, había desaparecido. El daño ya estaba hecho. Durante la noche no pude conciliar el sueño. Con los ojos cerrados o abiertos, la música seguía tocando dentro de mí. Fue así como el genio del Gran Maestro tomó posesión de mi alma. Al amanecer, era parte mía, o más bien, yo de él. Y cuando por fin me levanté de la cama, ya era músico.
(SONIDO: ACORDES FINALES SONATA CLARO DE LUNA)
Decidí lo antes posible advertir a mis padres sobre los cambios en mi futuro, pero la noticia no cayó muy bien. Desde que era pequeño, todos en la familia opinaban que yo sería policía, al igual que mi padre y abuelo.
(CASA FAMILIA WAGNER. Tata Wagner sentado en la silla con la Biblia en mano)
PADRE
Jungerer Wagner, creo no oí bien. ¿Qué dijiste?
WAGNER
Tata, voy a ser músico y compositor.
PADRE
(Ríe)
¿Músico? No estoy para bromas. Serás policía como el abuelo y yo.
WAGNER
Seré músico.
PADRE
Mutter Wagner, ¡Haz entrar en razón a tu hijo!
NARRADOR
Mi madre, que era hija de panadero y siempre andaba con rodillo en mano, puso orden.
MADRE
(Entra Madre)
¡Tata Wagner! ¡Silencio! Es un capricho juvenil. Te recuerdo que lo mismo pasó con tío Hans, quiso ser pintor y se cansó y al final terminó soldado. Con tu hijo pasará igual, estudiará música y luego será policía así que deja de repelar.
PADRE
Pero mujer…
MADRE
(Feroz) ¡He dicho!
NARRADOR
Y eso hice, durante dos años estudié música y al terminar ya componía sonatas y daba clases. Ganaba poco dinero, pero era feliz, pues seguía los pasos del Maestro Beethoven.
(LUNA LLENA y SONIDO: NOVENA SINFONÍA, PRIMEROS ACORDES DEL PRIMER MOVIMIENTO)
Una noche tuve un sueño extraño. Divagaba por el campo cuando, a lo lejos, oí una música extraña y mágica. Había un templo y mucha gente rodeando a alguien. No veía claramente a quién, pero sabía que era Beethoven. Con la batuta en mano, el Gran Maestro estaba rodeado por cantantes y músicos. Al verme, levantó la mano y con voz ronca, tronó como Apolo en el Parnaso.
BEETHOVEN
(Beethoven, en la penumbra, apenas iluminado por la Luna Llena)
Jungerer Wagner, venga a mi Santuario. Tengo algo para usted.
WAGNER
Maestro, iré.
NARRADOR
Me desperté convulsionado. Abrí los ojos con el juramento en los labios: “Iré a su Santuario”. Y lo haría. Aunque yo estaba en Leipzig, había hecho un voto, así que ahorraría dinero y peregrinaría hasta Viena para conocerlo.
( SONIDO: NOVENA SINFONÍA, FIN PRIMER MOV )
Corrí a contarles a mis compañeros de la Academia, pero solo recibí burlas.
(Amigo se acerca a Wagner)
AMIGO
(Ríe)
Jungerer Wagner, ¿De verdad crees que el gran Maestro te recibirá?
WAGNER
Claro, además dijo que tiene algo para mí.
AMIGO
Es un disparate.
(Amigo sale)
NARRADOR
No me importaba lo que decían. Tenía que juntar el dinero así que me puse a dar clases particulares y a componer sonatas para vender.
(OFICINA EDITOR, varias partituras apiladas en una baúl al lado de un banco donde el Editor está sentado)
WAGNER
Buenas tardes, Sr. Editor, soy Jungerer Wagner, el que dejó las sonatas el otro día.
EDITOR
¿Usted? Le recuerdo, .. claro, sí.. Se me había olvidado.
WAGNER
Se las vendo todas. No necesito mucho dinero. Solo lo suficiente para visitar a Beethoven en Viena.
EDITOR
Las sonatas no tienen mercado. La gente busca fiesta y baile. Componga Galops y Popurrís y yo se los compraré.
WAGNER
No diga eso señor Editor, soy un compositor serio.
EDITOR
Bravo. Se morirá de hambre. Además, su Beethoven está acabado. Hace ya diez años que compuso la Octava Sinfonía y desde entonces, nada. ¡ Kaput ! Mejor vaya a Venecia a visitar a Rossini. El sí es todo un éxito.
WAGNER
No me importa. El Maestro se me apareció en un sueño y me ordenó peregrinar a su Santuario. Y de ninguna manera compondré Galops.
EDITOR
(Ríe) A bailar y a beber, Jungerer Wagner. Componga Galops y los compraré.
(SONIDO: LISZT GRAND GALOP CROMATIQUE)
NARRADOR
No tenía alternativa. Para conseguir el dinero que requería tendría que profanar el Arte y componer Galops. Solo rezaba que el Gran Maestro jamás se enterara. Y así, luego de muchos Galops y meses de dar clases, junté el dinero necesario para el viaje y antes de partir, con el hatillo listo, fui a despedirme de mis padres.
PADRE
(Enojado)
¡Jungerer Wagner! No entiendo qué dices. ¿Te vas a Viena?
WAGNER
(Asertivo)
Peregrinaré hasta el Santuario que alberga al Gran Maestro.
PADRE
¡Que tonterías dices! Recuerda, yo soy policía. Para llegar a Viena pasa uno por Bohemia y está infestado de gitanos. Son gente mala, ladrones, asesinos y sus mujeres, prostitutas. Eres tan distraído que no sobrevivirás. Mutter Wagner, ¡Haz entrar en razón a tu hijo!
MADRE
(Entra)
Tata Wagner ¡Silencio! Es otro capricho juvenil. Te recuerdo que lo mismo pasó con el sobrino Sigmund, quiso ser escritor, viajó a Londres a conocer a un Cheispir y se cansó y al final regresó a los dos días. Con Jungerer Wagner pasará igual, así que deja de repelar.
PADRE
Pero mujer…
MADRE
(Feroz)
¡He dicho!
(SONIDO: MELODÍA CORO NOVENA SINFONÍA, VERSIÓN ONÍRICA)
ACTO II
(En el centro, MERCADO, con varios banquillos desde donde tocará la tropa gitana. Alrededor, una pista en semicírculo, es la RUTA de Leipzig a Viena. Un letrero marca LEIPZIG hacia la izquierda, PRAGA y VIENA a la derecha. Sobre la pista, en una esquina, CARRUAJE INGLÉS, marcado por la rueda de un carruaje y una silla acojinada de terciopelo rojo y con ventana. También sobre la pista, en otra esquina, el TRONCO de árbol para descansar)
(SONIDO: MÚSICA GITANA BALCÁNICA DISTANTE (MANELE). EL JOVEN WAGNER AVANZA POR LA RUTA DE LEIPZIG A PRAGA Y VIENA).
NARRADOR
Con la bendición de mis padres, puse mi hatillo al hombro y partí. Casi bailaba, sería una larga travesía de unas dos semanas, pero cada paso me acercaba más al Gran Maestro. Luego de una semana llegué a Praga y, a pesar de lo que dijo mi padre, no encontré ningún gitano en el camino. Además, ¿Qué me podrían robar? ¿Mis partituras? Confieso que la idea me hizo reír. En uno de los mercados de la ciudad, una banda tocaba música popular.
(Entra una banda de músicos gitanos, algunos con instrumentos y una cantante)
Había un violón, dos violines, dos trompetas, un clarinete, una flauta, una cantante y dos bailarines. Eran tan buenos que tenían al público aplaudiendo, bailando y dándoles mucho dinero. Al terminar, me acerqué a felicitarlos.
WAGNER
Amigos, que bien tocan. Yo también soy músico… escribo galops y…
JOSEP
Nos gustan los galops. Yo soy Josep, jefe de la banda. Somos gitanos.
WAGNER
¿Gitanos?
JOSEP
(ENÉRGICO)
¡Muestre ya sus galops!
NARRADOR
Insistió Josep. ¿Qué hacer? Eran gitanos pero también grandes músicos.
(Abre el hatillo, saca las partituras y se las da)
JOSEP
¡Bravo! ¡Me gustan sus galops para bodas!
WAGNER
(Observando una partitura que tiene Josep)
Perdón, esa que tienen ahí, ¿Es el Septeto del Maestro Ludwig Van? ¿Pueden tocarla?
JOSEP
Claro, solo que nuestro violinista está lastimado.
WAGNER
Pues ¡Don Josep, traigan acá ese violín y toquemos el Septeto!
JOSEP
¡Jungener Wagner, no se diga más! ¡A tocar!
NARRADOR
Y eso hicimos. Frente al populacho, nos tiramos los seis movimientos del Septeto. Fue glorioso. Si el Grandísimo lo hubiera oído, hubiera muerto extasiado.
(SONIDO: SEPTETO OP. 20, SCHERZO.)
En el Adagio, expresamos la tragedia no de un pueblo, no de Europa, sino de la humanidad entera. ¡El Scherzo fue toda una picaresca! ¡Qué fiesta! Reímos al tocarlo. Estos gitanos conocían a profundidad el dolor y la alegría. Al terminar la pieza, el público nos dio dinero y, desde un carruaje, hasta un caballero nos arrojó una moneda de oro.
JOSEP
Jungerer Wagner, toca bien. Únase a nosotros.
WAGNER
Gracias, pero voy camino a Viena a conocer a Beethoven.
JOSEP
¿Al viejo de Beethoven? Si está acabado. Mire, ahora coma con nosotros y luego hablamos.
(El grupo se sienta y traen comida. ESTRELLA le sirve al joven Wagner)
ESTRELLA
Aici est mancarea.
JOSEP
Estrella dice que esa es su comida. Ella solo habla Romani, el idioma gitano.
ESTRELLA
Aici est goulasch, pufe, xaritsa si bogacha. Si vinil tau.
JOSEP
Hay goulasch, todo tipo de panes y su vino.
(Estrella se sienta al lado de Wagner)
WAGNER
Gracias.
ESTRELLA
Multumesc.
WAGNER
¿Mutumech?
ESTRELLA
(Ríe)
Nu, Mul-tu-mesch.
JOSEP
Gracias en Romani.
WAGNER
¡Multumesch!
ESTRELLA
(Brindan con las copas)
¡Bravo! ¡Norosc!
JOSEP
¡Salud! Jungerer Wagner, usted es un gran músico. Deje en paz a ese Beethoven y venga con nosotros. Además, Estrella busca marido y usted es un buen partido.
NARRADOR
Volteé a verla. En verdad, Estrella era gitana, pero también la encarnación de la Belleza. Y entonces ella se paró y empezó a cantar.
ESTRELLA
(Estrella canta y baila “Djelem Djelem”, música gitana. La banda se le une).
NARRADOR
No entendía nada de lo que cantaba, pero me hechizaba. ¡Y mi padre que había dicho que los gitanos eran ladrones, asesinos y sus mujeres prostitutas! ¿Qué sabía él? ¡Eran tan generosos y sus mujeres, las más bellas! En ese instante sentí una descarga en el corazón, era el flechazo fulminante del Amor letal. Entre ella más cantaba, más perdido estaba yo. No resistí y lo confesé.
WAGNER
(Se pone a bailar también)
¡Oh, Estrella! Ardo en deseos de besarla, de unir idílicamente nuestras almas, de unir en jovial concupiscencia nuestros cuerpos. Estrella, cuanto la amo.
JOSEP
Jungerer Wagner, venga con nosotros y deja ese viejo Beethoven por la paz.
WAGNER
¡Si!… ¡No! Disculpe Josep, disculpa Estrella. Irme con ustedes es lo que más quiero, pero mi Diosa Patrona es muy celosa. Antes de poder comprometerme con Estrella, debo culminar mi peregrinaje a Viena.
JOSEP
Venga Jungerer Wagner. Partimos…
WAGNER
No puedo. ¡Adiós Josep! ¡Adiós Amor mío!
(Banda gitana se retira, continúan con el Djelem Djelem hasta que desaparecen)
Como era tarde, ya mejor me dormí en la plaza, tomé mi hatillo y saco, me acurruqué y caí profundamente dormido. Al despertar, me percaté de que el saco en que había dormido no era el mío, era muy corto y estaba rasgado de los codos. Alguien me lo habría cambiado mientras estaba embobado por Estrella. Además, ¡Horrores! Al arreglar mi hatillo noté que estaba medio vacío. No estaban. ¡Oh, no! ¿Padre, por qué no te escuché como debí? Los gitanos se habían robado todas mis partituras. Tanto los galops como las sonatas. Qué terrible.
(Wagner regresa a la RUTA, el letrero muestra LEIPZIG y PRAGA hacia la izquierda y VIENA hacia la derecha. SONIDO: MOTIVO CAMINO, PIANO SONATA NO.6, F MAYOR, OPUS 10, PRESTO)
Consideré perseguirlos pero entendí que era un esfuerzo fútil así que continué hacia Viena, con saco corto, pantalón rasgado, un zapato a punto de romperse y mi hatillo casi vacío. Avancé varias horas hasta que encontré, a un lado del camino, un carruaje varado.
(Wagner llega a la esquina donde está el CARRUAJE INGLÉS, marcado por la rueda de carruaje y una silla acojinada con ventana. El cochero intenta reparar la rueda mientras el INGLÉS está sentado en la silla fumando una pipa larga)
El cochero intentaba reparar una rueda rota mientras que, dentro del carruaje, estaba sentado el mismo caballero que nos había arrojado la moneda de oro. Tenía una expresión aburrida y fumaba una pipa hindú.
WILLIAM
(Acento inglés)
Greetings, my friend, ¿Y sus compañeros? Me gustó su Septeto.
WAGNER
Gracias. Regresaron a su patria. ¿Usted es músico?
WILLIAM
Sure… una vez a la semana, los martes, cuando toco la flauta. Los domingos pinto, los miércoles escribo ensayos y los demás días fumo pipa y escribo poesía ¿Conoce usted a Beethoven?
WAGNER
No, pero voy camino a conocerlo. Hice un voto que peregrinaría hasta Viena, al Santuario del grandísimo Maestro.
WILLIAM
Qué casualidad. Yo también voy a visitarlo. Mi nombre es Sir William Ellis y soy un gentleman muy inglés.
WAGNER
Yo soy Jungerer Wagner.
WILLIAM
Mister Jagner Wagner…
WAGNER
Le digo que el nombre es Jungerer, no Jagner.
NARRADOR
Luego que lo corregí, el inglés dio una bocanada a su pipa hindú y se quedó absorto contemplando el paisaje, ignorándome como si yo fuera un árbol cualquiera.
COCHERO
Mister William, la rueda está lista. Cuando diga podemos partir.
WILLIAM
Mister Jagner, yo veré a Beethoven mucho antes que usted. ¡Vámonos!
(El carruaje parte. EFECTO: Caballos relinchando. SONIDO: MOTIVO CAMINO, PIANO SONATA NO.6, F MAYOR, OPUS 10, PRESTO)
NARRADOR
Y partió el carruaje inglés, dejándome parado muy atrás. Cómo odié al gentleman en ese instante. Además de músico, pintor, poeta y no sé qué otro talento más, por su elegante atuendo, debía de irle demasiado bien. No me importaba en lo más mínimo. Se trataba de un ser engreído, vanidoso y frívolo. En comparación, mi peregrinaje a pie, con pantalón raído, saco corto y hatillo al hombro era un acto de devoción auténtico y sincero. Así que continué feliz hacia mi Santo Destino.
(MOTIVO CAMINO, PIANO SONATA NO.6, F MAYOR, OPUS 10, PRESTO. Wagner avanza en la RUTA pero luego de un tramo vuelve a encontrar al Inglés en su CARRUAJE. Wagner tropieza al ver el carruaje y nota que su zapato se ha roto).
¡Maldito zapato! Para mi desgracia, luego de una corta distancia, lo volví a encontrar. El carruaje estaba a mitad del camino, el conductor y caballos reposando mientras el Gentleman descansaba en su sillón rojo, fumando. Sólo con verlo me crispé. ¿Qué nueva pesadilla tendría que afrontar?
WILLIAM
(Aburrido)
Jagner Wagner, llevamos horas esperando.
WAGNER
(Furioso)
¡Pero qué calamidad! ¡Y no soy Jagner! ¡Soy Jungerer Wagner! Y no me espere. ¡Váyase!
WILLIAM
Luego de reflexionar sobre el tema, llegué a la conclusión que fue una grosería no invitarlo a viajar conmigo. Suba a mi carruaje. Es mejor que caminar y más aún con agujero en el zapato. Vamos. Así verá más pronto a Beethoven.
WAGNER
Usted es un sinvergüenza y me está tentando. Sí, es verdad que viajar en el carruaje me ahorrará varios días de camino, pero yo sé que su intención no es honesta. Lo que quiere es corromper la pureza de mi peregrinaje que es muy superior al suyo. No lo permitiré. Además, lo del agujero en el zapato es irrelevante. Recién tropecé al ver su carruaje.
WILLIAM
Reconsidere amigo Jagner. En Carruaje llegaría mañana y a pie tardará entre cinco y seis días.
WAGNER
Ni soy su amigo y menos aún Jagner. Dije que se largue.
NARRADOR
Finalmente obedeció el Gentleman, partió con su coche, me dejó atrás y por fortuna, no lo volví a ver hasta llegar a Viena. Me regocijaba de haber derrotado a ese infeliz y me mantuve fiel a mis votos.
(Wagner continúa en la RUTA. SONIDO: MOTIVO CAMINO. PIANO SONATA NO. 6 FMAJOR, OPUS 10, PRESTO. Luego de un tramo, aparece BERLIOZ camina en zigzag cerca de la esquina donde está el TRONCO de árbol).
Continué sin contratiempos hasta que, poco antes de llegar a Viena, me encontré con un hombre que avanzaba en dirección contraria.
BERLIOZ
(Tararea la melodía de la novena)
NARRADOR
Su cara me era muy familiar. Tenía nariz aguileña, el copete muy elevado. Zigzagueaba con la mirada perdida en el firmamento.
WAGNER
¿Todo bien maestro? ¿Necesita ayuda?
BERLIOZ
(ABSORTO)
¡No, no, merci! Todo bien. Me estoy recuperando.
WAGNER
Me presento. Jungerer Wagner.
BERLIOZ
Héctor Berlioz.
WAGNER
¡Maestro Berlioz! Qué honor. Conozco sus Sinfonías.
BERLIOZ
(Ignorándolo)
Vaya.
WAGNER
Voy camino a Viena, a visitar al Gran Maestro. ¿Me quiere acompañar?
BERLIOZ
Gracias, pero vengo de verlo y créame, me es suficiente con haber estado una vez en la vida con Beethoven.
WAGNER
¿Vio al Gran Maestro?
BERLIOZ
¡Oh, sí! Fue… ¡Tres efes!
WAGNER
¿Tres efes? ¿Cómo es posible? Maestro, pero solo existen dos, Fortissimo.
BERLIOZ
Jungerer Wagner, ya existen tres efes, y son Fortississimo Beethoven.
NARRADOR
Y Berlioz, me dio la espalda y continuó su camino, zigzagueando al andar. ¿Tres efes? ¿Fortississimo Beethoven? Eso era algo inaudito. Descarté la idea porque Berlioz era famoso por su hiperbólico dramatismo y continué hacia la ciudad donde vivía el Gran Maestro.
ACTO III
(En el centro, al fondo, la HABITACIÓN BEETHOVEN, marcada por un piano, una mesa desordenada llena de papeles, tintero, pluma, una botella y copas. A la izquierda, a unos pasos, dos escalones que terminan en PUERTA IMAGINARIA de CASA BEETHOVEN. En una esquina, CUARTO DEL INGLÉS, con la silla cojín rojo y ventana. En otra esquina, La FONDA y TABERNA, marcada por una mesa, silla y un vaso de cerveza. En el centro del proscenio un banquillo, el CUARTO DE WAGNER).
NARRADOR
(Wagner se sienta en su Cuarto en el banquillo)
Luego de un día más de camino, entré a Viena. Busqué un hostal cerca de Beethoven y tuve la suerte de encontrar uno casi frente a su casa. Alquilé una pequeña habitación en el quinto piso y, ya por la tarde, luego de reponerme del viaje, fui a preguntar por él.
(Wagner sube las escaleras que dan a la puerta imaginaria. Da tres golpes. Luego de unos instantes vuelve a insistir y aparece la vieja portera, es chimuela y huraña)
PORTERA
¿Diga?
WAGNER
Busco al Gran Maestro.
PORTERA
(Misteriosa)
Usted no verá al Gran Maestro.
WAGNER
Señora, no está entendiendo. Le explico. Yo también soy músico compositor y vengo desde Leipzig. En un sueño, el Maestro se me apareció y me dijo que lo viniera a ver. ¿Entiende? ¿Cuándo lo podré ver?
PORTERA
Podrá cuando lo encuentre, porque sino lo encuentra, ¿Cómo podrá?
WAGNER
No entiendo. (La portera ríe, cierra de un portazo)
NARRADOR
Ese día y el siguiente regresé cinco veces a preguntar por él y cinco veces la portera contestó lo mismo.
PORTERA
Ya le dije cuándo podrá.
(Portera cierra de un portazo y se va, con las escaleras. HABITACIÓN WAGNER, él se sienta en su banquillo. SONIDO: NOVENA SINFONÍA. PRIMEROS ACORDES, 3er MOV).
NARRADOR
La segunda noche ya estaba desesperado. Me quedaba dinero solo para dos noches más. La situación empeoró cuando salí del cuarto pues me encontré con la pesadilla del inglés.
(Wagner sale de su cuarto)
WILLIAM
¡Jagner Wagner! ¿Cómo le va?
WAGNER
¿Usted?
WILLIAM
¿Ya lo vio?
WAGNER
(Desconsolado)
No. He ido a su casa varias veces y una portera muy gruñona me atiende y me dice que no está.
WILLIAM
No me sorprende. Desde que llegué, lo he ido a buscar más de diez veces y nada, solo la portera. Tengo una sospecha. Acompáñeme a mi cuarto para comentarlo.
(William lleva a Wagner a CUARTO DEL INGLÉS, con la silla con cojín rojo y ventana, donde él se sienta)
WILLIAM
Si bien estamos en el mismo hostal, mi habitación es más amplia y cómoda que la suya. Además, tiene una ventana que da justo frente a la casa de Beethoven.
WAGNER
Ya veo.
WILLIAM
Mister Jagner, le compartiré algo. Desde aquí espío la casa de Beethoven. Me levanto antes de salir el sol y no me muevo durante todo el día. Escuche bien, le doy mi palabra que él nunca ha salido por esa puerta. O sea, está dentro, escondido.
(SONIDO:PRIMEROS ACORDES SINFONÍA NO. CINCO, MOV. 1.)
WAGNER
¿Cómo? ¿Beethoven está escondido? ¿Entonces, dio instrucciones para que la portera no me reciba?
WILLIAM
Ni a usted, ni a nadie.
WAGNER
Qué terrible fracaso. Venir desde Leipzig para esto.
WILLIAM
Y yo, desde Londres. Ninguno de los dos vino a Viena para conocer a esa vieja gruñona. Esto es muy desagradable.
(William toma una pipa hindú y la fuma, sacando una larga bocanada).
Adiós, voy a escribir un poema de suspiros.
(Wagner sale del cuarto y se dirige a la Fonda, donde está la Dueña del Hostal, sirviendo de beber)
NARRADOR
Bajé a la fonda y pedí vino para olvidar mis penas, pero la bebida hizo el efecto contrario: entre más bebía, más desesperaba.
(Dueña del Hostal le sirve vino a Wagner)
DUEÑA
¿Otra?
(Wagner asiente)
¿Llora por alguna mujer, amigo?
WAGNER
(Sollozando)
Algo peor. Regresaré a Leipzig sin conocer a Beethoven.
DUEÑA
Tranquilo. Tal vez yo lo pueda ayudar.
WAGNER
¿Cómo?
DUEÑA
Le diré a condición que jure no delatarme con los ingleses. Esto me podría traer muchos enemigos en la ciudad.
WAGNER
Lo juro.
DUEÑA
(Conspirativa)
Acérquese. Vea, acá llegan muchos ingleses intentando conocer a Beethoven. Son tan impertinentes que en más de una ocasión han sorprendido al Maestro en plena inspiración, entorpeciendo su creación.
WAGNER
(Escandalizado)
Qué horror.
DUEÑA
Por eso mismo, el Maestro se vio obligado a diseñar un sistema que impide e imposibilita a los ingleses molestarlo. Y el sistema funciona a la perfección.
WAGNER
Me lo imagino. Si lo diseñó el Gran Maestro…
DUEÑA
Esa es la situación. Le confieso que a nosotros nos beneficia. Mi hostal, por ejemplo, está lleno todo el año.
WAGNER
Vaya. Entonces, ¿No podré verlo?
DUEÑA
Así es. No quiero que pierda más su dinero.
WAGNER
Pero… ¿Y si..?
DUEÑA
Imposible.
WAGNER
(Resignado)
Se lo agradezco. Me iré a… dormir.
DUEÑA
(Misteriosa)
Aunque, espere. Venga… Solo por que me simpatiza usted. Sí hay una manera.
WAGNER
¿A qué se refiere?
DUEÑA
¡De ver a Beethoven! El sistema tiene un punto débil y lo conocen solo algunos vecinos.
WAGNER
¿Es en serio? ¿Me diría? Usted es un alma de…
DUEÑA
Por dos taleros le digo como verlo.
WAGNER
¡Dios! ¿Dos taleros? ¿Tanto dinero?
DUEÑA
Estoy tomando un riesgo. Si no quiere, arrégleselas solo.
(La Dueña le sirve otro vaso de vino)
No lo piense mucho. Me voy a arrepentir.
WAGNER
(Toma la otra copa de vino de un jalón)
Sería una sinrazón darle el dinero, pues me quedaría solo con un talero para regresar a Leipzig.
DUEÑA
Olvídelo. Fue una tontería proponérselo.
(La Dueña se retira)
WAGNER
No se vaya. Para variar, ganó la sinrazón.
(Wagner saca dos monedas de su bolsillo y se los da a la dueña)
Tome el dinero. Ahora, dígame qué tengo que hacer.
DUEÑA
En casa de Beethoven hay una puerta trasera que nadie conoce. A diario, a las cuatro de la tarde, él sale por ahí y va a beber vino a la taberna “La Reina de la Noche”. Cuando llegue, usted lo reconocerá. Viste gabán color azul, su cabellera es gris y despeinada y su expresión siempre es de pocos amigos. Vaya usted y recuerde, juró que ningún inglés se enteraría.
(Wagner va a su cuarto, sale furtivamente, pasa al lado del cuarto del inglés, quien duerme).
NARRADOR
Al día siguiente, poco antes de las cuatro, me escabullí sigilosamente del hostal.
(Wagner se dirige hacia la TABERNA, donde, en una silla, ya se encuentra sentado Beethoven, ensimismado)
Todo el camino iba muy atento a que el inglés no me siguiera. Poco después de la hora indicada, llegué a la Taberna. No tardé en encontrarlo. Estaba sentado en el rincón más alejado del salón, su mirada absorta en el infinito. Me quedé paralizado. Ante mí estaba el hombre que tanto veneraba, admiraba, temía. Mi corazón explotaba. Fue tal mi éxtasis en ese instante que no pude evitarlo y susurré:
WAGNER
(Extasiado)
¡El Grandísimo! Ludwig van Beethoven, tomando vino en “La Reina de la Noche”.
(Wagner va a dar un paso hacia Beethoven pero aparece el inglés y lo detiene)