Para cuando decidimos el tema de este número, ya habían pasado algunos días de cuarentena. Nos ajustábamos al aislamiento mientras leíamos noticias y estadísticas. Habíamos tenido varias clases remotas y revisábamos los procesos de Temporales en reuniones de Zoom. En una de ellas, surgió la idea de escribir un texto colectivo para la editorial.
Entonces, se abría la pregunta: ¿Cómo escribir juntos si no estamos juntos?
Cuarentena
(2020)
I
Hay un escenario grande casi a oscuras. En él están varias personas dispersas. Cada una es bañada por una luz blanca o amarillenta, del color que proyectan los focos caseros y que marcan un rectángulo en el suelo alrededor de cada uno. Algunos cocinan, duermen, hacen ejercicio, abren un libro o teclean en una laptop. Las acciones son silentes.
ESTEFANÍA C (voz off) :
Toque de almas
Al primer día desaparecieron los rugidos
de las motos;
al tercero, el zumbido de las chimeneas
industriales;
al quinto día se oyó el cantar de las cigarras
y el ulular del viento,
inusualmente violento para ser marzo.
Al sexto día se escucharon por primera vez las campanas
de la iglesia:
una secuencia de tres toques secos
a eso de las nueve.
“Anuncian el toque de almas”, dijo mamá,
que es como decirle a un niño
que su mamá lo está llamando.
A la séptima noche vuelven a sonar las campanas
que repican y repican
aunque ya no queda nadie afuera
Un rectángulo queda en luz intensa, los demás en penumbra, aunque todos siguen con sus actividades. Suena música y el ruido del roce de platos lavándose y cacerolas hirviendo.
LAURA G:
Ya lo traíamos por costumbre. Los besos solo en casa, el cine entre las cobijas y el restaurante en la página de domicilios. Un brinco nervioso cuando nuestras manos se rozaban por accidente en la calle y el estómago de adentro hacia afuera si se nos escapaban cariños de más en el metro. Amor doméstico de doble llave, de puertas adentro y ventanas cerradas. ¿No te das cuenta, bella mía, que la fiesta siempre hemos sido tú y yo bailando en la cocina?
La música se lleva las palabras y los ruidos hasta opacarlos por completo. En seguida se enciende otro rectángulo a medida que pasan las pistas de más canciones.
ANA PAULA (a veces debe hablar alto para superar a la música):
… Entonces, el domingo en la noche después de salir a hacer mandado en familia —la única salida que nos damos el lujo de tener— volvimos al depa a tomar, comer y bailar las canciones que nunca podríamos bailar en un bar —porque nunca las ponen— nuestras canciones favoritas. A la una de la mañana, saltando por todo el departamento, yo con unas orejas de gato, mi amigo ruso con una máscara de lobo, y mi otro roommate con un gin and tonic en la mano. Estábamos siendo nosotros.
El landlord nos tocó la puerta y no dijo nada, sólo sonrió ante las disculpas y volvió a la cama. Quizá esta pandemia ha sacado lo peor en las personas que, por naturaleza, son paranoicas y es justo. Pero quiero creer que también ha sacado la empatía y solidaridad en todos. Por lo menos eso ha sido en mi departamento, en mi edificio, en mi trabajo, entre mis compañeros de clase y mi familia. Quédense en casa y sean amables el uno con el otro pero, aún más importante, sean amables con ustedes mismos.
El último track desaparece. Un nuevo espacio se ilumina:
CAMILA:
aislada
me siento a escribir en el piso del apartamento
hoy hay sol
entra por las ventanas que dan al parque al fin vacío
no tenemos carne
pronto habrá que salir al supermercado a ver qué tienen
en el Bronx no hay Whole Foods ni Trader Joe’s
que le pidan a sus clientes entrar en pequeños grupos
ni hacer fila a seis pies de distancia
este super está lleno de gente pero no hay arroz
mi esposo juega con el perro en el otro cuadro de luz en el piso de la sala
agradezco
tengo trabajo y dinero
agradezco
mi esposo es amable
mi perro es amoroso y me mantiene alerta
agradezco
tengo wifi y zoom
sé que hay un face mask en este apartamento
reflexiono
esta pandemia nos tiene en lo virtual
yo lo que quiero es distracción
suficiente reflexión sobre el sistema de salud tengo leyendo las noticias
masaje de Whatsapp: murió la mamá de una amiga
por el virus
esta pandemia no es un documental
una tira cómica
un ensayo académico
es diferente leer cifras
a imaginarse a Carla llorando en su casa o en el hospital
recibiendo los mensajes de pésame
quisiera tener algo que hacer
con mi cuerpo
más que quedarme sentada en el piso del apartamento
recibiendo el sol
Por entre los rectángulos, ahora en luz tenue pasan personas con guantes y máscarillas. Caminan rápido.
SERGIO:
A varios kilómetros de distancia hay un lugar al que no se puede entrar. Quien llegue deberá dar un rodeo bastante largo, si es que quiere seguir más allá, o sencillamente pegar la vuelta porque hay muchos a la espera y el territorio circundante ha agotado su superficie.
Desde dentro del lugar las cosas se ven diferentes aun cuando sean apenas distintas. El espacio adyacente está despejado, tan solo llegan por la carretera los animales extraviados, que nunca son muchos. Algo se ha invertido en ellos, adoptaron como hogar el pavimento. Todo lo demás les resulta ajeno.
¿Cómo es posible que lo mismo sea distinto hasta el punto de asumir más de una realidad? (El escenario queda a oscuras.)
No sabemos quién está adentro del lugar, quién ha debido esperar afuera, quién tuvo que seguir más allá, quién se vio forzado a volver. Bastante intercambiables y desechables desde la perspectiva del sedentario, el que ha preferido no ir.
SARA:
II
En cada rectángulo, las personas repiten la misma actividad una y otra vez. Si alguien barre, por ejemplo, al terminar riega el polvo para hacerlo de nuevo. En la pared, está escrito:
JUAN:
Quedarse en casa—quiero decir; realmente quedarse: habitar la casa con desesperación—puede bien ser un atajo hasta las cosas más sublimes, hacia cosas que ni un gran viajero vería. Me refiero, por ejemplo, a que hay un secreto vaso comunicante entre un plato mal lavado y una ballena a la orilla del mar, o a que en noches de insomnio, cuando las persianas dibujan patrones de luz en el techo, algunos objetos se desdientan y sonríen. No se trata de metaforizar a lo bruto, ni de andar buscándole tres pies al gato. Me encanta la literalidad rudimentaria. Yo soy el primero en sospechar de los excesos barrocos en la literatura, pero hablando en serio ¿cuántas veces —de haber un número, quizá—puede uno ver una escoba inclinada sobre la pared al arrebolarse el cielo de la tarde sin pensar en un viejo que ha sobrevivido a sus amigos?
LILA: (Voz off)
En este caso, tocar está vedado a menos que los objetos sean debidamente disciplinados a una limpieza estricta. Disciplinarse también a que las manos, los dedos, no vayan a la cara, una acción que realizamos sin darnos cuenta cientos de veces por día. ¿Qué nos lleva a tocarnos la cara? ¿Por qué es inevitable que la yema de los dedos o la palma de la mano se deslice o se apoye en la superficie de la cara desde que flotamos en el útero? Por ejemplo, ahora, mi pulgar izquierdo está debajo del mentón, el índice doblado sobre los labios, como si ese gesto de tapar los labios diera la posibilidad de pluridimensionar mejor. Y así, ir pasando de una posición a otra, cuando el pulgar se corre hacia la base del maxilar izquierdo, el índice bordea el nacimiento de la oreja y el resto de los dedos se doblan para sostener la mejilla, o cuando el índice pasa de la oreja a los labios o sostiene el mentón junto con el pulgar, rodeándolo. Son gestos amorosos que ligan la sensibilidad de la piel con el proceso del pensamiento como consecuencia, en este momento, de la escritura a mano. (Oscuro)
III
En la pared está escrito:
¿ escribimos ?
LAURA L:
El pulso tirita
ante el arribo
al puerto final
digo no temas
y sonrío, y me castigo
por hacer del caos-virus
del presidio-planetario
el pre
texto
¿solidario?
para no desembarcar
LENI:
cae polen sobre la espalda
neumonía lobar
en crisálida de cuarentena
el principal órgano respiratorio
la piel
te aguarda
el panal torácico
incuba
larva
jóvenes brotes
persiguiendo luz diurna
remontan la saliva
inflaman la garganta
orgía
de estambre
y estigma
inocente
deseo
de alimentar
abejas
LUCÍA:
explosiones amarillas inclinan la cabeza frente a la ventana cargan a cuestas la primavera
reclusa entre líneas en casa cueva espantando onomatopeyas de pulmón entre tomas
de temperatura y alivio de no levitar en fiebre cuando oyes que eres una ofrenda
sacrificial para beneficio de la bolsa de valores te preguntas qué valores
te preguntas por los muertos por los muertos que duelen desde lejos y ojalá
que no duelan desde cerca y tratas de no tocarte la cara con las manos de no
cubrirte los ojos porque cuando los des-cubres encuentras toda vía a merced de
mutaciones de futuro enmascaradas
GERMÁN: resuenan
gargantas contaminadas
y manos desbaratadas de microcosmos
Veneno veneno el hambre de los enfermos
Veneno veneno el aire veneno el viento
Veneno nuestro gobierno
MARIELA:
el muerto
la muerta
la suma constante de muertes
el oficio de muerto
el pasaporte de muerta
la zona postal de todos muertos
incluso
la mort que muere
les mots qui meurent
all over the place here comes death
FOTOGRAFÍAS EN ESTA EDICIÓN
Dmitry Farnetti (1984, Moscow, USSR) Trabaja como editor de vídeo desde el 2005 y desde el 2019 como camarógrafo y operador de cámara participando en proyectos artísticos en vídeo. Lleva varios años capturando luz natural. En @dmittryfarnetti, Instagram que administra desde el 2019, presenta su trabajo desarrollado con una Nikon d5100 usando sobre todo un Nikkor 50mm 1.4. Su tiempo favorito del año es el invierno avanzado cuando sigue habiendo mucha nieve, pero algo comienza a cambiar en el aire y la luz solar es ya distinta.