La poesía de jóvenes bolivianas ha irrumpido en el panorama literario boliviano en los últimos años con mucha fuerza, es así que la revista Temporales ha preparado una breve muestra de autoras nacidas a finales del 80 e inicios del 90. En este dossier los lectores podrán vislumbrar algunas temáticas que abordan las autoras: la búsqueda incesante y la reafirmación en los poemas de Melissa Sauma; la potencia sensorial, en los poemas de Valeria Sandi y la reconfiguración de los paisajes y las relaciones a través de lo virtual, en los escritos de Lucía Carvalho.
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MELISSA SAUMA VACA
Cíclica
He sido tantas veces la misma
que hoy quiero ser otra
desvestirme de mí,
despojarme
de todos los adjetivos
que en mi nombre se alzaron,
vaciarme de todos los nombres
que sobre mí han caído,
los que me dijeron
y los que me dije.
Quiero olvidar
las palabras que escribí
las ciudades que amé
los rostros de las despedidas.
Alejarme despacio de esa casa
y caminar tanto, tanto
que ya no recuerde
la calle, el número, los árboles del patio.
Y es que he sido la misma tantas veces
que hoy quiero ser otra
o tantas otras como pueda ser.
Tantas veces que pueda
finalmente
ser la misma.
Hoy
Camino descalza y en mis huellas siembro el fuego.
He viajado tanto en busca de la luz
que finalmente he descubierto
que todo viaje es luz
y que hay en cada palabra un viaje nuevo.
He vuelto a habitarme.
Soy.
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VALERIA SANDI PEÑA
Un sol de despedida
El sol
está seco
50 céntimos
de su luz
caen sobre mi tierra.
Sentí su calor
quise sembrarlo
en mi jardín
pues llega
el brazo del invierno
y las hierbas
empiezan a enfriar
mi piel.
Miro el sol
gotea
parecido
a mi ropa
mojada nuestra historia.
mi tacto no entiende
como su luz
no puede ser
un ave suspendida
Hoy
desde los céntimos
de ésta mirada
veo un sol ahogándose
seré
la que deba
continuar con el sacrificio
exprimir
desde la izquierda
todo lo que se debe secar
lo que ya no arde
y esperar
desnuda
el abrazo del invierno.
Se mueve la despedida
Estoy de nuevo
en plena vía del recuerdo
los latidos del cielo
agitan las gotas
que anuncian
marcar mi piel.
Son los duelos de la carne
que aspiran abrir
este cuerpo
en tajadas.
Abanico del sollozo
mueve el dolor
hacia las entrañas del olvido
en tus ojos
me voy desfigurando
¿A dónde miras ahora?
me derramo
en cada uno de tus pasos.
El tiempo nuestro
es un brebaje
a fuego lento
desde donde
voy tomando
todo el desgarro.
Nuestro soporte.
Llevaba menos calcio
en los huesos.
En mis vértebras
cayó el invierno
¿Dónde miras ahora?
no es ni mediodía
y me apuntan
todas las ampollas
abiertas del cielo.
Tienen olor a humedad
estos ojos.
Y mi cuerpo
ahora doblado
sobre el adiós.
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LUCÍA CARVALHO
Cables y ruiditos
Esos días parecen horas
las horas parecen minutos
Interrumpidos
por cristales
Ese día parece una imagen
Interrumpida
por la estática
Interrumpida
por píxeles
Todos los días parecen mensajes
Interrumpidos
por caritas formadas con signos de
puntuación
Anunciados por vibración
Y el presente parece un viaje en micro
Interrumpido
por huecos en el camino
por vidrios que atraviesan las llantas
Y nosotros parecemos un llamada telefónica
Interrumpida
por un mensaje de voz
por un corte eléctrico
Esos días se queman lento
y las horas se purifican
Esas horas se desintegran
yo me quedo mirando el fuego,
vos te quedas en la llamada
entre cables y ruiditos.
Plazas y plazuelas
Una banca en la plaza
sin sombras
sin descanso.
Aquí no quedan árboles
quedan faroles rotos y basureros vacíos
Este momento virtual que tengo en mi cabeza
es interrumpido
Corte
y reinicio
Vos, con tus piernas abiertas
ocupando el 70 por ciento de la banca
Vos,
ocupando el 80 por ciento del oxígeno
el 100 por ciento de la sombra
y del descanso
Yo hablando
conmigo misma
pero en voz alta
Mirándome en el espejo amarillo de tus gafas,
ocupando el 20 por ciento de tu mirada
Ya no se entiende
se enredan las palabras
Se enredan y se caen
y las pisas
Vos y yo, cero por ciento7
Yo solo busco sombra