Veronika Valentova
Ilustración por Jaque Jours
Adela desaparece
María Dulce Kugler
Ediciones I.E.U.F. · 2019
200 pp.
La autora presenta su novela como una autobiografía interior. La utilización de la palabra “autobiografía” parece oportuna aunque sea una obra de ficción. ¿No es la esencia del trabajo de un escritor trazar un mapa de eventos interiores que nacen en su mente? Narrando una historia de mujeres ligadas por un secreto de familia, María Dulce Kugler revela los secretos de la memoria colectiva.
Como en sus libros anteriores – A la sombra (novela) y La mujer fuente (cuadros eróticos), la autora argentina desarrolla su tema predilecto de los misterios de la feminidad. Esta vez, la narración se concentra en el personaje de Adela, una mujer casi salvaje, solitaria e independiente, que vive en la orilla del mar en una casa abandonada. Es aquí donde al principio del relato pare una niña y la llama también Adela.
La protagonista es una mujer primitiva y casi mítica que se somete solo a sus instintos y a las reglas de la naturaleza. Una vez por año se acopla con el padre Océano para dar a luz a otra hija en primavera. Este ritual anual se interrumpe temporalmente tras la desaparición de la primera hija, Adelita, durante el acto sexual de la madre con el desconocido. Ese momento es el punto de partida de la culpabilidad de Adela, aún más dolorosa porque es ocultada y nunca confesada. El conflicto interior entre la amante y la madre, entre los dos papeles que desempeñan tradicionalmente las mujeres, se presenta aquí de la manera más trágica y traumática.
El deseo sexual ciego de Adela causa un desastre durable por el que va a pagar toda la familia. La imagen de la hija perdida domina la atmósfera en la casa que se llena gradualmente con otras niñas que Adela concibe con el padre Océano: Marina, otra Adela, Lea, Elena, Sara y Elsa. Sin ser conscientes del secreto de familia, las hijas de Adela están atrapadas en él como en una red de pesca. El hogar familiar se convierte en una prisión con muros invisibles, de la que parece casi imposible escapar.
La casa se presenta como un organismo enorme y vivo; una barriga maternal que crece a medida que la familia se multiplica. Las hijas tienen prohibido el acceso al último piso. La explicación oficial es que la escalera es frágil y peligrosa. ¿Pero no es en realidad que Adela impide a sus hijas adquirir consciencia del secreto de familia? ¿Y que no las deja volverse adultas e irse a vivir su propia vida? Aunque las hijas crecen, se quedan niñas, aprisionadas en cuerpos adultos, más ingenuas que inocentes.
A pesar del secreto de familia que pesa sobre todos los personajes, la novela celebra la autonomía y la fuerza de las mujeres. Al vivir al margen de la sociedad, Adela y sus hijas están liberadas de las convenciones tradicionales. Su manera de vivir les parece escandalosa a los habitantes del pueblo cercano. Allí reina la hipocresía, el miedo y el odio de la diferencia que representan Adela con sus hijas. Al mismo tiempo que la aversión, la protagonista provoca una fascinación muy fuerte en los habitantes, especialmente en los hombres. Adela ignora las relaciones mercantiles y ofrece su cuerpo por puro placer; es una bárbara libre y orgullosa que vive fuera de toda regla. Asimismo, se podría decir que permanece en una edad de oro de la que los habitantes del pueblo saben nada.
La narración incluye muchas imágenes, es sumamente poética y simbólica. A la vez, hay algo diáfano y sencillo en el estilo. Los elementos naturales juegan un papel importante. Las descripciones de la luz del sol y del mar crean impresiones visuales fuertes que proporcionan a la novela un escenario casi edénico. Los cuerpos hermosos se mueven en el espacio de una manera tan estética que recuerda a un mito griego. En fin, es un mundo de belleza donde lo feo no existe, porque lo feo no existe en la naturaleza.
La historia de Adela simboliza un regreso al origen del mundo, a un estado original sin pecado. Como en la Biblia, un deseo natural viene a destruir el ideal. La pérdida de Adelita provoca la expulsión del paraíso, el fin del tiempo de la inocencia. El acto sexual que tendría que ser la celebración de la vida se transforma en un sentimiento de la culpabilidad permanente.
¿Cómo salir del sufrimiento? Adela no busca ningún remedio, prefiriendo callarse. También, el contraste entre el silencio y la palabra tiene una significación especial en la novela. El silencio está vinculado con el origen, el tiempo primitivo. En comparación a sus hijas, Adela casi no habla, por el dolor de la pérdida y también por su naturaleza. El hombre de la cueva o padre Océano es también silencioso. Por el contrario, las hijas, durante los juegos, las discusiones y las conversaciones, charlan sin parar. Pero sus palabras son fútiles, ligeras y no permiten desentrañar el secreto de familia.
Algunas hijas se vuelven madres solas y tienen a su vez hijas, repitiendo la vida de su madre. Los hombres están casi ausentes en el texto, limitados a su función reproductiva. A esta cadena de tres generaciones de mujeres le falta solo un eslabón para ser indestructible – la pequeña Adela que desapareció. Al final, solo Marina se atreve a romper este círculo eterno a través de su relación imaginaria con la hermana perdida.
Gracias a su estilo luminoso, sus imágenes sugestivas y su tema original, la novela ganó el premio especial del jurado de l´Accademia Internazionale Il Convivio en 2018. En 2020 fue publicada en italiano con el título Adele sparisce.
Veronika Valentova (Praga, República Checa · 1974) estudió lenguas y literatura en Praga, Niza y París. Publicó dos novelas en checo – La Confusión de lenguas (2006) y Nicka conquista América (2012) – y un libro para niños, Sofía y Carlos (2017). Ganó el segundo premio del concurso organizado por la Casa de la francofonía en Bruselas por su cuento “Ritos Urbanos” (2016). Miembro del grupo literario plurilingüe Writingbrussels (writingbrussels.com). Trabaja como traductora para las instituciones de la Unión Europea en Bruselas.