mi vida como liebre lleva una bala
está en apuros y mira
entre las margaritas aplastadas y el granizo
cómo levanta el día sus alas de la hierba
en este punto de la llanura que desaparece
entre el miedo y la luz
donde el árbol solista canta muy despacio
*
estuve llamando con el nombre equivocado
lo que vino habló y habló en una lengua desconocida
abracé la destemplanza y la fruición de los materiales
de noche al apoyar el oído en la almohada latían
barrios remotos iluminados como pequeños altares
las palabras despeñaban una y otra vez
una admonición que no estaba en mí comprender
*
entonces vi que la ciudad se hundía
y grité después mucho después
un grito que me llevó de mí hasta el tiempo
y no se oyó
dónde era que yo rogaba por nosotros
los que íbamos
íbamos
con las aguas y las flores y los restos
de una frase a medio decir
porque el No alumbraba ese lugar inmenso
donde el viento de las palabras
soplaba sin cesar
y nos apagaba
una vez
escuché a la niña inca detenida en la montaña
sostuve su pequeña mano en la mía
su mano tocaba la hierba de un reino
y la posé sobre mi pecho
cada cosa anhelada irradia un silencio que protege
me fue concedido sostener una pequeña mano
en las sombras de la montaña
y cantar lo inusitado lo breve de un cielo
que se espanta con el pensamiento
*
no supo ir al paso
inhaló el peligro del rayo
que apuraba su sangre
la punta del mundo se infectó en la herida
tuvo madre breve como la sombra de un pájaro
sobre su lomo
ella le dio de comer de sus ojos
hojas mordidas por el frío
se le deshizo en la lengua
el nombre de aquel alimento
y desde entonces busca entre las piedras
la danza de sus sonidos
nunca dicha la curva
que oculta lágrimas
en lo alto de la pena
la frontera de la noche por venir
reverbera en sus patas
en el remolino de la crin
la palabra dicha
a un caballo
*
y si ya no fueran sustento
estas flores por desventura
si el temblor de las hojas del tilo
ya no fuera sustento
si a partir de ahora
el aire que respiro
solo se desconsolara no se encaminara
al canto de salutación
si así resulta
si nada cuenta como abrigo
a la fragilidad de una gramática
si el rumor del bosque
da muerte a su animal
si así fuera perder pie
el pie iluso
y el otro sin nacer
pasos que desafinan el mundo
sobre una casa anegada
si así fuera vivir
un viraje en mi respiración
de allí me arrancaría
por amor a un sonido
primero y último sonido
de un alfabeto que insiste
en mover la arena de los vestidos
donde un niño ha llorado
de allí me arrancaría girando mis almas
hasta vaciarlas de toda espera
hasta el vacío que renueva
los tesoros sin habla de la noche
*
ya no sirve el rezo de los brazos
ni el ojo encandilado
ni el ojo adivino
ni la boca ilusionista que se abre
aquí el descenso de agua bendita
y de agua envenenada
por hambre
diástole y sístole de una sola vida
aquí cada cosa se vuelve aterradora
por no saber morir
tres mujeres me contaron
que vieron pasar el cielo una sola vez
y fue cuando leían a la luz de la casa demolida
donde yo escondí el corazón
diástole y sístole de una sola vida
aquí donde la muerte me prepara
doy vueltas como una oveja esquilada
a la que asusta su reciente levedad
lo poco que pesa una herida expuesta
*
ahora escribo sobre una piedra de afilar
relampaguea el sonido
de mi pequeñez y mi violencia
los pies en la inquietud
de los que cruzan de noche una frontera
deseosos de alcanzar suave hospitalidad
nadie aquí puede dar un paso hacia la salida
gota a gota la vejez ahueca los panales
y cae la última miel del mundo sobre mi lengua
ningún abrigo
solo el frenesí de lo viviente como un nervio lastimado
poco ya para decir
debajo de cada palabra tiene miedo el suelo del mundo
*
el hachazo no se vio
entró por las hojas y los pájaros
el grito destemplado del chimango
durante años y sin darse a conocer
alguien le dejó su sangre intranquila
es mujer dijeron
sorprende que así
toreada por la muerte
se sostenga
su balido de oveja negra urgido a salir
por la boca del matarife
*
escucha el relincho del caballo de los muertos
viene subiendo del otro lado de la colina
escucha sus cascos
su resuello empeorado por tu agitación
tienes el canto desprotegido
bajo los finos cabellos de la lluvia
el caballo sube del otro lado y tropieza con tu miedo
retoma su marcha
llega el verano y no derrite la pena
amontonada como nieve contra tu puerta
miras sin decir
con qué ligereza se desplazan las nubes
en la respiración del caballo de los muertos
cómo se repliega lo que ampara
y te abrazas a una flor a su pecho
donde todo alrededor se esconde
*
riamos del zigzag que hace la vida cuando pasa
como liebre escurridiza
corre y despista su pradera
oh dicha radiante sortear con esa gracia
el pequeño fin
*
_____________
Estos poemas pertenecen al libro El cielo una sola vez, editado por Hilos Editora en el 2016.
Imagen: Cortesía de Laura Makabresku.