ABRE TELÓN En el escenario podemos divisar tres cubos de colores diferentes: rojo, verde y amarillo. Cada uno posee flechas en cada lado, señalando distintas direcciones.
ENTRA A
Mira el escenario minuciosamente, ha entrado llevando consigo una maleta, viste un atuendo anticuado y algo desgastado; sin embargo, su característico son un gorro y una bufanda de color verde. Luce cansado y pareciera que viene de un largo viaje. Escucha música a través de una pequeña y vieja radio. Sin soltar sus maletas, intenta sentirse cómodo y va probado a sentarse en cada uno de los cubos, al final lo hace en el amarillo y se queda en éste. Observa el lugar y tararea la canción que se reproduce.
ENTRA B
Ingresa desde el fondo del escenario llevando consigo dos maletas, su sombrero y bufanda son de color rojo, observa el lugar y de inmediato se sienta en el cubo verde.
B.- Ciao.
A.- Hola.
B.- ¿Hace mucho que estás aquí?
A.- (Asiente con la cabeza).
B.- ¿Cuánto?
A.- (Sin soltar sus maletas, hace un gesto de ignorar el tiempo que ha estado).
B- Bastante, eh… ¿No te has sentido aburrido, es demasiado tiempo?
A mí me gusta comer, en grandes cantidades, cada vez que salgo a caminar pienso en comida; a la hora de dormir, al levantarme, mientras me ducho, incluso mientras como pienso en comer. He pensado muchas veces en prepararme mi propia comida, pero cuando he querido, nunca resisto tanta hambre que termino comiéndomela cruda. Sabes, he ido a varios nutricionistas, todos dicen lo mismo: usted padece de una enfermedad derivada de la gula: ¡gulitis! Incluso hubo uno que mencionó un viaje; me mostró una larga lista de países, en el encabezado decía “países en vías
de…” (medita un momento tratando de recordar el final de la frase), ¡va!, países en algún tipo de vía. En fin, luego me hizo escoger uno al azar y sugirió que debía viajar allá. “¿Para qué?” – pregunté yo – “para que no tenga comida cerca” – mencionó él y luego se echó una gran carcajada. Lo consideré sabes, por eso estoy aquí, con toda la comida necesaria para mi viaje (refiriéndose a su maleta), no vaya a ser que sea cierto eso de que no tienen que comer. Pero sabes, mientras te he contado mi razón para estar aquí, he notado que siento un vacío en el estómago. (Toma una de sus valijas y saca un gran trozo de pastel).
A.- (Observa con ansias el trozo de pastel y cómo B le da una enorme mordida).
B.- (Con la boca llena) Cuéntame, ¿qué te ha traído aquí?
A.- (No deja de mirar el pastel, el cual pareciera lucir más y más apetitoso).
B.- (Mueve el pastel de un lado a otro y A lo sigue perplejo. B al final se lo come).
ENTRA C
Ha ingresado desde primer plano. Lleva un sombrero y bufanda color amarillo y se encuentra muy bien vestido. Trae consigo tres maletas. Mira el lugar con desdén incluyendo a los dos anteriores a él, se aproxima al cubo rojo y se muestra desagradado así que lo limpia y se sienta. A y B lo miran extrañados. Hay un silencio profundo y poco a poco se escucha la transición de la canción en la pequeña radio de A.
B.- (Haciendo referencia a la nueva melodía) Esa es buena.
(Se escucha el tarareo de A y el masticar pronunciado de B. C demuestra incomodidad y desprecio).
C.- Lamento perturbar vuestra meditación, mas no logro distraer mi incomodidad frente a esta absurda ubicación, la cual me desconcierta ya que poseemos algo en particular que nos ubica perfectamente. Por lo cual os pido muy amablemente arreglemos esta situación completamente ilógica.
B.- (a A) Sabes, yo no lo siento, ¿y tú?
A.- (Levanta los hombros, ignorando la situación).
C.- Se los pido amablemente señores.
B.- (Mastica su pastel).
C.- (Algo irritado) Yo adoro por sobre manera la limpieza, limpio absolutamente todo, la vajilla, el piso, la ropa, los muebles, los zapatos, mi cabello, mis uñas, todo mi yo; especialmente mi yo, nada puede estar más limpio que mi yo, si mi yo no está completamente a gusto, yo no estoy a gusto. He visitado algunos terapeutas que han dicho que lo mejor es que visite un psicólogo más especializado; sin embargo, el último que visité me ha enviado a un psiquiatra, pero no he asistido ya que el lugar me pareció completa y absolutamente repulsivo. Todos dicen los mismo: ¡usted padece de narcisismo extremo! –me ha dicho uno–, ¡usted sufre de misofobia! –me ha dicho otro, incluso mencionó que padezco de insoportabilidad aguda. El último diagnóstico no me ha convencido en absoluto así que he decidido visitar a otro especialista, eso me trajo aquí y he observado su completo desinterés por estar iguales con su lugar.
B.- (a A) Sabes tengo mucha hambre. Pero vamos a arreglar esta situación para que todo esté bien. (a A) ¿Estás de acuerdo? (A no se muestra muy seguro) ¡Mi amigo está de acuerdo! (a B) Yo creo que te refieres a nuestros colores ¿verdad? (Todos miran el color de sus bufandas y el de los cubos).
C.- Obviamente.
B.- Sabes, no me agradas (a A), ¿a ti te agrada? (A se muestra dudoso e incómodo), ¡a él tampoco le agradas!
C.- Pues definitivamente no me es molesta su actitud.
B.- ¿En serio?
C.- Absolutamente
B.- ¿Ni un poco?
C.- Para nada
B.- Sabes, yo creo que no es mi culpa tu incomodidad.
C.- ¿No lo es?
B.- Ni un poquito. Creo que quien tiene la culpa irremediablemente es él (señalando a A).
C.- ¿A sí?… ¿lo es? (A se muestra confundido).
B.- ¡Sí, lo es! Porque sabes, yo no fui el primero en llegar, ni tú tampoco (comienza a rebuscar entre sus cosas y después de sacar mucha comida, saca unos lentes, aparenta ser un filósofo). Ambos nos vimos obligados a someternos al orden dado por aquel que llegó primero.
C.- Sin duda.
B.- Sabes yo creo que él tiene la culpa ya que no respetó el orden establecido por ese elemento que nos ubica y decidió sentarse en cualquier lugar. Sabes, eso nos convierte a ambos en cualquiera.
C.- ¿Cualquiera?… ¡no!, ¡absolutamente no!… ¡yo no puedo ser cualquiera, eso definitivamente no complace a mi yo!, y si mi yo no está a gusto, ¡yo no estoy a gusto!
B.- (a A) Ves mi amigo lo que has hecho.
A.- ¿Yo?
B.- (Sorprendido) Sí, tú. Has exaltado a nuestro vecino.
A.- (Bajo) Él lo ha hecho solo.
B.- No ha sido él. Pero te diré lo que debes hacer, tú te sientas en éste (señala el cubo verde) y todos podemos ser felices.
A.- Pero tú tampoco te sentaste en el que te correspondía. (Silencio profundo, B lo mira fijamente).
B.- Pero sabes, ha sido porque tú no lo has hecho primero mi amigo, ¡lo que tú debes hacer es cambiarte al lugar que te corresponde!
A.- Estoy cómodo aquí.
C.- A ver, hay que arreglar esta situación, obviamente estamos revueltos en esta incoherencia, la comodidad es lo que menos importa dadas la circunstancias (a B) ¿o no? (B asiente). Bien sabes mi amigo, todos nosotros tenemos un elemento en particular que nos define y eso es algo que hay que respetar.
A.- Pero si nos movemos, estaremos atentos a tu comodidad. (Silencio profundo, C lo mira fijamente).
C.- ¡Pero ese orden ya está dado!, si no lo hacemos seremos cualquiera y yo no puedo ser cualquiera.
B.- Sabes, no entiendo el problema, (a A) ¡tú problema!
C.- ¡Es una actitud por demás desconsiderada!, dos personas queremos hacer respetar…
A.- (lo interrumpe) A mí me gusta mucho caminar…
C.- El…
A.- Camino siempre…
C.- ¡orden!…
A.- a veces me detengo…
C.- ¡de las cosas!
A.- Pero siempre sigo. No como muy a menudo, tampoco limpio constantemente, no sufro de gulitis, ni de irritabilidad aguda, tampoco intento seguir “el orden de las cosas”. (Con el texto, A se ha puesto de pie y en primer plano mira al frente con nostalgia. Poco a poco B y C mueven los cubos a su conveniencia, C queda en primer plano, B más atrás y dejan el cubo verde de A al fondo junto con sus cosas.) No he hablado con nadie más que conmigo mismo, no sé más de lo que necesito, no hablo más de lo que quiero. Caminar me pone a gusto, caminar y pensar en lo que hay más allá en el sendero. Eso me ha traído aquí por años y cada vez cambian los lugares (se acerca a su maleta como si hubiese sabido a la perfección dónde se encontraban). Yo adoro caminar, pero más adoro llegar a este lugar y tener la oportunidad de encontrar otro sendero que me permita continuar (hace caso a la flecha del cubo que ha sido cambiada de posición y sale).
B.- Sabes, pensé que no hablaba.
C.- Sí…
(B saca más comida de su maleta, le extiende la mano a C, quien la desinfecta antes de estrecharla, B toma sus maletas y sale por donde entró. C observa el lugar por el cual salió).
C.- Bueno, he descubierto que tengo fobia a la soledad. (Saca una lista de su maleta y tacha un renglón). Con esta son treinta y tres. (Coge sus maletas y sale por donde entró, al mismo tiempo, A vuelve a entrar con un color diferente de bufanda y gorro además de un paraguas, repite sus acciones del inicio y se sienta en un color diferente al suyo. Suspira).