LUGAR, ESTE ANIMAL
Por todas partes hay esto que se llama lugar,
el animal, ya lo dijo Boccanera, más grande
de la tierra. Su existir es un rebalse
de centros y orillas. Le sobran nombres:
se llama ciudad, roca, montaña, metedero;
le nacen árboles, gentes, trenes, caballos
y cosas que están en su lugar o fuera de lugar.
Sólo el lugar no está fuera de lugar. Uno cruza
diez mil kilómetros para dar con el lugar.
Uno mastica otro idioma para caber en el lugar.
Uno improvisa vida, alquila un pedazo de lugar,
le crecen hijos que ya son de otro lugar.
Uno puede irse de tal o cual lugar, extrañarle
una esquina, un árbol, cierto atardecer.
El único lugar seguro, el del nunca irse,
está abajo, en el lugar más hondo del lugar,
allí donde la tierra nos abre, por fin, el lugar definitivo.
ESTE LADO ARRIBA
Sobre una idea de Jerry Seinfeld
La vida se va en cajas. Uno mira alrededor
y comprueba sin esfuerzo que todo tiene su empaque:
desde las máquinas domésticas que se aparecen
en todas las esquinas de la casa hasta esas
cajitas diminutas que prometían amores eternos.
Entre cajas se vive. Casa, metro, ascensor, oficina.
Cajas nuestras de cada día. Cada caja nos impones
sus centímetros y determina nuestros hábitos.
Uno se va y vuelve cargado de paquetes.
¿Qué trajiste querido? Y ya se sabe la respuesta.
La vida se va en buscar la caja ideal. Hasta que un día
damos con la caja perfecta, el envoltorio
definitivo hecho a nuestra medida. El único
inconveniente es que no hay tijeras que valgan
porque uno está adentro.