Cristina Morell Burgalat
Foto por Juan Cuock
Diez Personas sin suerte
Cuauhtémoc Ponce
Amazon · 2020
184 pp.
Barcelona, 2021. Leer la novela Diez personas sin suerte produce tanto placer, hasta el punto de considerarse una persona con buena suerte.
El escritor mexicano Cuauhtémoc Ponce es conocido por sus finales inesperados y sorprendentes. Ponce es un autor con voz propia y un maestro de los finales insospechados, modalidad que ha convertido en una forma de escritura peculiar. Tanto así, que es aclamado en varias redes sociales y reconocido porque sus narraciones no dejan indiferente, y animan a una fácil comprensión de lectura. Sus cuentos parecen anécdotas cotidianas. Se encuadra en el movimiento minimalista denominado “realismo sucio” (dirty realism), corriente literaria representada por escritores como: Bukowski, Carver, Roger Wolfe, Marcelo Lillo, entre otros. Cada autor le da un enfoque personal, pero todos coinciden en la tendencia a la sobriedad, a la moderación en el uso de las palabras, en evadir figuras retóricas, en utilizar frases cortas empleando descripciones vulgares y en trasladar a los personajes a una vida cotidiana y común. Se refugian temas como: sexo, alcohol, marihuana, machismo y una inclinación a tratar a las mujeres como meros objetos de placer.
La novela Diez personas sin suerte es divertida, original, de calidad y con mucho sentido del humor. Un humor que deviene de lo imprevisto. Asimismo, es caracterizada por ser redonda, coral y equilibrada.
El autor reúne a diez personajes todos ellos igual de importantes, donde cada uno explica su propia historia como si fuera una terapia, como si buscaran el remedio a su suerte. Son historias cotidianas que muestran un mundo agónico, cruel, una visión desilusionada de la vida y sobre el cual es imposible no realizar una reflexión.
La novela da visibilidad a una serie de personajes olvidados por la sociedad: desempleados, prostitutas, suicidas. Rompe con la “romantización” de la pobreza y la desgracia, mostrando la cruda realidad con humor. Así comienzan sus historias:
Mi nombre es Jorge Rosado, tengo 52 años, casado, padre de tres hijos, desempleado, dos intentos fallidos de suicidio y esta es mi historia (…)
Mi nombre es Ana Reynoso, alias la caperucita loca, tengo 35 años, exprostituta, madre de 4 hijos de diferente padre, mi madre está en un hospital psiquiátrico, cuido de mi abuela de 87 años. Ahora tengo un puesto de jugos y esta es mi historia (…)
Mi nombre es Antonio, 22 años, huérfano, sin empleo. En estos 15 días me han atropellado, he sido asaltado 3 veces por la misma persona. He sido arrestado, me quedé sin hogar y esta es mi historia (…)
Mi nombre es Laura, (…) nací en la ciudad de México, hace 33 años, pero mis padres nacieron en Sinaloa y ahora viven en Houston Texas (…) Soy licenciada en energías renovables (…)
Los personajes son víctimas de los despropósitos y de un destino caprichoso; son personas con sus debilidades, virtudes, defectos y sueños quienes sufren los acontecimientos y por eso son creíbles. La personalidad de los personajes es concisa y convencional, insertados en un contexto que les da vida. Estos reflejan un mundo amargo de perdedores, con los sentimientos a flor de piel e instinto de supervivencia provocando que el lector se sumerja directamente en la conciencia de los personajes.
El lenguaje que utiliza el escritor es directo, natural, fluido y sencillo. Las oraciones son simples y la dicción coloquial exhiben la actitud de los personajes. Pero lo remarcable es el sentido del humor que el autor emplea en sus personajes para hacerles sus vidas menos tristes. Con ello, consigue del lector ternura, empatía y una permanente sonrisa. Del mismo modo, el humor del autor proporciona a sus personajes una manera de asumirse a la vida, reafirmarla y enfrentarse a ella con fuerzas, ganas y energía. Lo cómico se consigue por el choque del sentido y el sinsentido; lo exagerado y lo normal; lo que se dice y lo que no se dice.
Sin duda alguna, Diez personas sin suerte es un escrito adictivo, de consumo rápido en el que se tiene la sensación de que se está compartiendo escena con los protagonistas y sus estados de ánimo.
Cristina Morell Burgalat (Barcelona ·1963) estudió derecho en su ciudad natal. Ha trabajado en la gestión y diseño de proyectos artísticos, como programadora de teatros, festivales de danza, música y teatro, directora de eventos y management de compañías de artes escénicas. Actualmente compagina su trabajo en el mundo jurídico con su gran pasión que es la literatura. Le interesa escribir reseñas sobre nuevos/as escritores/as poco convencionales. Es malvada, pero no ejerce.