Fotografía en vida
Vivir en Punta Arenas es algo complicado pero bello a la vez. Es muy contradictorio. El estudiante vive en una noche eterna: se levanta con la luna y vuelve a su casa cuando ya anochece. Es dura la vida del estudiante magallánico: se levanta con frío y la pesadez de un nuevo día. Es duro pero es bello porque cuando empieza a amanecer uno ve por la ventana cómo el sol sale por el mar de un color naranjo tan fuerte.
El amanecer de acá es único, ningún día es igual que el anterior.
Otra de las cosas bellas de Punta Arenas es su invierno. Es algo mágico. Cuando nieva no hay noche porque el cielo está demasiado blanco para que se oscurezca y la nieve lo cubre todo. Es como un ritual de limpieza.
Una vez que nieva todo queda liso y puro y cuando uno sale por la mañana puede ver alguna que otra solitaria huella de nieve. Es que en serio Magallanes no tiene nada que envidiar al invierno que vemos en las películas; es mucho más calmado e iluminado, la gente anda con más calma y se toma su tiempo para hacer las cosas. Eso para mí es muy bonito. Cuando escarcha es como si uno caminara por un piso de diamantes.
Magallanes es muy conocido por sus fuertes vientos, pero en primavera y verano hay días en que se calma un poco y pareciera que los árboles no se mueven ni un poco. Cuando sucede eso, y en ese mismo momento no pasa ningún auto por la noche, y tampoco pasa nadie, en ese preciso momento es como si el tiempo se detuviera y creara momentáneamente una fotografía en vida. Ver eso es una de las mejores cosas en la vida.
Acá es muy bello por muchos motivos. La gente se esfuerza por todo: desde tener que juntar su plata para la locomoción, hasta tener que irse de la ciudad para buscar un mejor futuro.
Pero siempre vuelven. Porque esta tierra es mágica desde nuestros ancestros. Es mágica ahora y será mágica siempre. Además dicen que uno vuelve a los lugares que ama en la vida y acá es imposible no sentir amor; tal vez por la casa, o por los lugares más comunes, pero algo tiene de especial este lugar, que el frío y la gente hacen estas pequeñas cosas especiales.
Finis Mundi
¿Qué será interesante contar sobre el lugar tan alejado y tan pequeño en el que vivimos?
Pienso en una respuesta y me doy cuenta de que la región de Magallanes y la Antártica Chilena posee sus propias maravillas. Incluso la gente que vive acá es igual de maravillosa.
Esto se debe a que nosotros somos muy del hogar. El clima que yace aquí es bastante diverso e inesperado, debido a que podemos tener las cuatro estaciones en un día. Aunque no lo crean así es. Puede que nos encontremos con una mañana de sol muy hermosa, pero en un par de horas puede que comience a nevar o a llover con vientos de 102 kilómetros por hora o más. Esto causa que la gente se tenga que aferrar a algo para no dejarse arrastrar por el viento. Tal vez nuestro clima no sea muy tentador; sin embargo, es una de las tantas cosas que nos definen como magallánicos.
Eso y nuestra forma de hablar, la cual es muy peculiar, dado que estamos ubicados muy cerca de la Patagonia Argentina. Esta característica se hace notar mucho más cuando viajamos al norte del país. La mayoría nos suele decir que “hablamos cantadito” y nos preguntan si somos de Punta Arenas, con lo cual terminan acertando. Hace un año tuve que realizar una encuesta sobre si esta característica nos hacía enorgullecer como magallánicos: la mayoría dijo que sí, y me incluyo en eso, ya que no hay nada mejor que identificarse con el lugar de donde uno proviene.
Dije que nosotros somos muy del hogar. Lo que quiero decir es que nos gusta pasar el día en casa, ya que como el clima no está a nuestro favor, preferimos quedarnos aquí con la familia. Nosotros los adolescentes somos muy dependientes de nuestros padres. Recién cumplimos la mayoría de edad a los dieciocho años. Tal vez eso les parezca extraño. En su mayoría algunos no dejan la casa hasta los veinticinco.
Pienso también en el paisaje. En las mañanas, cuando el sol vuelve a nacer, sale por el Estrecho de Magallanes. Es una de las cosas más hermosas que he visto, ya que pareciera que el cielo se ruboriza. También nuestros árboles son diferentes a los del resto del país: su tronco es grande y ancho, ya que deben crecer fuertes y resistentes para soportar la arrasadora brisa. Estos se suelen ver muy esplendorosos cuando llega el invierno y la nieve los tiñe de blanco. Sucede algo similar con el otoño: las hojas pintadas de amarillo, con la ayuda de las ráfagas, parecen lluvia de oro. Suena como magia.
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¿Cómo se enamora la gente aquí?
Al ser un lugar tan diminuto todos se conocen. Es muy frecuente usar la frase ¿Por qué Punta Arenas es tan chico?, y casi nunca con un tono de satisfacción. Aun así, aquello tiene sus beneficios. Por ejemplo: si a un chico le gusta una chica es muy probable que tengan un amigo en común (hablo en serio). Lo que se suele hacer en esta situación es que el amigo del chico le haga “gancho”, es decir, le cuente cosas buenas de él a la chica, o cree oportunidades para que ellos se junten y conversen. Es difícil hablar de coincidencias en esta ciudad, todos se conocen de una u otra manera.
Este lugar es muy tranquilo. No ha habido ninguna clase de terremotos hace décadas. La delincuencia existe, pero no está en su máximo grado. Se suele decir que es un lugar para viejitos, de lo apacible que puede llegar a ser.
He contado demasiadas cosas bellas. Pero quiero que conozcan lo que es la realidad aquí, aun si tengo que comentar cosas no tan buenas.
Sí, es un lugar pequeño, y sí es un lugar bastante alejado del mundo, lo que tiene como consecuencia que las oportunidades no sean suficientes. Conozco a gente con harto talento, con sueños que quieren realizar y aquí no es del todo posible.
A pesar de todo yo sigo queriendo a mi finis mundi.